Milei y Macri tensan la alianza
Venía con un plus la segunda reunión entre Javier Milei y Mauricio Macri, hace 48 horas en la Casa Rosada: asistió Karina Milei, eje de varias controversias, ausente en la reservada deliberación del domingo pasado. Aunque casi no habló, copiando a Guillermo Francos, un jefe de Gabinete mudo que pretende ser obispo. Sin cambios respecto de la entrevista anterior, “más de lo mismo”, podían coincidir los cuatro en sus confesiones, con la reticencia del ingeniero a las fotografías y a otras exhibiciones comunes –recordar que el pasado cónclave de Olivos pretendió ser secreto– y un presidente clavado en no introducir modificaciones hasta las elecciones del 26 de octubre. Al menos, en acuerdo con otro partido. El cuarteto, sin embargo, se vio obligado a ofrecer una imagen serena y conciliatoria: lo requiere la gobernabilidad, hoy tan clave como los respaldos económicos que promete Donald Trump para la visita del mandatario argentino a Washington en 15 días. También una oferta: quizá Macri acerque una propuesta económica para nutrir de fondos al Gobierno, no necesariamente un préstamo. Tal vez no vio esa alternativa durante su mandato.
Según el expresidente, más del diálogo actual no puede ofrecer, sin que le concedan nada a cambio y con la dificultad de que su partido, el PRO, en algunos distritos va contra La Libertad Avanza (caso Ignacio Torres en Chubut). O sea, contra la misma alianza con Milei. A su vez, este se ha convencido de que las adhesiones que lo convirtieron en presidente se volverán a repetir: no puede imaginar que los entusiastas votantes de ayer se hayan olvidado de que bajó la inflación o logró el equilibrio fiscal, razón por la cual lo llevaron al gobierno. “¿Acaso no lo eligieron por esa razón?”, reflexiona. Por si no alcanza esa creencia propia, mañana ingresará a un estadio porteño para ser vitoreado de la mano del Gordo Dan (una extensión de Santiago Caputo), la fanfarria correspondiente y el pedido del gentío para que entone algunas canciones con la bandita de la familia Benegas Lynch. Debe creer que canta bien, igual que gobierna.
En los ciclos históricos siempre se forma un entorno que no admite errores y alaba al campeón aunque en la pelea gane menos rounds que su rival. En este caso, hasta desconocen “la calle” o, en todo caso, suponen que la “calle” es la de los countries (Luis Caputo). No ignora Milei esta evidencia, pero está dominado por otra certeza: los escándalos que lo diezmaron en la consideración popular son obra de la exigente oposición más que de la realidad. Combinada con los medios. Y se remite a una muestra: antes de la pasada elección bonaerense, fue bombardeado y herido con el caso Spagnuolo, grabaciones y presuntas coimas que les atribuyeron a su hermana y a él mismo, mientras que desde que se quitó el secreto de sumario y pudo leerse la causa, se disipó el escándalo. Una nube de humo. Prueba de que le ganaron la tele y las redes, igual que ahora en el caso de José Luis Espert y sus pasados vínculos dinerarios con un personaje que luego apareció vinculado al narcotráfico y al lavado de activos: Fred Machado, un sospechoso aportante en la campaña del economista. Se advierte escasa escrupulosidad en esos tratos viejos y lejanos, pero en política “Escrúpulos” es una isla griega.
