Para qué le sirve Donald Trump a Javier Milei
El objetivo podría sintetizarse en el otorgamiento de gobernabilidad al mileísmo, su único aliado incondicional en una región subestimada por Washington, donde China expandió su influencia en los últimos lustros y menguó los negocios de las empresas norteamericanas. Los intereses nunca son sólo geopolíticos.
Hasta hace unos días, la intervención de la administración de Donald Trump en respaldo a la gestión de Javier Milei parecía limitarse a una serie de anuncios financieros para asegurar que ciertas variables locales sensibles, como el valor del dólar, no se desbocara antes de las legislativas.
El objetivo podría sintetizarse en el otorgamiento de gobernabilidad al mileísmo, su único aliado incondicional en una región subestimada por Washington, donde China expandió su influencia en los últimos lustros y menguó los negocios de las empresas norteamericanas. Los intereses nunca son sólo geopolíticos.
Donald Trump abrió un "abismo" poselectoral para el dólar: ¿flotar o devaluar?
Aunque el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ya había dado señales en su histórico hilo en redes del lunes 22 de septiembre, el condicionamiento explícito que hizo Trump ayer martes a que toda su ayuda está condicionada a que el electorado argentino apoye a Milei ingresa a otra dimensión. Desconocida, acaso.
Antes de seguir, corresponde un asterisco. Las idas y vueltas respecto a qué elección se refería el jefe de la Casa Blanca, la desesperación de la delegación presidencial libertaria por aclararlo y el impacto en los mercados derivan en aspectos secundarios para lo que se pretende observar aquí. Porque la lupa, en este texto, se intenta posar en el efecto electoral que puede tener esta injerencia directa del líder más poderoso del mundo occidental, a diez días de nuestros comicios de medio término.
A la hora de las obviedades políticas, que se acentúan en tiempos de campaña, la intrusión de Trump se celebra en el oficialismo y se denosta en la oposición, sobre todo en el peronismo. Particularmente en el kirchnerismo. Todos buscan llevar agua para su molino. Como siempre.
Sucede que encuestas en poder de las fuerzas competidoras registran en las últimas semanas una persistente caída en la imagen pública de Milei y alguna recuperación peronista. Con proyecciones de empate técnico. En este espacio se ha repetido hasta el hartazgo las prevenciones en torno a muchos de estos trabajos que buscan diagnosticar la intención de voto. Sucesivos resultados electorales híper confirman las dudas, que a veces mutan hacia la perplejidad.
Cómo maneja la crisis el gobierno de Milei: errores, escándalos y comunicación fallida
En este escenario volátil y competitivo, corresponde inferir el peso que pueden tener las palabras de Trump al rescate de su amigo Milei. Con una particularidad: históricamente los sondeos globales suelen detectar que en la Argentina se trasluce un mayoritario sentimiento anti estadounidense.
Los votantes duros confirmarán sus posturas. Se calcula en dos tercios. De un lado, quienes enaltecerán el inequívoco sostén norteamericano. Del otro, la condenarán como una violación a la soberanía.
Lo interesante es bucear en el sector blando del votante, ese tercio que falta. Tan flexible que le dio el triunfo a Milei hace dos años como a Alberto Fernández hace seis. Cabe preguntarse si allí pesarán más las promesas trumpistas de un futuro próspero o los avatares económicos del presente. ¿Dólares fáciles para la argentinidad libertaria vs. pesos difíciles para llegar a fin de mes y con trabajo?
Ya surgen voces en el planeta encuestas que refieren a la incidencia de un posible “voto extorsión”. ¿Verdad o ficción? Muy pronto lo sabremos.