La seguridad de vuelo ocupaba un último lugar para la empresa Líneas Aéreas
Privadas Argentinas (LAPA), cuya flota estaba en condiciones ilegales para volar, según el dictamen
acusatorio de la Fiscalía, leído esta tarde durante la tercera jornada del proceso oral y público
que se sustancia por el accidente aéreo del 31 de agosto de 1999.
LAPA "no tenía cultura de seguridad", asevera el texto, lo que permitió que
pilotos "por debajo del estándar" y con un pésimo "historial de desempeño"
estuvieran al frente de las aeronaves.
La lectura del documento elaborado por el fiscal Carlos Rívolo, que finalizó hoy, señala que
esa escala de valores, que le daba un "incómodo y último lugar" a la seguridad de vuelo,
fue la verdadera antesala de la tragedia.
Casi la totalidad de la flota de LAPA estaba en
condiciones "ilegales para volar" afirmó Rívolo en el voluminoso dictamen expuesto
ante el Tribunal Oral Federal 4 (TOF 4) antes de pasar a un cuarto intermedio hasta el martes 26 a
las 11.
Los ex directivos de LAPA y ex oficiales de la Fuerza Aérea juzgados, acusados del delito de
estrago culposo, pueden recibir penas de entre uno y cuatro años de prisión.
Entre los fundamentos acusatorios se citaron las advertencias -desoídas por los directivos de
la aerolínea- formuladas por el ex piloto de esa empresa y director de cine Enrique Piñeyro, cuya
película
Whisky Romeo Zulú -por las siglas WRY del avión siniestrado- fue analizada en la causa.
Al margen de la responsabilidad directa de los pilotos Gustavo Weiguel y Luis Etcheverry
(ambos muertos en el siniestro) a quienes les atribuyó una grave irresponsabilidad e incompetencia
que culminó en el desastre del vuelo 3142,
la acusación estuvo centrada en el "marco negligente" en que operaba LAPA. Al
respecto, señaló que la cultura empresarial que la caracterizaba, "guarda estrecha relación con la
tragedia".
Sobre Gustavo Deusch, ex presidente de la compañía, señala que tuvo una mayor responsabilidad
que los otros directivos, porque tenía licencia y habilitación como piloto comercial y "no pudo
haber desconocido" las normas básicas que requieren los vuelos de
pasajeros, sobre todo en materia de seguridad.
Respecto de otras irregularidades, el dictamen señala el
entrenamiento inadecuado de los pilotos,
falta de descanso obligatorio de las tripulaciones y el registro de pagos a cambio
del no cumplimiento de las vacaciones.
También destaca la existencia de un solo médico para atender a 1.400 empleados y puntualiza
que "una empresa no termina con el despegue y aterrizaje de los aviones" tal como habría sucedido
con LAPA.
Antes, Rívolo citó palabras del perito Robert Helmreich, quien sostuvo que el siniestro "fue
el resultado directo de una grave negligencia de la tripulación", pero que encuentra su "causa
fundamental en la cultura organizacional que toleró un piloto al mando con un historial de
desempeño por debajo del estándar".
Los comandantes, añade, se mostraban "indiferentes" ante las señales de alerta como las
registradas en la nave que se estrelló el 31 de agosto de 1999.
Fuente:
Télam