SOCIEDAD
Relato

Postales crocantes

Se llamaba Vivian W., era hija de alemanes, a mí me parecía de una belleza rutilante y jugábamos a la botella en la quinta de Del Viso. No solos, claro. Eramos parte de una ronda de seis, y nos juntábamos en la parte de atrás de la quinta de mis viejos. Para leer la columna completa, ingresar a la edición impresa.