SOCIEDAD
EN CHAPADMALAL

Una playa nudista concentra extranjeros

Visitantes de España, Italia, Estados Unidos, Brasil y Chile descubrieron este verano La Escondida, el único balnerario naturista de la costa argentina. La única consigna es andar sin ropas y respetar el medio ambiente: cuando llegan, a los fumadores les dan un cenicero para que no tiren las colillas en cualquier parte. Prohíben el ingreso con animales, los vendedores ambulantes y las conductas de “índole sexual”. La playa fue habilitada por una ordenanza municipal, en febrero de 2001. Muchos famosos como Rolando Hanglin y Fernando Peña son algunos de sus habitués.

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CONVIVENCIA. Familias enteras, grandes y chicos, parejas gays y swingers comparten el mismo espacio. La playa est resguardada por unos acantilados de las miradas de los curiosos que no se animan a probar. | Cedoc

Agustina prefiere taparse la cara antes que su cuerpo desnudo. “Nadie tiene que saber que estoy acá porque soy maestra jardinera”, explica recostada de cara al sol en un cómodo camastro. Pero no es la única que dejó la malla dentro del bolso. En la playa no hay carteles publicitarios ni música a todo volumen. “Atención: pasado este punto, llevar vestimenta”, indica uno de los letreros. Los únicos que no pasan inadvertidos son los que caminan por la arena sin desvestirse.

El paisaje agreste, los médanos y los acantilados van a tono con la propuesta naturista de Playa Escondida, un balneario público ubicado en Chapadmalal, a unos 37 kilómetros del centro de Mar del Plata. Este verano, la playa se convirtió en la preferida de los turistas extranjeros que visitan la ciudad. También se acercan jóvenes, matrimonios, homosexuales y swingers.

“Lo principal es lograr un lugar relajado que tenga como prioridad el cuidado del medio ambiente y la posibilidad de sentirse libre”, le dijo a Perfil Juan José Escoriza, encargado del balneario. Este verano, la playa fue visitada por turistas de España, Italia, Estados Unidos, Brasil y Chile. “Los extranjeros se van fascinados porque la playa tiene buenos accesos. Algunos alquilan una casa cerca de la playa y ni siquiera van al centro. En Chile, por ejemplo, para llegar al único balneario nudista hay que caminar una hora. No sólo llegan muchos gays, sino también familias y matrimonios jóvenes”, agregó Escoriza. Jesica toma sol en topless y con un microbikini verde agua. “No pasa por ser una zarpada. Esto es una filosofía de vida. El resto del año vivo en Ibiza, donde las chicas ya ni siquiera llevan el corpiño. Allí tienen una playa nudista, Las Salinas, que no es tan linda como La Escondida”, cuenta.

“Un detalle importante es que no tenemos la marca de la malla. Logramos un bronceado perfecto. Acá nadie mira si el de al lado tiene rollos o está desnudo. Hay algunos hombres que primero llegan con una pequeña sunga y con el correr de los días se animan a sacársela”, dice Alicia, una turista chilena. Uno de los carteles, escrito en castellano e inglés, advierte: “Toda conducta de índole sexual será motivo de expulsión”.

A diferencia de otras playas, en La Escondida, llamada así porque está debajo de unos acantilados, no se puede entrar con animales. Tampoco pueden circular por el lugar vendedores ambulantes y sólo puede escucharse música con el volumen bajo. “El sonido del mar y del viento son parte del paisaje”, dice un folleto. A los fumadores se les brinda un cenicero descartable para que no derramen la ceniza en la arena. También hay un bar donde se ofrecen tragos y un sector donde los visitantes pueden someterse a sesiones de masajes.
“Tío, ésta es una playa muy cojonuda. Las mujeres argentinas son hermosas. Ya he conocido a varias”, dice Gaspar, un ingeniero que llegó desde Barcelona. A pocos metros, cerca de la orilla, dos hombres con malla y remera caminan a paso firme y miran a los visitantes que toman sol desnudos. Con cordialidad, un empleado les pedirá que se retiren para no incomodar a los demás. Son los curiosos de siempre.

Cuando Alfano no entró
Playa Escondida, ubicada en el kilómetro 552,5 de la Ruta 11, nació en febrero de 2001 por una ordenanza municipal, a partir de una iniciativa del ente Municipal de Turismo de Mar del Plata. Una de las primeras tareas al armar el balneario fue retirar toneladas de piedras y proteger los médanos con vegetación fijadora. Antes, la playa se llamaba Soledad porque estaba abandonada.

El agua de mar es analizada en forma periódica por la Universidad Nacional de Mar del Plata. “Respetamos la flora y la fauna del lugar. Las especies vegetales que cubren los médanos son autóctonas y en los médanos hay muchas especies de aves”, afirma Juan José Escoriza, el encargado del balneario más curioso de la costa. Entre los famosos que visitan la playa se destacan Rolando Hanglin y Fernando Peña. “Vienen muchas personas conocidas, pero si las nombro me matan”, se defiende Escoriza.

Con el ingreso de animales son estrictos. Una vez, Graciela Alfano pretendió entrar con su mascota y no la dejaron. Al final, se tuvo que ir a otra playa.

* Desde Mar del Plata.