SOCIEDAD

Norberto Oyarbide, el juez más "eventero"

Tiene a su cargo las causas más calientes de la Justicia Federal, pero no tiene reparos en mostrarse enEsperanto o en el recital de Montaner. Galería.

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| DyN

Está al mando de las causas judiciales más relevantes de los últimos tiempos y casi todos los días, por decantación, su nombre aparece en la agenda de los medios: una orden de allanamiento en La Bancaria; una serie de exámenes psiquiátricos a los detenidos por la causa de las escuchas ilegales en la ciudad o un curioso sobreseímiento al matrimonio Kirchner por el crecimiento de su patrimonio. La presencia mediática de Norberto Oyarbide tiene altibajos pero es permanente.

Este magistrado nacido en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, tiene 58 años y un perfil ingobernable que le mereció, incluso, retos del Consejo de la Magistratura por su alta exposición.

En 2008, no tuvo inconvenientes en dejarse fotografiar junto a Hugo Moyano - en la actualidad, lo investiga por presuntas irregularidades en la obra social de Camioneros - y el boxeador del gremio, Gonzalo "Patón" Basile, que en junio pasado reveló a Perfil.com en qué lugar había conocido al letrado.

De su vida privada se conocen varios datos. Por ejemplo, es amante de la música clásica y el footing. Pero además, suele animarse con los boleros: en marzo de este año, de riguroso traje oscuro, pasó un domingo en Carmen de Areco, cantó y tocó la guitarra.

Pero Oyarbide tiene devoción, además, por dos ídolos populares: la Mona Giménez y el Chaqueño Palavecino. En agosto de 2007, en un recital homenaje al músico cordobés con más de 16 mil personas de público, el juez federal dijo presente. Con el salteño, ocurrió lo mismo: asiste a sus shows cada vez que puede.  También fue al último recital de Ricardo Montaner en el que, contaron las presentes, fue abucheado por las fans del cantante.

En febrero de este año, con motivo de los clásicos carnavales en Gualeguaychú, se mostró en el corsódromo con sus custodios y un joven entrerriano que sería su pareja. Allí escuchó cánticos en su contra por haber dictado el sobreseímiento del matrimonio presidencial y tomó champán toda la noche.  Y en marzo no se quiso perder la carrera de TC 2000 en Punta del Este, donde recorrió, entusiasmado, los boxes.

En su paso por la Justicia, debió sortear algunos obstáculos. En 1999, fue sometido a un juicio político acusado de dar protección a pronexetas en Spartacus pero logró la absolución gracias al respaldo del menemismo. Repuesto de ese mal trago, decidió no perderse evento desde entonces.