Por supuesto, Macri habló de la conveniencia de remover a Espert como candidato a diputado, opinión que comparte más de la mitad más uno del gabinete y, seguramente, los otros contertulios de la reunión, Francos y Karina. Debe recordarse que Espert nunca gozó de la simpatía de nadie en el Gobierno y él, a su vez, siempre se enorgulleció de ese rol odioso y provocador de “malo de la película”. Tampoco debe olvidarse otro dato: el abogado del millonario detenido hace años en su domicilio de Viedma y a la espera de que la Corte Suprema evite ahora extraditarlo a los Estados Unidos, es el mismo letrado de Milei: Francisco Oneto, quien lo patrocina en la causa $Libra. Pocos se han detenido en esta particular coincidencia. Ocurre que el imputado Machado siempre estuvo rodeado por libertarios, hombres de la derecha norteamericana que, en esta ocasión, no vale la pena consignar. Y que de poco le sirvieron al generoso Fred para impedir que su socia en EE.UU. fuera a juicio y encarcelada por más de diez años. Los lavadores tienen negocios e ideología, como cualquier ser humano. Con plata mucho más. No parece, sin embargo, que esas conexiones lo hayan forzado a Milei a sostener a Espert, quien se ha defendido con escasa versación en el tema comunicacional, soberbio y contradictorio, corrigiendo sus presentaciones ante el público con enorme ligereza y desprecio. Más grave quizá que la plata reconocida hace muchos años. Llegó al insólito extremo de que el jueves pasado, a la medianoche, haya salido casi en cadena televisiva a explicar de nuevo su relación con el imputado Machado, con un discurso escrito por Santiago Caputo y la convicción de que “no me bajo” de la candidatura. Con el explícito apoyo del Presidente, viejo compañero de ruta cuando presentaban libros juntos y daban charlas con Diego Giacomini y Guillermo Nielsen, hoy embajador en Paraguay. Piensa seguir Espert con el mismo repertorio público estos días hasta el miércoles, fecha en que la Comisión de Economía del Congreso parece dispuesta a borrarlo como titular del cuerpo. Al menos es el propósito del peronismo más burlón encabezado por el senador José Mayans que, de ejecutarse, le arrancaría a Milei al mejor defensor del último Presupuesto presentado, la nave insignia a sancionar en los próximos meses. Tampoco hay que desdeñar otro objetivo de la oposición: impedir que Espert renueve su mandato en diciembre. Hora de litigios.
Macri discrepó con Karina sobre cierta falta de conducción en la provincia de Buenos Aires, le reprochó desorganización electoral, improvisación. Y, para no reiterar errores, hasta intentó sumarle voluntarios para fiscalizar los próximos comicios en ese distrito clave, ya que está convencido de que el cristinismo obtuvo entre 4 y 5% gracias al fraude y la distracción de La Libertad Avanza. Se le rechazó la gestión, considera la hermana presidencial que no hubo tal desorden y, por ahora, no necesita ningún refuerzo controlador en la Provincia. No se conocen los términos, pero Macri habría replicado algo así como: “Ustedes no han advertido ciertas desmandas ni controles, se comieron la curva con el Chino Kiluchi y otros 4 puntos los extraviaron en el cómputo final”. Continuó el invitado con la pretensión de que Milei habilite una apertura política, de que invite a su gobierno a delegados de gobernadores más cercanos y con representatividad en el Congreso y de que, por supuesto, convoque a figuras en el gabinete que sean de su interés o predilección. No se sabe si vertió nombres en este encuentro, ya que en la reunión del domingo pasado evitó mencionar siquiera un apellido. Sí reconoce que hay una exageración con la crisis declarada por la oposición, pero también cuestiona cierto apego a los dogmas por parte de Milei, como si le faltara flexibilidad política. Dicen que el Presidente agradeció las sugerencias y que esperará a los resultados del 26, persuadido de que entonces –con una cantidad de 35 o 36% de votos– no solo estará a salvo de cualquier juicio político y del bloqueo legislativo, sino también acompañado por mercados como valla suficiente para seguir respaldando. Lo que hoy no ocurre. Igual, admite cambios futuros: finalmente el ministro Petri y su colega Patricia Bullrich dejarán el Gobierno para convertirse en legisladores. Dos vacantes, se diría que Macri –ya partiendo al Perú– piensa en la necesidad de más agujeros. No se va contento, aunque le gusta volver al estrellato.