Elecciones e inflación

Cuatro incertidumbres

Sectores. En la construcción, el desempleo ha subido al 7,9%. Foto: NA

La Argentina está atravesando un proceso casi inédito en su historia.

Una etapa donde en poco tiempo, su crónica inflación cobró guarismos mínimos basados en un equilibrio fiscal desconocido en los últimos tiempos, luego de un larguísimo período que llevó al país al borde de la hiperinflación.

Si bien la bienvenida desinflación provocó cambios positivos en la vida de los argentinos, las consecuencias no deseadas de este proceso afectaron variables fundamentales en la economía, tales como: el nivel de actividad, de ingresos, de ocupación, y del balance externo, junto con la resistencia del riesgo país a alcanzar niveles aceptables, a pesar de su reconocido descenso inicial.

Vale remarcar que la tríada equilibrio fiscal, baja inflación y riesgo país mínimo, constituyen condición necesaria, aun cuando no suficiente, para resolver los problemas endémicos de la castigada Argentina.

El oficialismo está prácticamente huérfano de fuerza legislativa propia

El país necesita revertir sus magros índices macroeconómicos. En los sectores de mayor generación de empleo, tales como la industria y la construcción, el desempleo subió al 7,9% en el primer trimestre de 2025, la tasa de informalidad ha vuelto a alcanzar el 42%, y el salario real cayó 6% en términos reales, mientras que el consumo masivo sigue a la baja. (La Nación 19-7-25).

Más temprano que tarde, se requiere un despertar de la actividad económica adormecida, a partir, fundamentalmente, de la inversión privada, que exige como ingrediente básico, confianza y certidumbre.

En este contexto, el país transcurre estos meses en el marco de un clima político electoral agitado.

Bueno es recordar que el oficialismo está prácticamente huérfano de fuerza legislativa propia y logró concreciones en ese campo, por el apoyo casi incondicional de gobernadores y partidos aliados, cuya adhesión disminuyó considerablemente, en buena parte por la actitud francamente confrontativa de parte del gobierno nacional. 

Esta situación posibilitó que la oposición, lograra aprobar en el Senado, entre otros, los proyectos que otorgan un aumento a todas las jubilaciones y pensiones, y la prórroga de una moratoria ya vencida en marzo.

Estas leyes generarían, de concretarse, un enorme déficit en las cuentas públicas, donde el riesgo país aún se mantiene en niveles incompatibles con una salida solvente de la economía, que requiere inversiones de magnitud, y cuyo requisito sustancial lo constituye la seguridad jurídica y la certidumbre respecto del futuro.   

En  este contexto el país y el Gobierno se enfrentan de cara al futuro, no por una sola incógnita, sino por cuatro incertidumbres.

La primera, el resultado, de real importancia, de la elección de septiembre en la vital provincia de Buenos Aires. 

Seguidamente, la concreción  de las negociaciones de listas para el proceso electoral de octubre que le debería dar al oficialismo, ineludiblemente, mayor densidad legislativa, para concretar en leyes su proyecto de una Argentina productiva.

Los resultados del Gobierno en la elección de octubre constituyen un tercer elemento fundamental de atención del mundo económico, en general, y de los potenciales inversores, muchos de ellos deseosos de incorporarse a la economía nacional, y en la actualidad, expectantes.

Y finalmente, si de darse los mejores resultados electorales, el gobierno nacional tendría la capacidad operativa suficiente y los recursos humanos indicados para transformar la Argentina en un país en marcha.

*Economista. Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.