“
Ni acá se está a salvo”, afirma
Juan Carlos Blumberg, mientras mira la alcantarilla por donde entraron los
ladrones que ataron de pies y manos a los integrantes de una familia y los tuvieron como rehenes
durante dos horas. Ahora, la entrada principal del country
Olivos Golf Club parece una fortaleza custodiada por cuatro atentos guardias.
“
Luche por la seguridad de nuestros hijos”, le pide una mujer antes de abrir
el baúl de su auto con vidrios polarizados para que el agente lo revise. Enseguida, por la puerta,
pasa un chico en un carro tirado por caballos. “
En la villa estamos más seguros. Pero no se olvide de los pobres”, le dice.
El padre de Axel lo saluda con afecto.
En lo que va del año, se conocieron
16 robos en countries de la zona norte del Conurbano y en otros puntos de la provincia de
Buenos Aires. Estos casos no hicieron más que derrumbar el mito de invulnerabilidad que
presentaban los barrios cerrados. En uno de los hechos, el dueño de casa les disparó a los
delincuentes mientras huían, aunque no llegó a hacer blanco. “
La ola de robos en countries forma parte de una epidemia de inseguridad que afecta al país.
El Estado no da seguridad, las agencias privadas son muy cuestionadas y los ladrones son cada vez
más expertos. Si esto sigue así, tengo miedo de que mucha gente empiece a comprar armas para hacer
justicia por mano propia”, dijo ayer Blumberg, quien recorrió con
Perfil la zona donde ocurrieron tres de los últimos robos.
Mientras los vecinos de Pilar protestaron el viernes último por la inseguridad,
el gobernador bonaerense, Felipe Solá, negó la existencia de una ola de robos y afirmó que
los hechos “son ínfimos”. “
A nuestra Fundación llegan cada vez más casos de asaltos en countries. Un señor nos vino a
ver porque le quisieron robar su colección de armas en su casa de Lomas de San Isidro. Le dieron
una paliza terrible. Solá no tiene vergüenza. Si ya no se está seguro en un country, no me imagino
lo que debe pasar en zonas humildes. Esta gente paga mucho dinero por seguridad privada. Esto
demuestra que los barrios cerrados también son vulnerables”, analizó Blumberg.
Seguidilla. En el country Olivos, ubicado en el Kilómetro 32 del ramal Pilar de la
Panamericana, en Pablo Nogués, partido de Malvinas Argentinas, el martes al menos tres asaltantes
entraron por una alcantarilla y tras recorrer más de 200 metros ingresaron al country. Allí tomaron
como rehén a una familia y le robaron 10.000 dólares, 3.000 pesos y una computadora personal.
Durante el asalto les gritaron y maltrataron a las víctimas. Huyeron por un desagüe pluvial, al
estilo de los asaltantes que robaron el Banco Río el año pasado. Ninguno de los guardias advirtió
nada. Uno de los ladrones estaba disfrazado de personal de seguridad. El dueño de casa, Matías
Brea, le dijo a PERFIL que le llevará mucho tiempo recuperarse por lo vivido. “
No quiero hablar mucho. Todo fue un horror. Están investigando pero hasta ahora no se sabe
nada”, contó ayer en diálogo telefónico.
“
No puedo decir que esto fue armado por otra empresa que quiere ocupar nuestro lugar, pero
yo advertí a las autoridades que debían tapar esa alcantarilla. Fue como dejar las llaves del auto
en la vereda. Si no cambian algunas cosas, nos vamos a retirar”, le aseguró a
Perfil
Carlos Zeballos, gerente comercial de Codecop, la empresa que se encarga de la
seguridad del country.
El viernes, poco después de la 1.30 de la madrugada, cinco ladrones armados entraron en dos
casas del barrio cerrado
Las Praderas, en el complejo
Haras del Pilar, en el Kilómetro 46,5 de la Panamericana, en Pilar. En menos de 15
minutos los delincuentes maniataron a Leandro Domnanovich, a su mujer y a sus dos hijos y huyeron
con 1.400 pesos, celulares y equipos de DVD. Luego entraron a otra casa ubicada a pocos metros,
donde robaron 750 pesos, un celular y joyas. Si bien fuentes de la investigación no lo confirmaron,
una versión indicó que el dueño de esta casa les disparó a los asaltantes cuando escapaban por un
alambrado.