SOCIEDAD
medida controvertida

Voluntarios explican por qué se suman a la propuesta contra el paro de los docentes

Dos abogados, un consultor, un economista y una maestra retirada forman parte de la movida que surgió en las redes sociales y llegó a los 60 mil postulantes. “No queremos chicos sin clases”, dicen.

20170304_1183_sociedad_04032017ABALLAY-DOCENTES-VOLU-01
Juntos. Noceti, Cenzi, Saint Martin, Castro y Griffiths posan frente a una escuela pública del barrio de Almagro. “Queremos ayudar”, aseguran. | Marcelo Aballay
“Claro que lo ideal es que los docentes ganen más, es imposible estar en contra de eso. Mi padre fue profesor universitario y mi abuelo, docente. Y yo di clases siete años. Pero desde que tengo uso de razón nunca se sabe si empiezan las clases, y estoy en contra de que los chicos pierdan días irrecuperables, que generan más desigualdad entre los que van a escuelas públicas y privadas, donde no paran”, dice Gustavo Saint Martin (49), consultor organizacional y capacitador, y uno de los miles de voluntarios que en los últimos días se ofreció para garantizar que los chicos no pierdan días de clases. En su caso, se ofreció para dar talleres de comunicación, como ya lo hizo con chicos de un colegio de zona norte.

Para Cristina Castro, el voluntariado también responde a que “muchos padres cuentan con la contención de la escuela para ir a trabajar y muchas veces para que sus hijos se alimenten”, por lo que también decidió sumarse. Recibida de maestra normal del Lenguas Vivas, fue docente de primaria, secundaria y en la universidad, luego investigadora del Conicet, y ahora es directora de Radio Palermo. Y como madre de cuatro hijos, opina que “el Gobierno debe replantearse el tema docente, pero enfocado en contenidos y metodologías, y, sobre todo, en resultados”.

El conflicto. De cara al paro anunciado por los docentes bonaerenses, como ellos, miles de personas se sumaron a la propuesta de convertirse en “voluntarios” en la provincia de Buenos Aires, y evitar así que los chicos pierdan días de clases. Todo surgió a partir de un tuit de un usuario, y el #VoluntarioDocenteNoAlParo, que tuvo  a la vez miles de adhesiones a favor y en contra. Sumó además, polémica a las ya de por si conflictivas negociaciones paritarias, que en la provincia de Buenos Aires, donde asisten más de cuatro millones de chicos, aún no tuvieron resolución, por lo que las clases no comenzarán mañana. Es que, además de adherir al reclamo por una paritaria nacional, el viernes, los maestros rechazaron la propuesta del Gobierno de adelantar una cifra no remunerativa a pagarse en marzo, de entre $ 800 y $ 2 mil según escala salarial, además del 18% ofrecido, a pagarse en dos tramos y ajustado a la inflación. Para los maestros, las propuestas fueron “vergonzosas”. Y si bien el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, los maestros no la acatarían, por lo que hasta el jueves no habría clases.

En ese contexto, Vidal convocó esta semana a que los voluntarios que se ofrecieron a colaborar se sumen a la iniciativa de dar clases de apoyo, fuera de las escuelas, en el marco de la propuesta “Mi plan por la educación” (ver aparte).

Involucrarse. Para Marité Rybka, licenciada en Relaciones Laborales y Coach Organizacional, que trabajó varios años como docente de secundaria y ahora da clases a adultos “para evolucionar como sociedad, debemos involucrarnos más”, por eso se ofrece para ayudar en materias vinculadas a la administración de empresas o los recursos humanos. 

Frente a quienes dicen que el voluntariado perjudica a los docentes, opina que “el foco no estaba ahí cuando nos lanzamos, tal vez un poco impulsivamente, sino en los chicos y los jóvenes. Sé perfectamente que no cualquiera tiene la experiencia o habilidad de estar al frente de una clase. Pero lo fuerte fue ver que la gente ha tomado un rol mucho más activo en la sociedad”, dice.

Alejandro Noceti (52), abogado de Ramos Mejía, se muestra a favor de los reclamos gremiales y afirma que “los docentes se quedan cortos con su reclamo”.  Aunque considera que “un chico que va a la escuela pública no tiene margen de opciones. Ni él, ni su familia. Me molesta que se tengan que perder días de clases por los paros”. 

Por su parte, Ignacio Anselmo (26), economista de San Isidro, cree que el paro es “extorsivo”, y que “los chicos no tienen que pagar los platos rotos de una disputa gremial y política”. “No es un reemplazo, no soy docente y eso lo tengo claro”, admite, y se ofrece para dar apoyo en matemática, como ya lo hizo con chicos de quinto año. En sintonía, Rocío Cenzi (41) quiere colaborar “porque desde que era chica hay los mismos problemas con los reclamos de los salarios. Utilizan la metodología de presionar a la hora de empezar las clases y no da resultado”, opina. Es abogada, licenciada en Comunicación y doctora en Psicología. Y si bien vive en Palermo, trabaja en Carmen de Patagones, donde se ofreció a dar apoyo en materias como Historia o Cívica. “Es necesario que exista este registro”, dice.

Para Augusto Griffiths (42), economista, el voluntariado es “un deber de ponernos al servicio del país que le vamos a dejar a las próximas generaciones”, y “una buena forma de devolver algo de lo que recibimos en la educación pública del país”; sobre todo de aquellos que disponen de “posibilidades, tiempos y recursos”. Y agrega que “si bien esto surgió como una defensa frente a un paro pero puede utilizarse como algo complementario. Son debates que esta bueno que se den en algún momento, no es cuestión de demonizar a los docentes o a los voluntarios”.

El polémico impulsor. “Señora @mariuvidal, no soy maestro pero ejercí 25 años la docencia universitaria, seré voluntario no rentado para empezar las clases en fecha”, fue el tuit de Mariano Bronenberg que inició la movida del “voluntariado” en la provincia de Buenos Aires. Es que, luego de replicarse miles de veces, y lograr la adhesión de miles de personas, se supo que Bronenberg no era tan independiente, cuando comenzaron a circular fotos suyas dando charlas hace unos años en un local del PRO, partido donde milita en Mar del Plata.

Según publicó Página/12, se trata de un militar retirado que fue oficinal de Inteligencia del Ejército y estuvo en el Batallón 601. En sus perfiles de redes sociales, Bronenberg se presenta como “relacionista público y consultor en estrategias de comunicación”.