El River inexplicable, el Racing copero
Sé que esta es –o debería ser– una nota sobre fútbol y no sobre filosofía, pero, por favor, para empezar, les ruego a los eventuales lectores que me permitan una digresión por el filósofo francés Gilles Deleuze, en especial su libro Diferencia y repetición, de 1968. Es un libro sobre el concepto de paradoja, y entonces da una afirmación principal, totalmente paradójica: cuando uno se repite, cuando hay repetición, cada repetición es en realidad diferente a la anterior. Es una afirmación curiosa, pero así son las paradojas, como la de decir que cada repetición es en verdad diferente de la anterior. Entonces, me toca a mí decir: sé que me repito, me repito y me repito. ¡Pero yo también espero que cada una de mis repeticiones sea diferente de la anterior! ¿Qué repetición? La de haber escrito una y otra vez, y hoy de nuevo, que no entiendo a River. No lo entiendo. No entiendo por qué pierde. Tiene un plantel que probablemente sea el mejor del fútbol argentino, tiene también al que probablemente sea el mejor director técnico del fútbol argentino, y sin embargo pierde. Y no solo pierde: juega mal, no encuentra su ritmo, su estilo, su forma.
Llegó a los cuartos de final contra Palmeiras después de haber pasado de casualidad contra el pobre Libertad de Paraguay. Contra Palmeiras perdió bien acá y allá, y Gallardo terminó en la conferencia de prensa criticando al referí… (y diciendo que la serie “fue muy cerrada”, siendo que perdió 5 a 2 en el total). Es un enigma River, tiene plata, una estructura edilicia y logística de nivel casi europeo, un plantel con campeones del mundo y etc., etc., etc., sin embargo, ¿cuánto hace que no juega bien? Tal vez un rato contra Estudiantes y no mucho más. Este segundo ciclo de Gallardo está muy por debajo de las expectativas, y si no fuera un técnico con tantas (merecidas) espaldas, ya se estaría hablando de su salida.
River no solo pierde: juega mal, no encuentra su ritmo, su estilo, su forma
Del otro lado viene Racing, ya en semifinales. Aquí también me repito, ahora lo dicho después de que Racing eliminó a Peñarol. Dos cosas: una, que se convirtió –ya desde la Sudamericana que ganó– en un equipo copero. Tiene la mística, la impronta, la actitud de los equipos coperos que disfrutan jugar esa clase de partidos. Y un técnico de los de antes, que le transmite esa impronta (¿ahora cómo va a hacer Milito para echarlo, como realmente desea en su intimidad?). Segundo, que juega con una intensidad impresionante. Los partidos con Vélez fueron dos partidazos. De ida y vuelta, con los dos equipos yendo para adelante, con fútbol bien jugado, pero también con garra, con un nivel de adrenalina que hace mucho que no se veía. Va un chiste: Racing viene tan derechito…¡que el mejor de River contra Palmeiras fue Salas! (recuerdo que hasta hace unas semanas se decía que Maravilla Martínez lo extrañaba, no pareció el caso el otro día en el Cilindro). Y del otro lado, Vélez, típico equipo del Mellizo: un digno perdedor. Ahora Racing va por todo en la Libertadores, no me disgustaría verlo campeón.
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