SOCIEDAD
relaciones peligrosas

Una fuga del penal a cambio de dinero

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Cuando Marcelo Torrico logró escapar del penal de máxima seguridad salteño, no lo hizo solo; junto a él se fugó Diego Enríquez, un interno al que le faltaban sólo noventa días para quedar en libertad tras haber sido condenado por una serie de hurtos.
Meses después de la huida, el compañero de Torrico fue arrestado en San Telmo. Al regresar, contó cómo hicieron para saltar las paredes del penal, esquivar a los guardiacárceles y hasta recibir las felicitaciones de uno, tras lograr su cometido.
“Nos íbamos a fugar para Navidad (de 2005), pero no lo pudimos hacer porque había muchos guardias en el muro y finalmente lo hicimos una semana después”. Enríquez aseguró que Torrico le contó su plan de fuga unos días antes y lo invitó a unirse a él. Dijo que el doble homicida y violador solía sobornar a los guardias cuando ellos “le hacían llegar el dinero que le mandaba su mujer, Carolina Gutiérrez”.
En su confesión, aseguró que ya en esa época Torrico poseía un celular y desde ahí llamaba a su pareja para que ella le enviara el dinero con un cadete. “A veces mandaba a un guardia a comprar algo afuera y éste se quedaba con el vuelto”.
Respecto de la fuga, Enríquez aseveró que en Año Nuevo Torrico arregló con el celador a cargo y le pagó cerca de 3 mil pesos. “Nos fugamos antes de las doce, cuando el encargado abrió mi celda y la de Torrico. Antes de salir, nos tomamos un fernet y después nos abrieron la puerta del pabellón”. Con el patio a disposición, los presos pusieron una mesa con un banco encima y abrieron el vallado de alambre de púas con un trapo de piso.
Enríquez recordó un dato curioso que refleja la relación que ellos tenían con los guardias. “Cuando ya habíamos escapado, nos llegó un mensaje que decía ‘bien por vos’”. Se lo había enviado otro guardia. Con pocos meses de diferencia, ambos fueron recapturados y trasladados a la provincia.
Por si fuera poco, el padre de los nenes que asesinó Torrico denunció este año que el criminal goza de salidas pese a estar condenado a perpetua.