SOCIEDAD

Zocos, camellos y hasta spa en Marrakech

Con palacios suntuosos y encantadores de serpientes, la ciudad vieja sigue sorprendiendo.

Djemaa el Fna, la plaza principal de la Medina de Marrakech.
| turismo.perfil.com

En 1939, George Orwell escribió que los occidentales iban en tropel a Marrakech en busca de “camellos, castillos, palmeras, legionarios extranjeros, charolas de bronce y bandidos”. Desde entonces, la ciudad ha estado cautivando a sus visitantes con sus fecundos zocos, palacios de ornato y vida nocturna sibarita.

Durante los últimos años, una sucesión de elegantes inauguraciones y restauraciones –más notablemente, la pródiga reapertura del hotel La Mamounia– ha transformado la ciudad en una parada obligatoria para el jet set. Sin embargo, pese a la nueva cara de Marrakech, los verdaderos tesoros de esta enigmática ciudad siguen escondiéndose en polvorientas calles secundarias y detrás de maltrechas fachadas.

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