"Estoy muy contento por este magnífico estadio en la zona Sur de Buenos Aires, que de a poco va tomando color con este tipo de acontecimiento. Este estadio se inaugura en tiempo récord: en menos de 90 días hemos hecho este estadio para más de 15 mil personas, que es el más grande en Latinoamérica", explicó en declaraciones a la prensa.
En ese sentido, el jefe de Gobierno porteño agregó que: "Estaba el compromiso de que si el equipo argentino llegaba a semifinales se iba a construir este estadio y acá estamos cumpliendo con eso".
Luego, Telerman realizó el tradicional corte de la cinta y destacó la posibilidad de invertir en los barrios del sur de la Capital.
"Hay que destacar las inversiones en los barrios del sur, porque justamente, con la cultura y la educación, el deporte es lo que mejor forma a un pueblo", consideró.
A su turno, les deseó exitos al equipo integrado por David Nalbandian, José Acasuso, Agustín Calleri y Juan Ignacio Chela, liderado por Alberto Mancini, y auguró una final frente a Estados Unidos en el mismo escenario.
"La Ciudad de Buenos Aires ya ganó, ojalá los muchachos hagan lo suyo y tengamos una final con Estados Unidos en diciembre, rezo por eso", aseveró.
Además, Telerman dijo que quería "agradecerle a los jugadores por el compromiso de representar al país y estoy seguro de que este fin de semana nos van a regalar un triunfo".
El escenario, enclavado en el barrio porteño de Villa Soldati, fue inaugurado alrededor de las 14. El mismo tiene una capacidad para 14 mil espectadores y fue construído especialmente para la serie de Copa Davis que jugarán Argentina y Australia entre el viernes y domingo próximo.
En la ceremonia de inauguración, estuvieron presentes, además de Telerman, el titular de la Corporación, Enrique Rodríguez, el equipo argentino y el polémico Lleyton Hewitt quien se vio envuelto en una marea de chicos que bajaron desde los primeros lugares de las plateas, aprovechando que la seguridad se había ido custodiando a los chicos argentinos, para tratar de conseguir su autográfo.
En ese momento, aparecieron los dos custodios contratados por la Federación Australiana de Tenis, y entre empujones, sacaron al cuestionado jugador del polvo de ladrillo de la cancha central.
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