Al borde del colapso institucional

Crisis política en Francia: renunció Sébastien Lecornu, el primer ministro más breve de la historia

La renuncia ocurrió apenas 27 días después de asumir y expuso el colapso político del oficialismo francés. Cada vez más aislado, Emmanuel Macron enfrenta presiones para disolver el Parlamento o incluso dimitir, mientras la ultraderecha se prepara para capitalizar el caos.

Sébastien Lecornu y Emmanuel Macron Foto: AFP

El primer ministro de FranciaSébastien Lecornu, presentó su renuncia irrevocable apenas 27 días después de haber asumido el cargo y sin llegar siquiera a completar la conformación de su gabinete. Su dimisión, aceptada de inmediato por el presidente Emmanuel Macron, lo convirtió en el jefe de Gobierno más fugaz de la historia de la Quinta República, fundada en 1958. 

"No están dadas las condiciones para gobernar", sostuvo en una conferencia de prensa este lunes 6 de octubre. El hecho marca un nuevo capítulo en la profunda crisis institucional que atraviesa Francia, sumida desde hace más de un año en un estado de parálisis política sin precedentes.

Lecornu —exministro de Defensa y uno de los hombres más leales al presidente— había sido nombrado primer ministro el 10 de septiembre, tras la caída de François Bayrou, derrotado por una moción de censura. Desde el inicio, quien es uno de los partidarios más cercanos a Macron enfrentó una tarea imposible: liderar un Ejecutivo sin mayoría parlamentaria y con una oposición dispuesta a impedir avances sin concesiones.

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En ese momento, el flamante encargado del gobierno galo hizo una lectura crítica del crítico escenario institucional e hizo un llamado a todo el arco político: prometió una ruptura con el pasado y la apertura de una nueva etapa de negociación con los distintos sectores. Sin embargo, su intento duró menos de un mes. La oposición fue inmediata, no solo por parte de las fuerzas de izquierda y derecha, sino también dentro del propio bloque que sostenía a un oficialismo apurado por mantenerse competitivo de cara a las elecciones presidenciales de 2027.

Una renuncia anunciada (y acelerada)

El detonante fue el anuncio, el domingo por la noche, de un gabinete dominado por figuras del macronismo, entre ellas el exministro de Economía Bruno Le Maire, designado en Defensa, y varios miembros del anterior Ejecutivo. "La composición del Gobierno no refleja la ruptura prometida", advirtió Bruno Retailleau, presidente del partido conservador Los Republicanos (LR), en la red social X.

Esa frase marcó el punto de no retorno. Con el rechazo declarado de sus supuestos socios parlamentarios y la confirmación de que los socialistas censurarían su gobierno, Lecornu, una figura sin aspiraciones presidenciales, entendió que no había espacio para avanzar.

Sébastien Lecornu, uno de las figuras más leales al presidente Emmanuel Macron, dimitió como primer ministro este lunes.

Este lunes 6 de octubre por la mañana, en una breve comparecencia desde Matignon -la sede del Gobierno francés, explicó sus motivos en una conferencia. "No están dadas las condiciones para gobernar", sostuvo, indicando los motivos de su decisión.  En primer lugar, acusó a ciertos partidos políticos de "fingir no ver el cambio, la ruptura que suponía el hecho de no recurrir al artículo 49.3", que permite al Ejecutivo aprobar leyes por decreto. En segundo lugar, denunció que los partidos "siguen adoptando una postura como si todos tuvieran mayoría" en la Asamblea Nacional. Y por último, afirmó que"la composición del Gobierno dentro del bloque común no ha sido fluida".

Más allá de la tensión coyuntural, Lecornu trazó una línea crítica sobre el clima político general. "Hay muchas líneas rojas en la boca de muchos. No de todos. Y hay pocas líneas verdes. Sin embargo, son ellas las que permiten el compromiso", lamentó, en relación con la polarización política en Francia y la consecuente fragmentación en la Asamblea Nacional. Agregó que "siempre hay que preferir al país antes que al partido" y criticó lo que llamó "los apetitos partidistas" que condujeron a su salida.

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Un gabinete "nuevo" con los mismos de siempre

El efímero primer ministro ni siquiera alcanzó a completar la nómina completa de su gabinete. De los 18 ministros anunciados el domingo, 13 eran nombres ya conocidos de gobiernos anteriores. Figuras como Rachida Dati (Cultura), Gérald Darmanin (Justicia), Élisabeth Borne (Educación) y Jean-Noël Barrot (Exteriores) continuaban en sus puestos. La mayoría provenía del Ejecutivo de François Bayrou, el predecesor de Lecornu, que había caído por una moción de censura debido a sus impopulares recortes presupuestarios.

