“Es una montaña en la que puedo hacer realidad mi sueño”, cuenta el japonés Yuichiro Miura sobre el objetivo de convertirse en la persona más longeva en subir las siete cimas más altas del mundo, y que ahora se encuentra en camino hacia la cima del Aconcagua.
En su aventura lo acompaña su propio equipo de andinistas, entre los que se encuentran su hijo Gota Miura, quien bajará esquiando el punto más alto de América y fue representante de su país en los últimos dos Juegos Olímpicos. En febrero pasado, una mujer argentina de 71 años también había intentado subir el Aconcagua junto a su nieto.
Miura no solamente tiene un desafío de superación personal. El asegura que quiere fomentarles a las generaciones más jóvenes “la vida al aire libre y los deportes de andinismo y esquí, para que no estén tanto tiempo atrás de una pantalla”. Aunque parezca sorprendente, el octogenario no es ningún improvisado. Cuando tenía 80 años, en 2013, subió el monte Everest y se convirtió en la persona con mayor edad en escalar esa cima del mundo. Miura es un reconocido deportista internacional que ya subió el Aconcagua, en 1985, y que los premios deportivos más prestigiosos de Japón llevan su nombre.
En 1970 subió por primera vez el Everest y lo bajó esquiando. Esa proeza fue filmada y luego se produjo una película, que le valió la obtención del premio Oscar como mejor documental, en 1975.
"Es un desafío para mi edad. Si mi cuerpo me pide detenerme, lo permitiría"
Para realizar la expedición, que concluiría el 25 de enero, el equipo de Miura trabaja con el de Mauricio Capitani, responsable de Aconcagua Vision, que detalla que el plan es “subir no más de 500 metros por día”. “El trekking comenzó el jueves en el campamento base de Plaza argentina, a unos 4.400 metros de altura sobre el nivel del mar”, amplía Capitani sobre el recorrido que continuaría hasta un primer campamento, a 4.900 metros –donde se encuentra ahora–, luego hasta el campamento Guanacos, a 5.500 metros, y finalmente hasta la base Cólera, a 6 mil metros.
“Después se subirá a la cima por el Glaciar de los Polacos –donde bajará esquiando el hijo–, que se realizará con un sistema de cuerdas y arneses, conocido como yumar”, cuenta Capitani de la metodología que aporta seguridad, porque en caso de caerse la persona queda sujeta por las sogas. Capitani dice que el recorrido por el glaciar “es más seguro porque si Miura tiene un problema y hay que bajarlo de urgencia, se lo desciende en una camilla que se deslizaría por el hielo como un trineo”. Además, en la expedición cuentan con 70 botellas de oxígeno, una cantidad superior a las 20 que suelen llevarse cuando se sube el Everest, y una doctora certificada en montañismo que lo acompaña a Miura en todas sus aventuras. Los encargados son los argentinos Giani Capano y Javier Vega.
El japonés es consciente de que “es un desafío para su edad”. Si su cuerpo le pide detenerse, “lo dejaría en caso de que no pueda llegar a la cima”. El objetivo de Miura, una vez que concrete el Aconcagua, es subir nuevamente el Everest (Asia), el Denali (América del Norte), Kilimanjaro (Africa), Elbrus (Europa), y el Vinson (Antártida). La montaña local “es la más difícil de todas, por la particularidad de los caminos y por la altura”, asegura.
La hazaña de una abuela y su nieto
El año pasado, Susana Buffoni (72), y su nieto, Santiago Vilavoy (14), ambos de Villa María, Córdoba, se preparaban para escalar juntos el Aconcagua. Para la hazaña, se habían preparado durante más de un año.
Y si bien el objetivo era hacer cumbre –el pico máximo está a una altura de 6.962 metros–, por temas de presión Bufforini contó que alcanzó los 4.300 metros en La Plaza de Mulas, y que su nieto, Santiago, llegó a los 5 mil metros de altura del cerro Bonete. Fueron acompañados por un guía, e hicieron trekkings de hasta 11 horas entre piedras y enormes manchones de nieve.
“El verdadero héroe es Santiago, porque es maravilloso que con la edad que tiene decida acompañarme en esta aventura de abuela loca”, contaba entonces a PERFIL Buffoni, en la previa de la aventura compartida.
