LÍMITES Y CONSENTIMIENTO

Cómo la peligrosa exposición en redes sociales afecta a los niños: “quedan vulnerables al abuso y la explotación sexual”

Los contenidos sexualizados en plataformas como TikTok o Instagram pueden alterar el desarrollo emocional, social y psicosexual de los menores. Una especialista detalla cómo prevenir los riesgos y acompañar su crecimiento.

Niños, celulares y sexualización Foto: Humanium

El consumo de redes sociales por parte de niñas y niños ya no es una cuestión de entretenimiento: se convirtió en un factor de riesgo para su desarrollo. Contenidos sexualizados, coreografías y videos con mensajes adultos impactan en la formación de la autoestima, la percepción del propio cuerpo y la forma en que se relacionan con otros.

Desde Perfil Córdoba consultamos a Mariana Savid, especialista en neuroeducación, quien advierte: “El cerebro y la psique de los niños están en plena formación. Cuando los exponemos a este tipo de contenido, los estamos obligando a procesar estímulos para los que no tienen herramientas. Esto deja huellas profundas”.

Consecuencias visibles y señales de alerta

Mariana detalla los efectos más preocupantes: “Niñas de seis o siete años imitan coreografías sexualizadas sin comprender su significado. Repiten gestos y posturas que les son ajenos, internalizan roles de seducción y empiezan a normalizar conductas que no deberían formar parte de su infancia”.

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La especialista agrega: “Se pierde el juego espontáneo, se sustituye por performance frente a la cámara. Muchas niñas desarrollan obsesión por maquillaje, dietas y presión estética. Esto genera ansiedad, baja autoestima y puede derivar en comportamientos sexualizados inapropiados para su edad”.

Además, Mariana alerta sobre el riesgo máximo: “Al ahorrarse los límites entre lo íntimo y lo público, entre lo seguro y lo peligroso, un niño o una niña hipersexualizado no tiene las herramientas para discernir cuando una situación o una persona trajere un límite porque lo han normalizado, lo que nunca debería ser normal. Como bien se ha dicho, esta práctica es una puerta de entrada para la normalización del abuso”.

Cómo acompañar y proteger a los niños

Frente a este escenario, la psicopedagoga recomienda un acompañamiento activo y crítico: “No se trata de espiar, sino de dialogar con ellos. Preguntarles: ‘¿Qué te parece este video? ¿Por qué crees que una niña baila así? ¿Te parece que es algo de niños?’ me parece que desarrollar el pensamiento crítico es su anticuerpo más poderoso". 

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La educación sexual integral desde la familia es clave: hablar sobre consentimiento, intimidad, emociones y respeto por el propio cuerpo. La escuela también tiene un rol esencial: crear espacios seguros para hablar de lo que ven y capacitar a docentes para detectar cambios de humor, obsesión con la apariencia o conductas sexualizadas. La educación sexual integral no es solo hablar de genitalidad, es hablar de consentimiento.

Y concluye con un mensaje contundente: "no podemos usar la tecnología como niñera. La infancia es el cimiento de todo: una vida que si lo llenamos de grietas con contenido sexualizado, presión estética y ausencia adulta, estamos condenando a los niños y niñas a construir su futuro sobre bases frágiles”.