El único gesto de renovación parecía ser el nombramiento de Roland Lescure como nuevo ministro de Finanzas, un dirigente del ala más moderada del macronismo que reemplazaba al propio Le Maire. Sin embargo, el regreso de este último al frente de Defensa fue percibido como una provocación. Para muchos, Le Maire representa el símbolo del aumento de la deuda pública, de las políticas de ajuste y del reciclaje de figuras gastadas ante la opinión pública.

En ese contexto, ni siquiera el mensaje de "ruptura" prometido por Lecornu alcanzó para contener la rebelión interna del bloque presidencial.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, enfrenta un momento decisivo en su gobierno.

Macron, sin aliados ni margen

Con tres primeros ministros caídos en menos de tres meses, Emmanuel Macron se enfrenta al momento más delicado de su presidencia. El fracaso de la disolución parlamentaria que él mismo impulsó en junio de 2024 terminó por fragmentar aún más una Asamblea Nacional ya ingobernable. Desde entonces, ningún jefe de Gobierno ha conseguido tejer una mayoría parlamentaria estable.

Hoy, el presidente aparece más aislado que nunca. Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), volvió a exigir el “examen inmediato” de la moción de destitución presentada por 104 diputados. Desde el otro extremo del arco político, el presidente del ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN), Jordan Bardella, pidió la disolución inmediata de la Asamblea. “No puede haber estabilidad recuperada sin un regreso a las urnas”, sostuvo tras reunirse con Marine Le Pen.

Pero las presiones ya no provienen solo de la oposición. Incluso dentro de su supuesto bloque, surgen voces que piden su renuncia. El alcalde de Cannes, David Lisnard (LR), afirmó este lunes que “los intereses de Francia dictan que Emmanuel Macron programe su dimisión para preservar las instituciones y desbloquear una situación inevitable desde la absurda disolución”.

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Los efectos de la crisis política en Francia

La crisis política en el gigante europeo ya repercute directamente en la economía. La Bolsa de París abrió con una caída de más del 2% tras confirmarse la renuncia de Lecornu, y aunque luego se recuperó parcialmente, el impacto fue claro. Más grave aún fue la reacción en los mercados de deuda: la prima de riesgo francesa (la diferencia respecto a los bonos alemanes) alcanzó su nivel más alto del año.

Los analistas lo interpretan como una señal de creciente desconfianza sobre la capacidad del país para sostener su gobernabilidad y sus compromisos fiscales. Se trata de la segunda economía más grande de la zona euro y un actor central en la estabilidad de la Unión Europea.

Con el gobierno dimisionario y el parlamento bloqueado, las salidas institucionales posibles del gobierno de Macron son cada vez más estrechas. El presidente galo tiene ante sí tres opciones: intentar designar un nuevo primer ministro que logre construir una mayoría frágil, disolver nuevamente la Asamblea Nacional (algo legal desde julio pasado, aunque de altísimo riesgo político), o enfrentar los pedidos crecientes de renuncia, una opción que él mismo rechazó en público y en privado.

Leconu había reemplazado al exprimer ministro François Bayrou, símbolo de la crisis en el oficialismo francés.

En cualquier escenario, la situación parece inmanejable. La fragmentación parlamentaria, la falta de consensos duraderos y la tensión permanente entre los poderes del Ejecutivo y el Legislativo han empujado al país a un estado de parálisis institucional que muchos ya comparan con la crisis de la Cuarta República, anterior a 1958. "De ninguna manera debemos revivir aquí los malos momentos de la IV República", advirtió el propio Lecornu en su despedida, apelando a la memoria de Charles de Gaulle, impulsor de la reforma constitucional que dio lugar al sistema actual.

Una ultraderecha al acecho

El mayor beneficiario político de este colapso institucional es la ultraderecha de Marine Le Pen, que si bien está proscripta tras ser condenada por malversación de fondos de su partido, Reagrupamiento Nacional (RN), lidera todas las encuestas de cara a las presidenciales de 2027.  "No puede haber estabilidad recuperada sin un regreso a las urnas", sostuvo el presidente de RN, Jordan Bardella, tras reunirse con Le Pen.

El líder de la extrema derecha en auge pidió la disolución inmediata de la Asamblea Nacional, previendo un escenario de elecciones legislativas anticipadas, cuando podría por primera vez alcanzar una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. "Muy probablemente habrá una vuelta a las urnas en los próximos meses, y el Reagrupamiento Nacional estará listo para asumir sus responsabilidades", advirtió Bardella.

En tanto,  salida del primer ministro francés Leconu no solo deja en vilo al gobierno de Emmanuel Macron, sino que sumerge a Francia en su peor crisis institucional en décadas. Con tres primeros ministros caídos desde la disolución parlamentaria fallida de 2024, un Parlamento fragmentado y una presidencia acorralada, la segunda economía de la Unión Europea se encuentra políticamente bloqueada y económicamente penalizada.

 

CD/fl