Más de 750.000 fieles veneraron a la Virgen del Rosario
A 25 años de su primera aparición, personas de todo el país llegaron hasta San Nicolás. Crónica
de una jornada llena de fe.
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Tlam
Una multitudinaria expresión de fe popular se vivió esta jornada en San Nicolás, donde más de 750 mil devotos pidieron o agradecieron los dones recibidos por intercesión de María del Rosario, al cumplirse 25 años de la primera aparición de la Virgen a una vecina del lugar.
Fuentes religiosas y municipales consultadas por la agencia DyN estimaron en "más de 750 mil" el número de fieles que participó esta tarde de la procesión con la imagen mariana y la misa central presidida por el obispo local, Héctor Cardelli. Las ceremonias se realizaron en "el campito", donde se construye el templo pedido por la Virgen a Gladys Quiroga de Motta.
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Sin embargo, los voceros eclesiásticos consideraron que pudieron ser "cerca de un millón" los peregrinos que pasaron desde ayer por esta ciudad bonaerense que desde 1983, y especialmente los 25 de setiembre, vibra al ritmo de la fe. "Todo salió bien y en orden. Esta es una gracia más de las muchas que nos da la Virgen", dijo el presbítero Carlos Pérez, rector del santuario.
A las 15.08, la imagen de la Virgen salió del santuario en medio de una lluvia de pétalos de rosas, mientras una marea humana acompañaba su paso con aplausos y agitar de pañuelos y banderines celestes, blancos y rosados, hasta retornar a las 15.40 al "campito" para la misa central por el aniversario. Allí, entonaron el Feliz Cumpleaños a la Virgen.
La Ciudad de María, como se la conoce popularmente, se vio desbordada por peregrinos que desde hace semanas colmaron las reservas hoteleras o intentaron encontrar un lugar en las casas de los nicoleños, que abrieron sus puertas para recibirlos. Otros instalaron carpas en predios habilitados por el municipio y la mayoría comenzó a llegar a primera hora.
La ciudad, distante a unos 260 kilómetros de la capital, también se vio invadida de vendedores ambulantes que aprovecharon la movida mariana para hacerse el día, en una suerte de comercio religioso y no tanto, que las autoridades eclesiásticas calificaron de "abusivo".
