TURISMO
Paseo por Retiro

La Torre de los Ingleses puede visitarse

Se recuperó un Monumento Histórico Nacional

La torre de los ingleses reinauguracion
La Torre de los ingleses se abrio al turismo | Telam

Se llamaba Torre Monumental, aunque sólo tuviera 59 metros de altura, pero su construcción –que costó 90.000 libras esterlinas- se interpretó como un gran gesto para la época. Hoy la conocemos como Torre de los Ingleses y fue un regalo de los residentes británicos en conmemoración del primer centenario de la Revolución de Mayo. La obra de todos modos no se inauguró hasta 1916, probablemente para concentrar todo el protagonismo en el edificio más ambicioso del barrio, la Estación Retiro-Mitre, cuyas cintas había inaugurado un año antes el presidente Victorino de la Plaza. Con sus nueve andenes y sus bóvedas de cañón de hierros traídos de Liverpool este gigante de estilo Eduardiano que reemplazaba a la Estación Central –perdida en un incendio- rendía tributo a la Revolución Industrial y fortalecía el ideario progresista local de la Generación del 80. Por si hiciera falta aclararlo, la Estación Retiro también fue pergeñada en un estudio de arquitectos británicos.

El tiempo, la desidia y una bomba anónima que detonó luego de las esquirlas la Guerra de Malvinas hicieron que la Torre de los Ingleses perdiera su encanto. Sin embargo, en 1999 una suave brisa reconstructiva sopló por la zona y se cambió al menos el ascensor que había donado el Príncipe de Gales en 1926, que ascendía hasta un balcón perimetral ubicado a 35 metros de altura. Con todo, hasta ahí habían llegado los esfuerzos por recuperar la obra de estilo renacentista que había diseñado el británico Ambrose Macdonald Poynter a principios del siglo.

¿Sabremos aprovechar la oportunidad que nos ofrece el turismo?

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La Torre de los Ingleses vuelve a ser noticia porque la semana pasada se dieron por concluidas las obras para su total recuperación y la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires abrió las puertas del Monumento Histórico Nacional y organiza las visitas, que son gratuitas para estudiantes, jubilados y niños menores de 12 años, pero tienen un costo de $ 100 para el resto de los curiosos y turistas. Los miércoles no se cobra entrada.

Los dos puntos fuertes del paseo son, por un lado, el mirador del sexto piso que regala una magnífica panorámica de la Plaza San Martín, la Avenida de Libertador, el edificio Kavanagh, la Estación Retiro y el espejo acerado del Río de la Plata. Y por el otro, el campanario de cinco pesadas campanas de bronce, que suenan cada quince minutos y dan un concierto cada hora.
Para quienes prefieran quedarse afuera y abajo, hay premio consuelo: la hermosa puerta principal, que despliega varios heraldos del Reino Unido (la rosa roja de la casa Tudor, la flor de cardo de Escocia, el trébol de Irlanda y el dragón de Gales). Y por el otro, un imponente reloj mecánico de la empresa Gilett & Johnston, que se ocupa de medir el paso del tiempo desde mediados del siglo XIX.

 

IG:monicamartin.turismo