Este tipo de delito no se limita al uso de la información de otra persona como puede ocurrir a través de la banca electrónica -conocido como prácticas de phising-, sino al uso del documento de otro para adquirir créditos, tarjetas, electrodomésticos u otros bienes y servicios.
"Por más tecnología que incorporemos es necesario un cambio social, un cambio cultural", afirmó el responsable de la Dirección de Gestión Informática del Ministerio del Interior, Eduardo Thill, en el seminario de Tecnología para la seguridad pública, organizado por la consultora Prince and Cooke.
Entre los diferentes proyectos que se impulsan desde la cartera del Interior, el funcionario resaltó la creación de una base de datos única de la ciudadanía: “El sistema que impulsamos contrasta número de documento con huella dactilar para saber en segundos si esa persona es realmente quien dice ser", explicó Thill, quien aclaró que la identificación de una huella dactilar en una base infinita de personas –como se ve en las películas- “es ficticia”.
El cambio cultural al que se refiere el experto tiene que ver con pequeños cambios en las conductas cotidianas, que tiendan a proteger la identidad. Por ejemplo, un comerciante debe pedir el DNI cuando un cliente realiza una compra con tarjeta de crédito o débito.
Según la agencia Télam, sólo en una cadena de electrodomésticos de alcance nacional tienen un promedio de entre 25 y 30 casos diarios de créditos incobrables porque se trató de robos de identidad.
También te puede interesar
