SOCIEDAD
EXCLUSIVO: TODO LO QUE DIJO EN EL INICIO DEL JUICIO

Píparo, en primera persona: el relato completo del horror

PERFIL accedió a la declaración que realizó esta semana por la salidera que sufrió en La Plata, cuando estaba embarazada de nueve meses.

Victima. Carolina declaró el lunes, en el inicio del debate. Habló durante más de una hora y media.
| Cedoc

La declaración de Carolina Píparo dura una hora, 36 minutos y 37 segundos. Es un relato doloroso, angustiante y real en el que no sólo habla del ataque que sufrió el 29 de julio de 2010, sino que también recuerda los nueve meses de embarazo, su agonía en terapia intensiva (donde estuvo atada), la muerte de su hijo y el traumático regreso a casa.

El embarazo. “Recuerdo esos meses como los mejores. Era el mejor momento de mi vida, y el embarazo fue normal. Isidro vino naturalmente. Nosotros dejamos de cuidarnos y a los siete meses quedé embarazada. ”Las ecografías fueron todas normales. En la semana 12 me hicieron la más importante. Me acuerdo de que el médico me dijo ‘no te lo puedo asegurar, pero para mí es una nena’. Hasta el quinto mes yo estaba segura de que Isidro era una nena. Al quinto mes me sorprendió mucho cuando me dijeron que era un varón”.

La primera visita al banco. “El miércoles fui al banco a retirar veinte mil dólares, los cuales me fueron negados. Me dijeron que me podían dar diez mil porque no había tanto dinero. Que vuelva al otro día, a las 11 de la mañana, y que vea directamente al cajero.

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”Me retiré del banco convencida de que íbamos a realizar la operación el jueves, siempre y cuando no naciera Isidro, porque yo estaba en fecha para dar a luz. De alguna manera quería organizar todo antes de que naciera Isidro, por una cuestión de cómo soy yo.

”Ese día mi marido me dice ‘¿te parece volver?’. ‘Yo te quiero acompañar’, me dijo. Yo le dije que no, que no pasaba nada, que prefería que se pida el lunes porque si Isidro no nacía ese fin de ese semana (era muy grande para mi cuerpo) iban a evaluar la cesárea el lunes. Eso ya estaba charlado con mi médico.

”Ese fin de semana era crucial. Lo que pasa es que Isidro no venía dando señales. No había contracciones, no había nada y seguía creciendo. Entonces yo preferí que mi marido falte al trabajo el lunes y no el jueves. Aparte le dije que mi mamá me podía acompañar”.

El peor día de su vida. “El jueves fui con mi mamá a una feria de ropa y de ahí fuimos al banco. Yo entro por la puerta, el cajero me mira, se va para atrás, eso es lo que me acuerdo. Termina de atender a la persona y me atiende a mí. Le solicito diez mil dólares, algo que él supuestamente ya sabía.

”Al cajero lo vi como medio torpe, y yo como que trataba de tapar la operación. Después recuerdo estacionar el auto. Bajar. Y después, que estoy en terapia. Para mí fue tan impactante cuando abro la puerta. Recuerdo ver una moto. Recuerdo una persona que me dice ‘dame toda la guita’. Creo que me insultó. Me dijo ‘hija de puta’, algo así, y yo grité ‘no’. Grité ‘no’ y hasta el día de hoy me pregunto por qué grité ‘no’. No era un ‘no’ de no darte el dinero, era un ‘no’ porque no sé qué quise gritar. O porque me salió. Y no sé si ese grito mío la persona que me disparó lo pudo haber tomado como una negativa. No sé. Después, automáticamente siento un golpe en la cabeza, un golpe tan fuerte que siento que me caía sangre en el ojo, y automáticamente fui arrancada del auto.

”Recuerdo haberle dicho ‘no me hagas nada, te doy todo porque estoy embarazada’. Le dije ‘estoy embarazada’, algo que suena estúpido porque mi panza era gigante; a todo el mundo le daba impresión por mi estatura que la panza sea tan grande, porque Isidro era grande.

”El golpe fue fuertísimo. Nunca perdí el conocimiento. Recuerdo la sangre en el ojo. Y recuerdo como una sensación de voleo. Pero siempre con los ojos abiertos. Y no sé. Fue todo un forcejeo. Yo doy vueltas y quedo arrodillada en el piso. Miro hacia el piso y veo la cartera mía. En todo momento me agarré la panza y nunca sentí que me pegaron un tiro. De repente, siento que no puedo respirar. Le dije a mi mamá ‘llamá una ambulancia que no puedo respirar’. Yo no entendía si era por el golpe. No sentí el balazo. No sentí el ruido. No sentí nada.

”Siempre estuve consciente. Y siempre pensando que el bebé estaba bien. Yo pensaba ‘me estoy muriendo’, y pensaba qué iba a hacer mi marido con el bebé. Yo siempre pensé que el bebé no corría ningún riesgo. Yo pensé que estaba protegido. Lo único que hice fue agarrarme la panza. Para mí la ambulancia no llegaba más. Podría haber sido un segundo, un minuto. Para mí era nunca.

