TURISMO
Nuevo circuito enológico

La Rioja, tierra torrontés

La Rioja inauguró su ruta del Torrontés, que enlaza 700 hectáreas de viñedos por los valles del Famatina y la precordillera andina.

La Rioja Torrontes 10232018
Torrontes. Cepa emblemática de la provincia | Gentileza turismo La Rioja

El Torrontés ya es la cepa insignia de la vitivinicultura riojana y la provincia del noroeste argentino acaba de inaugurar una ruta que recorre lo mejor de esa producción. Hoy, 7.455, 18 hectáreas de tierras, cubiertas por 700 hectáreas de viñedos con racimos blancos, convierten a La Rioja en el mayor productor de vinos orgánicos del país.
La más importante zona vitivnícola riojana se concentra en los Valles del Famatina, al oeste de la provincia, formados por el valle de Antinaco, Famatina, Bermejo y la precordillera andina. En Chilecito se encuentra el 71% de la producción total, seguido por Coronel Felipe Varela, con 14,3%.  En estos departamentos, igual que en otros (Castro Barros, Famatina, Arauco) la combinación de lluvias escasas y baja humedad hacen que el crecimiento de las vides sea idílico. En el valle de Famatina, por ejemplo, se producen uvas y aceitunas (incluso nueces) dese hace dos siglos. Los viñedos, que crecen entre los 1.000 y los 1.400 metros sobre el nivel del mar, encuentran aquí suelos puros y muy pocas heladas. Por eso, el Torrontés, el  Chardonnay, el Viognier son vinos blancos de sabor frutado intenso.
El recorrido de los campos sembrados puede complementarse con la visita a los vestigios de la Red Vial Andina, en Famatina, la mayor obra vial de la América prehispánica, que se presume llegó a tener una extensión de 23.000 kilómetros. El Cañón del Ocre, a 2.500 metros de altura, es un tajo profundo entre los paredones de roca dorada.
En el cordón montañoso de El Velazco, Castro Barros está sembrado de viñedos que se alzan entre los 1.400 y los 1.700 metros de altura, con tal amplitud térmica entre el día y la noche, que las uvas maduran a una increíble velocidad.
Dentro del departamento, el área de Anillaco y Aminga se convirtió en  zona de producción premium recostada sobre el cordón montañoso de Velazco. Las fincas producen, además del emblemático Torrontés Riojano, Petit Verdot, Syrah, Bonarda, Malbec y Cabernet Sauvignon, que no defraudan cualquier paladar exigente.
Partiendo de la capital provincial se puede subir por la Ruta Nacional 75, en paralelo a las Sierras de Velasco, para alcanzar pequeños pueblitos, buscar truchas en los arroyos de las quebradas, visitar granjas y aventurarse en algunos museos. Además de las visitas a las bodegas, no faltarán las peñas y las guitarreadas que siempre se acompañan con el “postre vigilante”. Y vino riojano, sobra aclararlo.