Hijos commodities
“Era bueno para mí y para todo el mundo. Aún es muy doloroso hablar de él, pero intento mantener su legado”, dijo Joseph Jackson, cinco años después de la muerte de su hijo Michael. Sin embargo, la historia familiar era espantosa. En lo de Oprah Winfrey, El Rey del Pop había sido visceralmente claro: “Mi padre se burlaba de mí y lo odiaba, me hacía llorar cada día. Era muy estricto, muy duro, muy severo. Venía a verme y yo me enfermaba, comenzaba a regurgitar”.
Un tiempo después, en otra entrevista, matizó un poco el cuadro: “Mi padre ensayaba con un cinturón en la mano. Fue un genio para enseñarnos cómo trabajar al público, anticipando lo que vas hacer después, nos enseñó a no dejar ver nunca si estás sufriendo, o si algo va mal. He aprendido mucho de él”.
La figura de los padres explotadores tiene una gran trayectoria en el mundo del espectáculo, al punto de ser un clisé, como el emblemático caso de la madre de Judy Garland, que la sometió a un mix de anfetaminas y somníferos mientras filmaba El Mago de Oz.
Miles de hijos son exhibidos en redes –moneticen o no– bajo excusas como el amor o la ternura
Ahora, aunque las discusiones en torno de la importancia hiperbólica que se le da a la opinión de los niños, no solo como consumidores sino en el ámbito escolar donde el docente ve cada vez más cercenada su autoridad, sean cosa de todos los días, la explotación paterna, lejos de desaparecer, se democratiza en Internet.
Transformados en commodities, miles de hijos son exhibidos en redes –moneticen o no– bajo excusas como el amor o la ternura. No se me ocurre mejor lectura sobre que La intimidad pública, de Beatriz Sarlo, quien renegaba de Internet. “Los chicos que son mostrados, pegados a madres semidesnudas; todas falsas imitaciones de Gustav Klimt –dijo en una de las entrevistas dedicadas a promocionar estos ensayos– me causan preocupación, por la manipulación de la imagen de alguien que todavía no tiene ningún control sobre ella. ¿Qué va a pasar cuando se vean de ese modo en un mundo donde no hay imagen que se pierda? ¿Qué va a suceder con esas subjetividades?”
Todavía no lo sabemos, aunque, podemos intuir que habrá historias tristes, pero sin la compensación del estrellato duradero, reservado a unos pocos, como Michael Jackson.