símbolo de escándalo y vergüenza

Los británicos celebran que Andrés deja de ser considerado “príncipe”

Polémico. El príncipe Andrés, y una foto con la joven Virginia Giuffre en lo de Jeffrey Epstein. Foto: afp

Los británicos celebraron este viernes la decisión histórica del rey Carlos III de despojar a su hermano Andrés del título de príncipe, aunque esta medida podría no ser suficiente para poner fin a su caída en desgracia ni a las intenciones del Parlamento de supervisar a la familia real.

“¡Por fin!”, tituló el Daily Mirror este viernes, mientras que The Sun ironizó con “Andrés, anteriormente conocido como príncipe”. La última vez que un príncipe fue despojado de su título por el rey fue en 1919, bajo el reinado de Jorge V.

“Apoyamos plenamente la decisión tomada ayer por el Palacio”, declaró el viernes un portavoz del gobierno laborista de Keir Starmer, que suele guardar silencio sobre los asuntos relacionados con la realeza.

Para el historiador y comentarista real Ed Owens, “este es un momento verdaderamente histórico”, comparable al impacto que supuso para el país la trágica muerte de la princesa Diana en 1997 y la abdicación de Eduardo VIII en 1936.

El interminable escándalo derivado de los vínculos entre Andrés y el pederasta estadounidense Jeffrey Epstein envenena la vida de la familia real desde 2011, cuando la principal denunciante del financiero acusó al segundo hijo de Isabel II de haberla explotado sexualmente, incluso dos veces cuando tenía 17 años.

Formalizan la medida real. A través de un comunicado emitido este viernes, el Palacio de Buckingham anunció que “Su Majestad inició un proceso formal para retirar los títulos y honores del príncipe Andrés”. De esta manera, el hermano del rey pasará a ser identificado como Andrés Mountbatten-Windsor, un cambio que simboliza su exclusión definitiva de la esfera real.

La prensa británica reaccionó con entusiasmo a la medida y coincidió en que Andrés representaba un peso incómodo para la monarquía. La reacción favorable de los medios se replicó también en la televisión. En un programa de máxima audiencia de la BBC, el jueves por la noche, el público estalló en aplausos cuando se anunció la decisión que selló el destino del exduque de York.

Desde 2011, los lazos entre Andrés y Epstein se convirtieron en una carga para la monarquía británica. Ese año, Virginia Giuffre –una de las principales víctimas del financista– acusó al hijo de la entonces reina Isabel II de haber abusado de ella cuando era menor.

La decisión final de Carlos III llegó luego de la publicación de las memorias póstumas de Giuffre, un relato que vuelve a exponer, con crudeza y detalle el presunto rol del exduque dentro del entramado de abuso ideado por Epstein.

Incluso después de que el 17 de octubre anunciara su renuncia al título de duque de York, salieron a la luz nuevas revelaciones, como el hecho de que Andrés alojó en su casa a Jeffrey Epstein, a su cómplice Ghislaine Maxwell y al exproductor de Hollywood Harvey Weinstein –condenado por violación– para celebrar el cumpleaños de su hija mayor en 2006.

Además, el expríncipe podría enfrentar una nueva denuncia impulsada por el grupo antimonárquico Republic. La organización informó que contrató abogados privados para analizar el caso y anticipó que podrían presentarse cargos por “agresión sexual, corrupción y abuso de poder”.

Andrés se instalará en la finca de Sandringham, en el condado de Norfolk, propiedad privada del rey, quien continuará financiando su vida aristocrática.