SOCIEDAD
por eso se realizan vasectomias

Varones le ponen el cuerpo a la decisión de no tener hijos

Tres jóvenes cuentan por qué eligieron ese método para no concebir. “No puede ser sólo responsabilidad femenina”, dicen.

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Vasectomía. Varones le ponen el cuerpo a la decisión de no tener hijos. | toledo

Santiago Pérez tiene 26 años, y es músico. Vive en Villa Mercedes, San Luis. Ahora no tiene pareja, pero sí está seguro de una cosa: en su “proyecto de vida”, como lo define, no hay lugar para los hijos. Franco Giménez, un gerente de marketing cordobés de 37 años, tiene un hijo y está separado hace un año y medio. Pero desde antes, estaba seguro de no querer tener más. Y Gerardo Werchow, que vive en Tucumán y está a punto de cumplir 41, forma desde hace nueve años con Barbi Tarcic una familia ensamblada con cinco hijos: una de ella, dos de él y dos más de ambos. Ellos habían decidido “parar la fábrica”, como cuenta, y a ella le costaba usar métodos anticonceptivos tradicionales por su trombofilia.

Los tres, sin buscarlo, se convirtieron en voceros involuntarios de algo de lo que casi no se habla: decidieron poner el cuerpo a la decisión de no concebir más y se sometieron a una vasectomía. Después de la intervención –que definen como sencilla y muy práctica, y de la que se fueron caminando a seguir con sus rutinas casi inmediatamente después–, y al compartir la decisión –con sus familias y amigos, y a través de relatos de esa experiencia en sus redes sociales–, se enfrentaron a un aluvión de consultas, críticas y opiniones que, coinciden, no esperaban.

“Yo siempre puse en cuestión muchas cosas heredadas. No tengo interés en ejercer una paternidad, pero siempre entendiendo que, si en un futuro eso cambia, podré adoptar. Cuando estuve en pareja, me sentía cómplice si mi mujer tenía que usar métodos anticonceptivos que, a la larga, podrían hacerle daño a su cuerpo”, explica. Cuenta que, antes de someterse a la vasectomía, la primera barrera para sortear fue justificar su decisión ante los demás: “Ya conocerás a la persona ideal”, le decían. “Para mí, el cuerpo es un territorio político: la soberanía sobre él la tengo yo, así que la intervención para revertir una situación sobre mi propio cuerpo me pareció lo más lógico”, agrega él. Cuando empezó a averiguar para operarse, fue “armado”: se tomó un año para investigar, encontró información online y se topó con la Ley 26.130 de Contracepción Quirúrgica, que desde 2006 garantiza el derecho a la ligadura tubaria y la vasectomía de manera gratuita solo con ser mayor de 18 años y firmar un consentimiento. Así de simple.

Las cifras hablan por sí solas: según datos oficiales, en 2016 se realizaron en el sistema de salud pública de todo el país (algunas provincias no informaron datos) 11.510 ligaduras de trompas. ¿Las vasectomías? Sólo 1.563. “Si bien en la práctica privada el número de vasectomías asciende, las razones de esa diferencia son, básicamente, dos: los preconceptos y la desinformación. El varón es menos propenso de tomar un método anticonceptivo y hacerse cargo de su fertilidad”, dice el médico Sergio Demicieu, jefe del Servicio de Urología del Hospital Ramos Mejía. La práctica –que es efectiva sólo como anticonceptivo, y no previene enfermedades de transmisión sexual– dura 15 minutos y se hace también “sin bisturí” (ver infografía).

Territorio desconocido. Si bien para el médico “hay un descenso en la edad de consulta –se ven más pacientes que van de 25 a 30 años, que piensan en su vida laboral, social y si tener hijos encaja en esos planes–”, lo cierto es que aún es difícil bajar la enorme desproporción de las estadísticas; y más aún, parece, que la información llegue a esos hombres de manera directa: “A mí me alentó tener gente cercana que se la había hecho. Es difícil que la intención aparezca sola. Lo más rápido que pensás es que lo resuelva la mujer, o viene siendo así, culturalmente”, cuenta Giménez.

Y en sus redes sociales, las mujeres lo felicitaban por su “valentía” y la mayoría de los varones atacaba, “pero por miedo”, ensaya. Silvia Oiserovich, coordinadora de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de la Nación, explica que esa diferencia “tiene que ver con lo cultural: siempre, el cuidado anticonceptivo estuvo en manos de las mujeres, que tienen acceso directo a los controles. Pero con los médicos generalistas, eso debería comenzar a cambiar”. En lo que va de este año, dice, el 0-800 del organismo recibió más consultas por vasectomías que por ligaduras.

“Cuando yo arranqué el camino, me encontré con que había mucha más gente de lo que uno cree, pero el problema es que no lo dicen. Hay un ‘de eso no se habla’, un tabú de los hombres. El caso raro es que yo lo dije, pero varios luego me dijeron ‘bienvenidos al club’”, agrega Werchow. “Parece que el cuerpo del hombre es sagrado y no se lo tiene que tocar”, reflexiona Pérez.