Esta semana hay varios
concursos y nos cruzamos con uno de los participantes, una suerte de
"Robocop sin la cubierta metálica". Véalo, el hombre se lo merece
por la valentía de caminar así por el centro.
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Leonardo Mirvois
Imagine que lo primero que debió hacer es buscar un lugar cercano para desnudarse y, paradójicamente, vestirse. Nada sencilla la tarea, porque no hablamos de “vestimenta convencional”, y venir en auto, ya “vestido”, era imposible. Tal vez una combi, vaya uno a saber cómo lo hizo.
Superada la fundamental meta del “donde”, debió acarrear todo lo necesario, cables, batería (con lo que pesa una batería de auto…), el correaje de abrojo, el minicomponente, etc. Fue otra misión dura.
Logrado con esfuerzo ese ítem, le quedaba definir “cuándo”, para tratar de conseguir el complejo mix publicidad-seguridad. Nosotros lo ayudamos con las fotos, pero nada podemos arriesgar sobre su suerte en la madrugada. Confiamos en que haya podido regresar con la batería en su lugar, lejos de alguna de esas seccionales donde los ocasionales compañeros suelen ser muy poco sociables.
Y, finalmente, llegó el momento de la puesta en escena. Fue esta noche, en Diagonal y Perú. Atrás quedaron la larga preparación, esa estoica depilación, tal vez hasta la resistencia familiar… En fin, no es fácil la vida de una “estatua viviente”, por eso el hombre que le mostramos merece nuestra respeto. Hay que ser realmente muy “estatua” para caminar así por el centro.
