SOCIEDAD
Guerra y crisis

Refugiados sirios en Argentina: la ayuda humanitaria llega de manos privadas

Tres asociaciones argentinas se ofrecen como familia llamante para traer refugiados al país, en el marco del Programa Siria. Quejas por el poco aporte del Estado.

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Después de la muerte de Aylan, la imagen de Omran (foto), conmovió al mundo. | CEDOC.

Semanas atrás se conoció un video de una niña que, luego de producirse un nuevo bombardeo en Siria, lloraba desconsoladamente con su rostro ensangrentado mientras preguntaba por su padre. La escena rememora a la del pequeño de tres años, Omran, que una noche fue rescatado entre los escombros tras iniciarse un ataque en Alepo.

“Los niños son los que más sufren”, comenta a Perfil Richard Gordon Smith, integrante de Juventud con una Misión (Jucum), movimiento misionero que forma parte de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), quien estuvo en el Líbano seleccionando familias sirias que vendrán próximamente a la Argentina. La iniciativa está dentro del proyecto “Una iglesia, una familia” por medio del cual la asociación intenta reasentar a cuarenta grupos familiares en cuarenta instituciones religiosas del país. Y agrega: “Muchos cuando ven un avión, les agarra terror porque significa bomba para ellos o cuando ven un soldado sienten pánico”. 

Jucum, al igual que Refugio Humanitario Argentino y Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, organizaciones que integran la Mesa Siria -el equipo de trabajo que se conformó junto con el Programa Siria- son las que se han puesto al hombro la iniciativa del Gobierno para recibir a refugiados sirios. 

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“Tanto nosotros como las otras organizaciones lo que hacemos es parte de un convencimiento que va más allá de lo gubernamental. Los particulares que hacemos ésto, lo hacemos claramente porque hay una situación humanitaria que atender”, comentó a Perfil Constanza Di Primio, religiosa de Las Esclavas del  Sagrado Corazón de Jesús, congregación que desde principio de año recibió a una familia de refugiados procedente de Latakia y que ahora está a la espera de otras tres. 

Lejos de un plan de reasentamiento para recibir a los 3.000 refugiados sirios como en un principio se habría pensado, el Gobierno decidió relanzar el programa de facilitación de visado humanitario que, elaborado por la gestión anterior en 2014, se apoya en patrocinio privado para dar acogida a migrantes que escapan del conflicto en la República Árabe Siria.

“Hemos utilizado la herramienta del sponsoreo privado, en algún punto paralelo al que utilizó Canadá”, explica a Perfil Julián Curi, subdirector Nacional de Migraciones. Y aclara: “El Estado apoya, pero siempre hay alguien que se ofrece como llamante”.

Sin embargo, algunas demoras en la entrega de visas, la imposibilidad de costear los pasajes o la falta de un programa de integración local han generado algunas críticas hacia el Gobierno.

“El hecho de que se quiera traer a sirios está bien, pero se tiene que hacer cargo el Estado argentino de algún programa de beneficios si realmente se quiere hacer un anuncio a nivel internacional”, comenta la politóloga Tamara Lalli, integrante del Club Sirios Libanés y de la Mesa Siria. Y agrega: “El programa fue un anuncio de buena voluntad porque hasta ahora lo único que se hizo fueron dos jornadas para capacitar a voluntarios de Cascos Blancos para acompañar a los sirios que llegan. Ni siquiera el Estado pone un peso ahí porque son voluntarios que se anotaron, gente muy joven. Tampoco necesitan acompañante porque para eso tienen al familiar”.  

Mientras tanto, Refugio Humanitario Argentino, la asociación que nació a comienzo de año para conectar a familias argentinas con sirias, muestra en su página web que ya hay más de veinte grupos familiares que consiguieron llamantes, a la vez que otros siete están a la espera de un nuevo hogar.

“Hay ocho familias que están llegando y veinte cuyas visas irán saliendo pero para enero o febrero comenzaran a venir familias para Córdoba, Mendoza, Chaco y Tucumán”, señala Mariano Winograd, coordinador general de la ONG, la cual recientemente comenzó a trabajar con la Fundación Ernesto Sábato por un desafío mayor: recibir en los próximos meses a 300 familias de la ciudad Alepo. 

“El Gobierno mandó todo su discurso a fortalecer el Programa Siria y no es otra cosa que un sponsoreo de privados para los migrantes”, asegura Marcos Peñaloza, asesor legal de Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM), entidad que desde hace cuarenta años trabaja la temática del refugiado e integra la Mesa Siria. Y añade: “Sería injusto si el Estado vendiera el Programa Siria como un programa que hacen ellos y no le dé el reconocimiento debido a las personas que están de buena voluntad afrontando el desafío de sostener familias sirias de forma gratuita. Si se va a negociar en ámbitos internacionales con un programa que está llevado adelante por privados daría un poco de vergüenza”, concluye.