SOCIEDAD
segun datos de la ciudad y del ultimo censo nacional

Nuevos vínculos: una de cada diez familias ya es ‘monoparental’

Casi todas están encabezadas por madres con sus hijos, aunque también hay varones. Más mujeres buscan la maternidad con técnicas de fertilización.

0610_monoparental_g
Monoparental | Cedoc

En tiempos donde al modelo de familia tradicional se le suman nuevos tipos de familias, desde ensambladas y homoparentales; las monoparentales ya representan a una de cada diez familias.

Hace poco, en su cumpleaños número 46, Marley contó que será “papá solo”, gracias a la técnica de subrogación de vientre y volvió a poner el tema en debate. El año pasado, otra famosa que lo contó fue Juana Repetto, quien se hizo  un tratamiento de fertilización asistida para ser mamá soltera (de Toribio, su hijo que nació en el mes de agosto).

Así, sus casos ilustran una situación por la que pasan cada vez, en su mayoría, más mujeres, pero también varones, que al encontrarse sin pareja deciden encarar solos el proyecto de familia. Desde la Sociedad de Medicina Reproductiva, incluso, estiman que en los últimos diez años, se quintuplicó la cantidad de mujeres que se inseminan para ser madres solteras, y varios estudios que refieren a población explican que, en la mayoría de los casos, el incremento de estas familias monoparentales se corresponde a este aumento de madres solas.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Según datos de la Dirección General de Estadística y Censos porteña, en 2015 el 80% de las familias monoparentales –que representan el 12% del total– tenían como jefe de familia a una mujer. A nivel nacional, los últimos datos del censo establecían números similares: de los más de 12 millones de hogares familiares, los monoparentales contabilizaban más de un millón y medio (más de un millón son mujeres con hijos).

“Siempre supe que quería ser mamá, y me había puesto como límite los 30 años para empezar mi familia”, cuenta Romina Bertoldi (35), mamá de Amparo, de 4, y una de las administradoras del grupo “Madres solteras por elección”, donde 400 mujeres comparten información y experiencias. Ahora está embarazada de su segundo hijo, a quien también tendrá sola. “La primera vez no lo conté hasta que quedé embarazada. Algunos me decían que era joven y esperara, pero yo estaba segura. Para mí no fue difícil, yo decido todo lo que quiero y no dependo de nadie. En lo económico es donde se hace más complicado”, admite.

Cómo contarselo a los chicos es uno de los temas que se trata en el grupo. Bertoldi, por ejemplo, le escribió un cuento a su hija donde le relata su historia, y también fue a leerlo al jardín donde va. “No tengo drama en contarlo, por suerte está bastante naturalizado”, dice; aunque sí tuvo una mala experiencia con una pediatra que la trató de “egoísta”. “Obvio que no volví”, dice.

En ese proceso está Sandra Cabello (50) con su hijo Galo, de cinco años, a quien el año pasado, por recomendación de una amiga psicóloga, empezó leyéndole cuentos del tema. “El año pasado no me dio bola, pero ahora sí pregunta. En el jardín contó que él no tenía papá, pero sí abuelo, que es mi papá que vive con nosotros. Y ahora le preguntó a mi novio si podía decirle papá”, cuenta. En su caso, decidió hacerse el tratamiento luego de haber enviudado, y de haber intentado durante varios años formar una familia. “Estuve casada 23 años, y cuando mi marido falleció hice click y tomé la decisión de tener un hijo sola. Estaba totalmente decidida y muy segura, quedé embarazada del primer intento”, cuenta.

Ellos también. Si bien en el país es poco común y no está regulada, existen casos de niños que nacen por la técnica de subrogación de vientre, que de a poco las clínicas de fertilidad empiezan a ofrecer.

Pablo G. (39) es papá de una nena de tres años, que nació por la técnica de gestación por sustitución en el país. “Siempre quise ser padre y pensaba hacerlo en pareja, pero al no estarlo evalué mis posibilidades, que eran adopción, gestación por sustitución o copaternidad”. “Me tiré a la pileta”, recuerda.

Empezó a investigar sobre gestación por sustitución y se planteó hacerlo paso a paso. Consiguió la gestante, y encaró el proceso sabiendo que la parte más complicada sería cómo anotarla, ya que, ante la falta de regulación sobre el tema, el Código establece aún que madre es quien da a luz, y obliga a que se resuelva en la Justicia (ver aparte).

A mi hija siempre le dije que tiene sólo un papá, y le hablo de las diferentes formas de familia. A futuro, quizás le genere algún tipo de duda o conflicto, por eso quiero que sepa que el tema puede charlarlo”, dice.


El vacío legal de la subrogación de vientres

Si bien la gestación por sustitución se planteó en el Anteproyecto del nuevo Código Civil y Comercial, no entró por la oposición que presentó la Iglesia al debate. Y quedó en medio de un vacío legal, ya que no está prohibida pero tampoco regulada.

La realidad demuestra que sin ley se hace igual, y que las mujeres gestantes están desamparadas, sin resguardo legal, lo que en definitiva, perjudica también al niño que nace de esta técnica y a quienes quieren ser padres”, explica María Herrera, investigadora del Conicet y abogada especialista en el tema, que además participó de la redacción del nuevo Código.

Desde el año pasado hay en el Congreso un proyecto de ley para regular esta técnica y crear un registro de nacimientos por esta vía (que no existe). Todavía no fue tratado.

En lo que respecta a los vacíos legales, lo más preocupante refiere a la filiación: con quién genera vínculo jurídico el niño, ya que en el país se considera madre a quien da a luz, por lo que, en estos casos, sería la gestante. “Pero si algo no acontece en la gestación por sustitución es eso, ya que la filiación se debería generar con la persona o pareja que tiene la voluntad procreacional, es decir, los que quieren ser padres. Por eso se debe apelar a la Justicia”, explica Herrera.

Incluso, en esta técnica se suele utilizar donación de óvulos, por lo que la gestante ni siquiera comparte material genético con el niño que nace. Actualmente hay 17 casos judicializados, y uno que llegó a la Corte Suprema.