SOCIEDAD
formulas no tradicionales

Nuevas familias: los amigos que deciden tener un hijo juntos

Buscan escapar de las presiones de la sociedad para cumplir ciertas reglas, pero no quieren perder la posibilidad de ser padres. Comparten los derechos y la custodia de los chicos, pero no se eligen como pareja.

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Agustina Kampfer. La periodista contó que será madre con un viejo amigo con quien no está en pareja y vive en México. | cedoc

“Con Agus somos una familia de dos amigos que decidieron tener un hijo juntos con mucho amor. No necesito que él sea el hombre que espero ni yo la mujer que él desea, sólo nos exigimos ser los mejores papás del mundo”, decía la periodista Agustina Kämpfer a pocos días de anunciar su embarazo. El padre de su hijo es su amigo de la adolescencia, el chef Agustín Badaracco, que actualmente vive en México y con quien no está, ni tiene planes de estar en pareja.

Su caso es ilustrativo de los nuevos modelos de familia, que cada día ganan más aceptación y se hacen más conocidos, en tiempos donde el prototipo de familia tradicional fue mutando al punto que hoy se habla cada vez más de familias ensambladas, monoparentales u homoparentales. Incluso, más mujeres, hétero o gay, se animan a encarar la maternidad solas y se someten a tratamientos; lo mismo los hombres gays que, en pareja o no, buscan alternativas como la subrrogación de vientres, por ejemplo. En ese contexto, la copaternidad –donde se comparten los derechos y la custodia– también se presenta como una opción. “Ya no es más la mujer que busca un embarazo, es la persona que busca un hijo”, dice Sergio Pasqualini, ginecólogo especialista en fertilidad, que en su clínica atiende varios casos de mujeres, en su mayoría solas, que buscan tener un hijo, sobre todo cuando se acercan a los 40 años.

“Me parece que está muy bueno que la gente se anime a nuevos modelos de familias, ya que nos inculcaron que había uno solo y en pos de eso la gente a veces fuerza determinadas situaciones y los chicos quedan en el medio. Relajar las presiones de la sociedad para cumplir con determinadas reglas, sin perder la posibilidad de ser padres me parece buenísimo”, dice el actor Guillermo Pfening, quien hace dos años también se convirtió en padre con una amiga.

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Cuando se hizo público que habían optado por la copaternidad, Pfening remarcó que la importancia, más allá del vínculo sentimental, estaba en el compañerismo y la responsabilidad compartida. Hoy, su hija pasa mitad de semana con cada uno, comparten salidas, viajes y visitas a los abuelos, “como se organizan y manejan los papás separados con buena onda. Nos complementamos y ella está feliz y adaptada”, cuenta.

Cuando conoció el caso de Kämpfer, Virginia Porcella, periodista y madre de Inés,  se sintió algo identificada. Es que en su caso, la maternidad también llegó como un deseo de ella primero, y una decisión conjunta con una persona que en aquel entonces era una ex pareja y un amigo de hace muchos años. Hoy, están juntos.

“Cuando lo hablamos habían pasado nueve años desde que nos habíamos separado, y quedó explícito que no era la idea retomar la vida de pareja. El plan era criarla como padres separados, y así lo encaramos al principio, hasta que yo me tuve que mudar y terminamos viviendo los tres en la misma casa. Pero creo que si lo hubiéramos planeado, no hubiera pasado así”, dice.

Análisis. En los casos de copaternidad, “el hijo buscado no está asociado a la idea del amor que despierta la figura del otro ni a la atracción sexual. Sencillamente el hombre y la mujer deciden tener un hijo y para ello unen sus esfuerzos. El otro es un medio para satisfacer el deseo de paternidad/maternidad, que ambos van a compartir”, dice la doctora en Genética Viviana Bernath en su libro Gente nueva, donde profundiza acerca de las nuevas familias y la “gente nueva”, hablando de donación, fecundación, el alquiler de vientres, y la importancia que la genética tiene en cada una de ellas, a través de 15 historias reales; una de ellas, donde un hombre gay y una mujer lesbiana encaran la copaternidad y comparten la crianza de su hijo en común. “No hay duda que se reformula el concepto de familia, pero todavía estamos en un período de transición, y hay un abanico de situaciones donde uno entiende que los roles se van construyendo”, explica.

En esta resignificación de roles y relaciones, la importancia radica en el vínculo que se genere entre padres e hijos, dicen los especialistas, que va más allá de si los padres están juntos o no.

“Hoy las configuraciones familiares son múltiples y variadas, al punto que la familia tradicional ya es un arquetipo histórico y una construcción cultural más que biológica”, dice el psiquiatra Juan Eduardo Tesone, miembro titular de APA. Y destaca la importancia del vínculo afectivo que se genera entre padres e hijos, alertando sólo porque éste “no se convierta en un vínculo funcional o especular, donde no se respete la subjetividad o libertad del niño”.


Vivencias y experiencias compartidas

Si se busca la palabra “coparent” aparecen varias páginas de Facebook de distintos países,  sobre todo de Estados Unidos, donde quienes optan por los nuevos modelos de familia comparten sus relatos y vivencias, artículos sobre el tema, y dan consejos sobre cómo encarar una situación así.

Para muchos, además, son espacios donde  muchas personas solteras, más allá de cuál sea su condición sexual, pueden llegar a conocer gente que tenga un proyecto de formar una familia en conjunto.

Así fue el caso de Javier, un hombre gay que conoció a la madre de su hijo a través de un  aviso que publicó en una revista, de quien Bernath relata su historia en Gente nueva, libro donde analiza el rol que la genética juega en estos nuevos modelos de familia –mucho más del esperado, dice–, desde la mujer hétero que recurre a la donación de esperma, o las parejas de lesbianas que van a un banco de donación y una de ellas gesta el hijo, u otras que recurrieron a la subrogación de vientre en el exterior.


Los modelos de ‘copaternidad’ ganan lugar en series y películas

En la exitosa serie televisiva Friends, donde durante diez años se retrató la vida de seis amigos, solteros, treintañeros, que vivían en Nueva York, los vínculos entre ellos no sólo fueron mutando a lo largo de cada temporada, sino que en más de una oportunidad se debatieron entre ellos acerca de qué pasaría si algún día terminaran juntos.

Incluso, en uno de los capítulos, una de las charlas que los amigos tienen en el mítico  café Central Perk, donde cada día se encontraban, debaten entre ellos, una vez que alcanzaran cierta edad y siguieran solteros, con cuál de ellos se casarían o tendrían hijos. Luego, Ross y Rachel, quienes durante la serie fueron amigos y pareja, tienen una hija juntos, a la que, en un principio, deciden criarla separados.

Así, el tema de la coparentalidad también se viene metiendo en el cine o las series, en pos de reflejar, cada vez más, la vida real. La misma temática se trató también en varias películas, como el caso de Friends with Kids –Un plan perfecto, según su traducción–, donde dos amigos de la universidad que viven en el mismo edificio y tienen amigos en común deciden que es hora de encarar la paternidad y la maternidad, y ya que están solteros, deciden encararla juntos, pero sin plantearse que deban ser pareja.

Incluso, en su acuerdo, se debatieron también acerca de que cada uno debía seguir saliendo con otras personas, hasta encontrar cada uno a su amor, dejando explícito que encararían la crianza de su hijo como dos grandes amigos.