Cristian Debarre reconoce que evadió, pero niega cargos por lavado y asociación ilícita
El exapoderado de Corphone negó haber tratado con Diómedes Carbone, el hombre de quien se sospecha en la Justicia Federal que habría invertido dinero de la banda narco rosarina Los Monos. Recientemente presentó un libro de su autoría. Cómo conoció a Diego Vieyra Ferreyra, a quien le compró facturas truchas.
El nombre del empresario Cristian Debarre está incluido en uno de los expedientes más grandes en materia penal económica en la Justicia Federal de Córdoba. Se trata de una mega causa por presunta evasión tributaria, asociación ilícita fiscal y lavado de activos a partir de una usina de facturas apócrifas (apoc).
El núcleo central es la organización que habría montado la maniobra, encabezada por Diego Vieyra Ferreyra, quien recientemente fue elevado a juicio, y el fiscal federal Enrique Senestrari pidió que sea nuevamente detenido.
Debarre está procesado por asociación ilícita y esa decisión está firme. En cambio, los procesamientos por evasión tributaria agravada y lavado de activos que promovió el Juzgado fueron apelados y están en la Cámara Federal de Apelaciones. Estuvo dos veces preso: la primera detención se produjo el 31 de agosto de 2020 —durante la pandemia del Covid— y el encierro duró 72 días. La segunda, ocurrió el 10 de marzo de 2023 y duró dos meses.
Debarre fue apoderado de Corphone, un call center que funcionaba en Tucumán 25 de la ciudad de Córdoba. La empresa apareció en una base de datos de Afip (ahora Arca) en 2018 con facturas apoc. Al avanzar la investigación, la Justicia detectó un movimiento llamativo. Aparentemente, a mediados de 2021 habría sido adquirida por Diómedes Carbone, vinculado con un barrabrava de Newell´s de Rosario, que a su vez estaba sospechado de mover dinero de la banda narco ‘Los Monos’.
En la entrevista exclusiva que concedió a Perfil CÓRDOBA, Debarre negó enfáticamente haber recibido dinero de Carbone. Reconoció que “cometió un error”, que “evadió impuestos”, pero rechazó haber integrado una asociación ilícita liderada por Vieyra Ferreyra y aseguró que tampoco lavó dinero.
En la segunda detención, dijo haber sido “torturado” y denunció que hubo “abuso” psicológico a su hijo de siete años, quien presenció el allanamiento y la forma en que lo llevaron preso.
—La investigación judicial comenzó en 2018. ¿Qué pasaba con Corphone en ese momento?
—Pide un concurso de acreedores porque estaba mal financiera y económicamente. Hasta ese momento nuestros clientes eran Telefónica de Argentina, la Universidad Kennedy. Un subcontratista de Personal se cae, por modificaciones comerciales de ellos y eso profundiza la crisis. Teníamos entre 200 y 300 empleados. Había presión impositiva, gremial, juicios laborales. Las pymes se asfixiaban. No había recursos, créditos ni subsidios del Estado. Propuse cerrar la empresa, pero había personas atrás. Hoy, con el diario del lunes, ese era el mejor camino.
—¿Negociaron con el gremio?
—Estaba el de Comercio y luego entró el de teleoperadores, Atacc. Había deudas. Ellos hacen su parte, quieren que los empleados estén registrados. Nosotros los teníamos en blanco, pero llegó un momento en que las cargas impositivas y laborales fueron insoportables
—¿Cuándo comenzaron a comprar facturas apócrifas a Diego Vieyra?
—En el 2018, cuando pedimos el concurso preventivo.
—¿Cuánto compraron?
—Pasaron siete años, no recuerdo. No éramos la única pyme que las adquirimos. El detalle más importante es que nunca supimos que atrás de esto había un delincuente como Diego Vieyra, que había formado una asociación ilícita. Uno entra a la página de Afip y se valida la factura con el CAI (Constatación de comprobantes) y ahí uno se da cuenta si está bien o mal.
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—¿Cómo lo conoció a Diego Vieyra?
—Él tenía un call center. Nos hizo un trabajo genuino, por eso confiamos. Un día se acercó y me dijo: “Me quedó IVA a favor porque se cerró la empresa”. Le respondí: “Te lo compro”. Es lo normal. No digo que esté bien. Así empieza la historia, el engaño. Compré un buzón. Cuando se le acaba el IVA a favor, me dice que tiene facturas y empezamos a comprarlas. De esta manera, la empresa fue subsistiendo hasta que llegó la pandemia (de Covid-19) en marzo de 2020, con un sacrificio tremendo, incluso vendiendo cosas personales y poniéndole fondos propios.
—Usted dice que era apoderado de Corphone. ¿Quiénes eran los dueños?
—Nosotros, con otra persona que no quiero nombrar. Yo era apoderado, la administrábamos. A fines de 2019, ya estaba (el presidente, Alberto) Fernández. Adquirimos créditos a tasas bajas y vino la crisis. Las tasas subieron muchísimo. De la noche a la mañana no había presencialidad y apareció el Zoom. Conseguimos el permiso legal para circular y llevamos sus computadoras a cada empleado. La mitad ni siquiera las devolvió. La gente estaba en su casa, en este rubro la franja etaria era de 25, 28 años. No tienen la responsabilidad laboral que tiene uno, lamentablemente. Veían Netflix, se logueaban y dejaban la compu. La producción se derrumbó.
—¿Cuándo apareció Diómedes Carbone y compró Corphone?
—Hasta donde yo sé, y es así, él nunca compra nada. Por eso, los diarios cuando ponen Carbone le compra a Debarre por US$80.000, Dios te oiga, ojalá hubiese cobrado. Fue en 2021, después de estar preso por primera vez. Me acerqué a la empresa y les dije: ‘Hasta acá llego, no puedo trabajar más’. Fue entre marzo y abril de ese año. Yo era un pollito mojado, totalmente medicado. Me desvinculan por carta documento, se da de baja el poder y reclamo mi indemnización. Termino en juicio laboral con la empresa y lo gano, aunque cobré solo una parte.
DESPIDOS. Cuando se declaró la quiebra de Corphone decenas de trabajadores quedaron en la calle.
—¿Con qué le pagaron si estaba quebrada?
—Ya no era mi problema. Demasiado les había puesto el pecho a las balas. No supe más nada de la empresa. Una de esas veces en que fui, porque siempre quedan cosas pendientes, lo vi a Carbone, sin saber quién era. No lo conozco ni quiero conocerlo. Por eso me duele cuando hablan de ‘Los Monos y Debarre’. Son cosas muy delicadas porque ensucian a una persona que no tiene nada que ver con todo eso.
—¿Entonces qué hizo Carbone en la empresa?
—Tengo entendido que estuvo dos o tres meses y se fue. O sea, no compró la empresa. La Justicia tiene que mostrar las pruebas sobre cómo dicen que la compró. Muéstrenme un recibo. Allanaron mi casa de nuevo en 2023 y no encontraron nada de eso.
—¿Cuándo se cerró definitivamente Corphone?
—Antes del allanamiento del 2023, creo que ya estaba quebrada. Gente en la calle que no cobró su indemnización. Terminó peor de lo que hubiese terminado si se hubiera cerrado en 2018.
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