”Del ataque recuerdo unos ojos. Recuerdo unos ojos que no son oscuros, recuerdo que había mucho sol y unos ojos que no digo celestes, pero unos ojos que eran más claros. Recuerdo una piel muy poceada. Yo vi una persona. Me acuerdo mucho la cara, como de tener pozos en la cara. Era una persona normal.

”Yo no me resistí, colaboré; si no, no hubiera podido sacarme del auto. Es un odio tan grande el que yo siento de parte de él. No entiendo de dónde viene tanto odio. Yo creo que venía con ganas de matarme, de dispararme”.

La terapia intensiva. “Para mí, terapia intensiva fue terrible. Nadie se puede imaginar lo que es estar tres o cinco días ahí. Es como una pesadilla. Pero es constante. Los médicos me explicaban que hay gente a la que no le pasa, pero esa pelea mía por estar consciente me jugó en contra. Recuerdo muchísimas cosas. Recuerdo cuando me trasladaban entre cuatro o cinco personas para hacerme placas y placas en los pulmones. Me acuerdo cuando me hicieron un drenaje y cuando me empezaron a sacar las drogas, porque ya había mejorado. Me hicieron una traqueotomía. Y hasta me tuvieron que atar porque yo quería irme.”No sé si alguien puede saber lo que es estar atado. Saber que tu hijo se murió sin que nadie te lo diga”.  

La muerte de Isidro. “Nadie me dijo que Isidro había muerto. Yo nunca lo pregunté. Lo supe. ”Cuando desperté, le pregunté a mi marido: ‘¿Cómo está Isidro?’. Me dijo: ‘La está peleando’. Yo no entendía por qué. Entonces vinieron los médicos. Una de las médicas de neonatología me explicó cuánto tiempo le había faltado el oxígeno a Isidro, porque a mí me faltó el oxígeno. Me explicó que nació muerto y que lo reanimaron.

”Mucha gente piensa que si está mal es mejor que se lo lleve Dios. La realidad es que yo no pensé eso; no se piensa eso. Yo lo quería igual de alguna manera porque yo lo iba a atender. Quería que viviera con todas esas discapacidades. No sé si es egoísta pero es así, uno no quiere que se muera, de ninguna manera quiere que se le muera un hijo en ningún lado. Yo pensaba que lo mejor era que estuviera conmigo.

”Isidro quería vivir. Ni siquiera tuvo la posibilidad de morirse conmigo ni con nadie. Cuando eran los últimos minutos de vida vinieron los doctores y nos ofrecieron tenerlo a upa. Mi marido se quebró. No pudo. Ni siquiera tuvo esa oportunidad. Es mucho dolor. Toda mi familia lo amaba antes de nacer. El se murió sin su mamá. Yo quería estar ahí. Yo lo quería tener en mis brazos. No sé si hay algo que se equipare a lo que yo sentí”.

El regreso a casa. “Después fue llegar a mi casa. Nadie me quería mostrar la televisión ni nada. Hasta que empecé a mirar las fotos en los medios, empecé a mirar todo lo que se había filmado de mí. Y para mí eso fue terrible. Pasan la imagen en la que yo estoy subiendo a la ambulancia, y siempre que la veo pienso que en ese momento mi hijo estaba gritando. Para mí es lo mismo que pasar un asesinato en vivo".

”Todo lo que fue los medios para mí fue terrible. No fue algo que yo hubiera elegido, ni que haya una foto mía, ni que mi marido se esté enterando por las cámaras de que me pegaron un tiro. En un momento lo sentí como un reality show de lo más terrible que le puede pasar a una persona.

”Mi vida cambió radicalmente, no cambió un poco. Estuve mucho tiempo encerrada en la casa de mi suegra. Para curarme las heridas. No sabía cómo me iba a mirar la gente cuando saliera a la calle. Eso me fue difícil”.

La llegada de su hija. “A mi hija (Inés) la buscamos. Creo que vino como una forma de ponerme los pies sobre la tierra, porque uno se pregunta muchísimas veces ‘¿para qué me tocó quedarme?’, mi marido y yo, los dos. Uno empieza a pensar cosas horribles, piensa en matarse, a pensar en que nada tenía que haber sido como hasta ahora porque él no está. Pero el embarazo de Inés no lo pude disfrutar. Fue un embarazo en el que me movía; con Isidro nunca tuve malos pensamientos como sí los tuve con mi hija. En la cabeza te cambia todo, ni siquiera me acuerdo cómo era yo antes”.

El pedido de justicia. “Uno de los motivos por los que decidimos quedarnos es para hacer justicia por él, que es lo que yo espero. “Me encantaría que esa persona me explique por qué me pegaron un tiro, ésa es mi pregunta. No lo puedo entender, no lo voy a entender nunca. Yo les daba todo: les daba el auto, que era una porquería de auto, los diez mil dólares, que no me importaban, los pesos que tenía. Si nunca les negué eso, ¿por qué me dieron un tiro? Esa es la explicación que pretendo de este juicio. Por qué mataron a Isidro, ésa es la explicación que merezco y que merece mi hijo”.