CRIMEN ORGANIZADO

Operación Contención en Río de Janeiro no parece haber herido a la cúpula del Comando Vermelho

El docente e investigador Nicolás Lien plantea como hipótesis que el gobierno carioca de Cláudio Castro, por lo menos, “menospreció” el poder de fuego del grupo narcocriminal provocando cientos de muertes, sin dar certeza de que descabezó a la organización. “Securitización” de la seguridad pública.

OPERACIÓN CONTENCIÓN. El martes 2.500 agentes de seguridad ingresaron a las favelas Penha y Alemão para enfrentar al Comando Vermelho. Los análisis discuten si fue exitosa o un fracaso. Foto: Cedoc Perfil. NY Times

La Operación Contención que lanzó el martes pasado el gobernador de Río de Janeiro Cláudio Castro en las favelas Penha y Alemão, no habría asestado un golpe decisivo a la poderosa facción narcocriminal Comando Vermelho, a la luz de la escasa información sobre muertos o detenciones de sus principales cabezas. 

El despliegue policial desató una guerra que causó más de 130 muertes, un enfrentamiento en el que se vio un alto poder de fuego como respuesta, drones que descolgaban granadas y represalias difíciles aún de mensurar.  

La aparición de las organizaciones narco criminales en Brasil comenzó en las cárceles y la mayoría de sus cabezas sigue operando desde los penales.  El Primer Comando Capital (PCC) está fuertemente asentado en San Pablo y el Comando Vermelho (CV) nació en el contexto de crisis de la política criminal vinculada a la dictadura en Brasil —años 70— atravesado por la segregación racial. Su base está en Río de Janeiro.

Perfil CÓRDOBA entrevistó a Nicolás Santiago Lien, docente e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs) de la UNC.

NICOLÁS SANTIAGO LIEN. Docente e investigador.

—¿Cómo analiza el operativo contra el Comando Vermelho en Río de Janeiro? 

—Brasil vive un proceso de expansión de las facciones. El CV y el PCC tienen diferencias. El CV es fuertemente territorial. La estrategia de seguridad, de ganar los morros cuerpo a cuerpo, es una confrontación directa hacia su estructura. Hay una tendencia a cierto bolsonarismo, que plantea el combate directo, con antecedentes como la masacre de Jacarezinho (2021). Las facciones del CV nutren sus filas con soldados, sus eslabones más débiles son jóvenes que habitan las periferias urbanas. El margen de daño de estas formas de confrontación es altísimo porque ocurren en sectores con alta densidad demográfica. Además, proyecta violencia hacia adelante. Es lo que preocupa a nivel federal. El gobierno (de Lula Da Silva) encomendó a los ministros de Seguridad y de Justicia atender esa situación. A pesar de que las tropas se habían retirado, quedó una situación de crisis. No se sabe quiénes permanecen operativos en la facción. Es lo que hace pensar en una posible represalia abierta y directa. Hay estudios de la Universidad Fluminense que demuestran que los daños colaterales se magnifican por la estructura de los enfrentamientos en estos grandes conglomerados urbanos. Entonces, con toda la información que se tiene, con la praxis desarrollada, por lo menos se puede concluir que fue una estrategia que ha menospreciado la posibilidad de reacción. 

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—¿O quizás no tenían información del poder de fuego, la capacidad armamentista y tecnológica del Comando Vermelho? 

—Podría ser también un fallo de inteligencia. Todavía no hay forma de demostrarlo, por lo que la hipótesis es que hubo un menosprecio del cálculo de recursos.

—¿Logró herir la estructura? 

—En principio, sí, pero no sabemos si llegó a la cúpula. Si uno mira solamente ese aspecto, el operativo fue un fracaso porque no habría grandes detenciones. Ellos exhiben los números de muertos, pero no informan cuántos jefes fueron detenidos o asesinados, de los 185 mandatos de detenciones que tenían. Hasta el momento no hay información y si la tienen no la van a mostrar porque estarían evidenciando la ineficacia de la estrategia. 

—¿Este operativo fue pensado para contrarrestar la expansión del grupo narcocriminal? 

—La expansión como tal es un proceso general. En esta operación se han desplazado 2.500 agentes. Es una maquinaria importante en uno de los complejos más grandes del país. Fue una apuesta política muy fuerte, no sabemos si informada o no, con errores o no. No atacaron cualquier complejo, fueron a uno muy representativo, que hace a la idiosincrasia.

—¿Qué se puede esperar como réplica? 

—Los han llamado a su juego. Están ingresando a una contienda directa. Tiene fundamento el temor de que generen represalias, que hagan un avance o que produzcan otros focos de conflictos, que se encadenen a otras acciones violentas. La estructura analizará el costo-beneficio.

—¿Hay antecedentes de un operativo de esta magnitud?

—No, las dos que se conocen, una es Jacarezinho y después obviamente están todos los intentos de recuperación o de pacificación de las favelas previo a la visita de Juan Pablo II, o del Mundial. En este caso, creo que fue una decisión política para imponer una visión de seguridad. El gobernador Cláudio Castro es seguidor de Trump. Afirmó que Río de Janeiro está en guerra contra el “narcoterrorismo”, es un concepto central de su posicionamiento.

CLÁUDIO CASTRO. El gobernador mañana lunes deberá presentarse ante el Superior Tribunal Federal para dar explicaciones sobre la Operación Contención que dejó más de un centenar y medio de muertos. 

—¿Una represalia apuntaría a las fuerzas de seguridad o podría afectar a la población civil? 

—No tienen la estructura de ir contra la población civil, aunque es difícil generalizar para prever lo que puede pasar. Sí se podría dar una guerra contra quienes entienden son enemigos, las fuerzas de seguridad. 

—¿Dónde están los jefes del Comando Vermelho? 

—Muchos operan en los morros, antes vivían ahí y ahora están en lugares residenciales. Si iban a capturar a la cúpula y ninguno vive ahí, el argumento para justificar el operativo caería en falsedad. La estructura tiene una fuerte presencia territorial, pero no implica que su cabeza esté ahí, por una cuestión lógica de estrategia militar. 

—¿Además del negocio de la droga y las armas, qué otra actividad tiene? 

—Gestiona servicios públicos. En los complejos (favelas) brindan luz e internet.

—¿El operativo en Río puede generar un desplazamiento de jefes narcos a Argentina?

—Puede afectarnos en que se desplazan otras líneas, como son los actores financieros que le facilitan las operaciones. Son ecosistemas empresarios, bursátiles. En términos prácticos pareciera que el combate cuerpo a cuerpo no es la estrategia correcta. Hace poco más de un mes, el Ministerio Público de San Pablo y la Policía Federal atacaron el corazón financiero del PCC. La operación ‘Faria Lima’ neutralizó su dinámica económica, fue un golpe a la expansión de la facción. El contraste se puede plantear entre el daño al corazón financiero de la organización en San Pablo y el número de víctimas que provocó la operación en Río. Son posicionamientos políticos sobre seguridad que, en el último caso, apunta claramente a la securitización.