SOCIEDAD
TRES MUJERES QUE COMPARTEN UNA MISMA VISIÓN

Son religiosas y plantean desde la fe la necesidad de que el aborto sea legal

Marta Alanis fundó Católicas por el Derecho a Decidir; Silvina Chemen es rabina y Gabriela Guerreros, pastora pentecostal. “Nuestras creencias no están reñidas con el tema”, dicen.

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Ellas. Marta Alanis, Silvina Chemen y Gabriela Guerreros participan del debate que se tratará en la cámara de Diputados en junio próximo. | Alanis / Chemen / Telam

Una es fundadora de una organización civil católica; la otra es rabina y la tercera, pastora pentecostal. Y aunque expresan la fe a través de credos distintos se sienten unidas por la posibilidad de atravesar lo que definen como “un momento histórico”.

Las tres participaron, de diferentes formas, del debate por la despenalización del aborto que se está dando en comisiones antes de llegar, en junio, a la Cámara de Diputados del Congreso. Y coinciden en que su religiosidad “no está contrapuesta”, sino que completa o justifica su postura compartida a favor de la legalización del aborto. “Lo importante es velar por el derecho de las mujeres como sujetos de derecho de la sociedad”. Católicas, judías, pentecostales “también abortamos”, dicen.

Marta Alanis es educadora y fundadora de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) Argentina. “Nosotras no queremos imponer nada a quienes no están de acuerdo: la ley –la actual y la futura, si se modifica– no impide que tengan la cantidad de embarazos y de hijos que quieran”, dice. “Nos identificamos como católicas, pero nos plantamos con una disidencia. Los valores centrales del cristianismo nos siguen emocionando, pero no podemos estar a favor de los discursos de la jerarquía, como una institución masculina, en las que las mujeres no pueden ejercer sus derechos plenos; y, en este caso, cuestionamos todo lo que tiene que ver con sexualidad y concepción. Hay investigaciones de cómo viven las mujeres y las parejas la sexualidad, y hay un desacato silencioso: las mujeres católicas también usan anticonceptivos modernos y recurren a la interrupción de un embarazo como último recurso, como todas las mujeres, no importa si tienen o no fe”, asegura.

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La pentecostal Gabriela Guerreros coincide en que su tarea “es también parte de mi postura frente a la despenalización: mi ejercicio como pastora no se contrapone, porque hemos hecho un largo camino de deconstruir una teología en la que los lugares están seleccionados y son para los varones”. “Somos una comunidad que sufre y vive las realidades que hay que transformar, que tienen que ver con la vida de derechos, la alegría, el placer. Queremos la legalización porque no queremos más muertes: el tema nos atravesó como comunidad y acompañamos situaciones” de aborto, dice.

“Yo soy mamá de dos niños que tuve cuando quise, eso es un milagro y uno conecta con la fe. Hablar del aborto esconde que las escuelas no cumplen y las provincias no cumplen con la educación sexual integral. El aborto es solo la punta del iceberg, nos estamos confundiendo como sociedad”, asegura la rabina Silvina Chemen.

“La tradición judía no es vertical: hay una batería de fuentes de 2 mil años de historia, de códigos legales. La tradición es normativa pero interpretativa a su vez. Tengo la suerte de tener un micrófono y tengo un mandato ético, me siento una constructora activa de la sociedad, no me puedo encerrar. Pero nosotros tenemos vocación religiosa y los legisladores deberían dejar sus creencias personales de lado, ellos tienen vocación civil. El problema es cuando uno trae la iglesia, la mezquita o la sinagoga a la banca”, concluye Chemen.

Unidad Provida: voces en contra

Usan el lema #salvemoslas2vidas y, la semana pasada, parte de quienes la integran hicieron un video con famosos –como Maru Botana y Gastón Recondo– que se viralizó como parte de la campaña

Unidad Provida está formada, tal como dice en su sitio web, por más de cien organizaciones de la sociedad civil, “apartidarias y aconfesionales”, y se presenta como “una plataforma federal y multisectorial para defender a la mujer y al niño por nacer”.

Entre algunas de sus organizaciones integrantes figuran varias ramas provinciales de Conin, Manos Abiertas y Universitarios para el Desarrollo, entre otras. Prefieren no hablar sobre las posturas que defienden, sino a través de su presencia online: “El aborto legal es un fracaso social. Destruye a una mujer, termina con la vida de un niño y nos hace a todos más inhumanos”, argumentan.