UNIVERSIDADES
Balance

La pesada herencia de los espacios educativos

Con un número creciente de instituciones de nivel superior y de alumnos, se analiza qué lugar ocupan algunos aspectos como los recursos humanos, la calidad y la posibilidad de articular con la secundaria y otros estudios.

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En números. Según datos del SPU del Ministerio de Educación, entre 2003 y 2015 se crearon 24 instituciones de gestión estatal y 13 de gestión privada. | cedoc

A pesar de llevar más de un año en la gestión, las autoridades de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) no diseñan aún lineamientos para el sector. Esta unidad de gestión es la responsable de conducir las universidades y está a cargo del ex rector del Litoral, Albor Cantard, adscripto al grupo de rectores radicales.

La década pasada ha dejado algunas fortalezas, mas también problemas que deberían ponerse en agenda. Si analizamos la expansión del sistema considerando las instituciones públicas y privadas con la cantidad de alumnos, emergen algunos datos interesantes. En el período 2003-2013, la cantidad de estudiantes en las universidades públicas creció poco, ya que de algo más de 1.200.000 estudiantes se pasó a 1.400.000, lo que significa un 9%, mientras que en el sector privado se duplicó: se pasó de algo más de 200 mil a 400 mil alumnos. Mas en un período semejante, 2003-2015, se crearon 24 instituciones de gestión estatal y 13 de gestión privada, y se cuenta actualmente con cincuenta universidades para cada tipo de modalidad. Esto nos muestra que el crecimiento del sector estatal se ha dado en el soporte institucional, mientras que en el privado el crecimiento ha sido de alumnos.

Cabe preguntarse –si se trata de elaborar una agenda para los próximos años–: ¿la creación de universidades públicas era necesaria?, ¿se crearon siguiendo las necesidades del medio o algún otro criterio pertinente? Si se toma el caso de San Luis, que contaba con una universidad nacional académicamente prestigiosa y con una infraestructura sobredimensionada, con sedes en las localidades más importantes, como Villa Mercedes y Merlo, la respuesta a los interrogantes planteados es claramente no. Ya que se crearon dos universidades nacionales nuevas: una en cada una de estas localidades señaladas. La creación y conformación respondió a acuerdos entre el gobernador puntano con legisladores de la ex presidenta y ratificado por el actual ministro de Educación; basta ver quiénes son sus actuales rectores, entre los que se destaca la joven hija de Adolfo Rodríguez Saá, cuya membresía más relevante se encuentra en su documento de identidad. Frente a esta problemática, la SPU sólo ha propuesto impulsar convenios de cooperación entre las viejas y nuevas instituciones.

Indicadores. La competencia política de la SPU no se agota en el sector público, tiene mucho por hacer en el privado también. Así, por ejemplo, en relación con la tasa de egreso, lo que para algunos es un problema de eficiencia de las instituciones estatales para otros quizás se deba a un problema muy profundo de las privadas. Según los anuarios estadísticos universitarios elaborados por la SPU Ministerio de Educación, el porcentaje de egresados en relación con los ingresantes de las universidades públicas en el año 2013 fue del 25,45 %, mientras que en el sector privado fue del 33,96%. Es posible que la facilidad para egresar sea una condición curricular que se plasma en las aulas y en el imaginario de los estudiantes, razón por la cual también se explica el crecimiento matricular de este tipo de institución. Resulta imprescindible que la SPU profundice los procedimientos de evaluación para que lo mercantil no sea una variable que pueda anteponerse a lo académico.

Un tercer indicador estructural del sistema tiene que ver con sus recursos humanos. El tiempo que un docente es contratado por la institución para trabajar en ella. Se trata del indicador de calidad más importante para quienes realizan evaluaciones institucionales orientadas desde los parámetros de calidad de la enseñanza y la investigación. Muchas de las universidades privadas no gozan del prestigio de las públicas, quizás ello se deba a la razón señalada, ya que sus docentes, en su gran mayoría, son contratados sólo por las horas que dan clase. Esta ventaja comparativa de las públicas con las privadas es relativa y asimétrica, ya que hay en las universidades estatales 20.667 profesores con dedicación exclusiva (40 horas semanales) contra 110.780 profesores con dedicación simple (10 horas semanales). Concentra la UBA la mayoría de docentes con dedicación simple. Si comparamos con San Luis, se da lo inverso, aun en carreras como las de ingeniería, donde abundan los docentes exclusivos, los que pueden dedicar tiempo a las empresas.

Un cuarto problema para la construcción de la agenda tiene que ver con articular el sistema. Tarea que no sólo no se realizó en la década pasada, sino cuya fragmentación se profundizó. ¿Qué implica articular? Implica poner en relación racional el conjunto del sistema educativo. Articular por ejemplo el nivel medio con el superior, lo que podría ser una política que revierta el abandono de los estudiantes en el primer año. Articular las regiones en relación con la oferta académica, lo que evitaría la superposición de carreras y la ausencia en otras. Articular el Conicet con las secretarías de investigación de las universidades, algo que no sólo no se realizó, sino que se las ha confrontado, atendiendo el vaciamiento de la ciencia y la tecnología que desarrollaban las universidades tradicionalmente. Otras articulaciones, como el grado con el posgrado, el sector empresarial con los proyectos de investigación, la extensión con la promoción social, el pensamiento crítico con los medios de comunicación, etc., son tareas pendientes.

Un quinto problema es el de la calidad institucional. Con sorpresa y dolor, los universitarios observamos los pedidos de informe que la Justicia solicita a los rectores sobre sus gastos. La autonomía y la autarquía universitarias han sido valores que conformaron nuestra identidad desde hace ya casi cien años y nos enorgullecían, mas las libertades deben ejercerse con la responsabilidad debida. Las auditorías internas de las instituciones podrían aportar mucho a este valor, aunque para ello deben gozar de autonomía de las autoridades de las casas de estudio.

Son estos temas expuestos una selección de sólo cinco temas que emergen de la llamada pesada herencia y que pueden anotarse en una agenda que hasta ahora está en blanco.


Papel protagónico

Las instituciones universitarias se han considerado por su tradición medieval conservadoras, aunque su inserción en un contexto de cambios tecnológicos, donde el conocimiento ha pasado a ser la dimensión sustancial, el papel protagónico que estas instituciones pueden y deben jugar es central. En Argentina hay que atender los movimientos pendulares de los procesos políticos. A poco de cumplirse cien años de la Reforma de 1918 gestada en Córdoba, las permanentes discontinuidades del sistema se hacen presentes aun en instituciones que gozan de autonomía, como la universitaria. Todo ello nos deja la impresión, a muchos universitarios, de que estamos sentados en el banco de suplentes mientras la realidad social juega un partido al que no estamos llamados a colaborar. Realizamos en este trabajo una revisión de cinco temas para sugerir al actual gobierno que los anote en su agenda, que aún no comienza a escribir.


*Docente de la Universidad Nacional de San Luis.