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Intendentes, entre el voto libertario y el mostrador: menos impuestos, más reclamos y un 2026 sin margen

Los jefes comunales llegan al armado del Presupuesto atrapados en una paradoja: sus vecinos celebran el ajuste nacional, pero al mismo tiempo exigen “más Estado” a nivel local. Suba de tasas, coparticipación caída y la “espalda política” tras el triunfo de Milei.

AJUSTE Y DEMANDA SOCIAL. Los intendentes enfrentan un mapa fiscal asfixiante donde el ajuste nacional y revela la presión creciente sobre quienes encarnan el primer mostrador del Estado. Foto: CEDOC PERFIL

El año político todavía no terminó, pero los intendentes cordobeses ya están sentados frente a la hoja más ingrata: el presupuesto 2026. Esa pieza, mitad documento técnico y mitad declaración de supervivencia, viene con un doble efecto tan incómodo como inevitable. Por un lado, los vecinos piden menos impuestos. Por el otro, sus localidades ya no pueden ajustar un centímetro más sin poner en riesgo la prestación básica de servicios. Y en el medio, como siempre, ellos: el primer mostrador del Estado, los que ponen “la cara cuando Nación aprieta, Provincia recorta y la demanda social sube”.

El debate se desplegó sin guiones en un almuerzo organizado en la sede Grupo Edisur, en Manantiales. Allí, el presidente de la compañía, Horacio Oarga, enfatizó en la necesidad de acuerdos entre el sector público y el privado. “Manantiales fue el primer acuerdo público-privado de Córdoba”, sostuvo. Luego, llegó el momento del disparador que ya venía sonando en cada despacho municipal: “¿Lo que pasó en la elección nacional les dio margen para ajustar?”

En un clima de “sincericidio”, los intendentes describieron el nuevo ecosistema fiscal: obras frenadas, servicios que ahora “sí o sí tienen un costo” y la obligación de volverse creativos para no desaparecer financieramente. Aun así, se muestran convencidos de que la salida será mixta: menos política tradicional, más gestión y acuerdos con privados. Y todos admiten lo mismo: el 2026 no perdonará improvisados.

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“Contribuyente cumplidor” y nuevo mandato político

Los intendentes no tardaron en recoger el guante. La primera en responder fue Cecilia Garay (Villa del Totoral), quien expuso el contexto de su gestión sin rodeos: “Depende de la situación política que tengas en tu territorio, lo de Milei puede ser una amenaza o no. En caso del ajuste, nosotros lo hicimos desde el día cero después de 20 años con un gobierno devastado, con muchísima deuda, sin nada de nada”. Garay, que heredó una municipalidad virtualmente quebrada, agregó: “La fuente de trabajo no tiene que ser la municipalidad, el privado es el que verdaderamente da trabajo genuino”.

La siguió Mariángeles Arneudo Galfre (Río Primero), con una admisión de alto voltaje político: “Que Milei haya ganado las elecciones a nosotros nos da cierta espalda para tomar decisiones que quizás, en otro contexto, hubieran sido más disruptivas, más odiosas”. Y reforzó la nueva pedagogía fiscal que atraviesa a todos: “Es muy loco que tengamos que explicar que todo tiene un costo”.

La escena tomó temperatura cuando los intendentes empezaron a describir lo que les pasa en la calle. Todos repitieron la misma paradoja: los vecinos votan ajuste arriba… pero exigen Estado presente abajo.

Ahí apareció Javier Riveri (Jovita), quien rompió con una broma el clima que se estaba armando: “Si hubiese sabido que me tocaba la pandemia y después venía todo esto, me quedaba en mi casa”. Y con un llamado a la coherencia ciudadana habló de sus vecinos: “A Milei le perdonan todo, es un doble discurso, porque a mí me lo exigen. Quieren pagar 2 pesos y tener un servicio de primera”.

Cobrar lo incobrable

Desde la cuenca lechera del sur, Raúl Mariscalchi (Arroyo Cabral), planteó una conclusión que se repitió a lo largo de todo el almuerzo: “Estoy obligado a cobrar todo lo que no se cobró, aunque me vuelva antipático. Las políticas de Milei te dan esa oportunidad”.

En Las Higueras, según contó Gianfranco Luchessi, el problema no era la evasión, sino la cultura del no pago: “La gente no estaba acostumbrada a pagar el agua, por lo que decidimos avanza con una estrategia que en otros lugares dio resultado: al vecino que no paga, le pintamos de rojo la canilla del agua. La advertencia dio resultado: un montón de gente se llegó a regularizar la situación”.

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En ese sentido, Luchessi sostuvo que “nadie está acostumbrado a pagar” en los pueblos o en las localidades más chicas. Y puso como ejemplo un exintendente de Las Higueras, que no pagó el agua desde el 2018: será uno de los primeros sancionados.

Franco Villar (La Playosa) sintetizó el drama de la coparticipación caída: “Con ese tema, nosotros llevamos perdidos 480 millones de pesos en un año”, apuntando a la falta de fondos que empieza en Nación y sigue en la provincia. Y agregó: “lo que dejemos de hacer no podemos poner como excusa a Milei”, frase que dejó flotando una verdad incómoda.

Obras públicas y creatividad para sobrevivir

En un punto, los intendentes coincidieron sin matices en que la obra pública nacional está muerta y la provincial es a cuentagotas. La única salida es gestionar, negociar y tercerizar. Matías Ramírez (Nono) lo explicó con una frase que es casi un manifiesto municipal para el 2026: “A la obra pública no la cobrábamos hasta hace dos años… El ajuste y cuidar el dinero nos obliga a decirle al vecino que todo tiene un costo”.

Juan Panicelli se presentó como el primer intendente de Colonia Tirolesa que “luego de 40 años hace una obra propia pagando cero pesos y haciendo acuerdos con el sector privado”. Carlos Oviedo (Villa Cura Brochero) llevó el debate a otro nivel: el desbalance turístico. “La gente se muda a las sierras en temporada y Córdoba Capital sigue cobrando la misma coparticipación sin brindar los mismos servicios. Habría que repensar cómo se distribuirían esos fondos con las localidades serranas”. Hubo un momento de coincidencia plena en la mesa cuando el intendente de Cabral lanzó: “A lo que todo a nosotros nos unifica es esa cuestión de la casta. Yo siento que ninguno de los que estamos acá somos casta”, dijo. La frase descomprimió y, al mismo tiempo, mostró el agotamiento emocional que se percibe en cada intendencia.

Invitados

Participaron del almuerzo Matías Ramírez (Nono), Javier Riberi (Jovita), Raúl Mariscalchi (Arroyo Cabral), Franco Villar (La Playosa), Gianfranco Luchessi (Las Higueras), Cecilia Garay (Villa del Totoral), Carlos Oviedo (Villa Cura Brochero), Juan Panicelli (Colonia Tirolesa) y Mariangeles Arneudo Galfre (Río Primero).