¿Un rey salvará a Francia? Descendiente de Luis XIV dice ser la solución a la crisis de Macron
En medio de la inestabilidad política que atraviesa el gobierno de Emmanuel Macron, Luis de Borbón, duque de Anjou, propone la monarquía como vía de unidad. Su pretendido derecho al trono (con dos competidores directos) y declaraciones reviven debates históricos: el regreso de la corona ante el colapso de la Quinta República.
La creciente inestabilidad en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron nombró nada menos que ocho primeros ministros en ocho años de gobierno, una voz inesperada emergió para evocar un retorno a las raíces monárquicas del país.
Se trata de Luis de Borbón, duque de Anjou y descendiente directo del "Rey Sol" Luis XIV, quien manifestó su disposición a servir como figura unificadora, argumentando que la Quinta República se encuentra al borde del colapso. Esta propuesta, aunque minoritaria en las encuestas, resuena en un momento de parálisis institucional, donde los partidos políticos priorizan sus intereses sobre el bien común.
La crisis actual bajo el gobierno de Macron —calificado por críticos como un "rey Emmanuel" por su estilo centralizado— se agudizó en julio de 2024. Su decisión de disolver la Asamblea Nacional resultó en un parlamento fragmentado donde ninguno de los tres principales bloques (la alianza centrista de Macron, la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular y la ultraderechista Agrupación Nacional) tiene mayoría absoluta.
El colapso institucional generó un estancamiento sin precedentes en la Quinta República, con el nombramiento y la caída rápida de múltiples gobiernos minoritarios. Macron vio caer gobiernos en sucesión rápida, con el último durando apenas 14 horas. Este 16 de octubre, el primer ministro Sébastien Lecornu superó dos mociones de censura en el Parlamento, días después de proponer la suspensión de la impopular reforma de las pensiones de 2023 para no agravar la crisis política.
El presidente Emmanuel Macron vio caer gobiernos en sucesión rápida, con el último durando apenas 14 horas.
Luis de Borbón, duque de Anjou y descendiente directo del "Rey Sol" Luis XIV
Días antes, Macron había designado a un nuevo gobierno justo una semana después del último, que duró apenas 14 horas. Aunque Lecornu, de 39 años, dimitió el lunes, el presidente le renovó su confianza cuatro días después para seguir al frente. Su objetivo es "dar un presupuesto a Francia antes del final del año", pero si su gobierno cae, Macron podría adelantar las elecciones legislativas como hizo en 2024, cuando dejaron una Asamblea sin mayorías y dividida en tres bloques: izquierda, centroderecha y ultraderecha.
La situación vivida en los últimos días en el seno del gobierno de Macron generó temores de una crisis económica entre los franceses mientras las disputas sobre el presupuesto y la deuda nacional paralizaron la Asamblea Nacional. Como detalla John Keiger, ex director del Departamento de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge, "de la estabilidad de las instituciones de la Quinta República, Francia está regresando a la inestabilidad crónica de repúblicas pasadas".
Ante este panorama, Luis de Borbón advirtió en una entrevista publicada en el periódico parisino Le Figaro el 9 de octubre de 2025 que "la Quinta República, como sus hermanas antes que ella, parece estar al borde del colapso", atribuyendo el impasse a las "lógicas partidistas" inherentes al sistema republicano.
¿El regreso de la monarquía ante el colapso de la Quinta República?
Luis XIV (1642-1715), el constructor del Palacio de Versalles, es recordado por la opulencia de su corte. Luis de Borbón es su descendiente.
Para comprender esta conjetura sobre el regreso de la monarquía, es esencial contextualizarla con la historia francesa desde la Revolución de 1789. La monarquía absoluta, encarnada por Luis XVI, fue abolida en 1792, culminando en la ejecución del rey y de su esposa, María Antonieta, en 1793 por traición.
Como explica Keiger en un artículo en The Spectator, las restauraciones monárquicas han sido recurrentes en la historia moderna de Francia: desde la Revolución Francesa de 1789 y la ejecución de Luis XVI, Francia experimentó una sucesión vertiginosa de sistemas de gobierno y sólo desde 1870 se mantuvo firmemente como una República. Entre un evento y otro, la inestabilidad fue asombrosa: tras la Revolución, Napoleón Bonaparte se autocoronó emperador pero, tras su caída en 1814, se restauró a la Casa de Borbón con los hermanos Luis XVIII y Carlos X, primos del ejecutado Luis XVI.
La Revolución de 1830 llevó al trono francés a los miembros de la rama Orleans de la realeza borbónica, pero el reinado de Luis Felipe I de Orleáns también cayó ante la Revolución de 1848, que dio paso a la Segunda República. Cuatro años después, Luis Napoleón Bonaparte restableció el Segundo Imperio y fue coronado como el emperador Napoleón III. La Tercera República puso fin al último periódico monárquico en la historia de Francia.
Luis de Borbón: "Veo a mi país hundirse en una crisis política cada día más insoluble"
Luis de Borbón y Martínez-Bordiú es conocido por sus partidarios como "Luis XX" y por los legitimistas como el Duque de Anjou. También es bisnieto del dictador español Francisco Franco y del rey Alfonso XIII de España.
Luis de Borbón, nacido en 1974 en Madrid como Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú, es el jefe de la Casa de Borbón. Descendiente directo de Luis XIV a través de la rama española, es conocido por sus partidarios como "Luis XX" y por los legitimistas como el Duque de Anjou. A través de su madre, también es bisnieto del dictador español Francisco Franco y del rey Alfonso XIII de España a través de su padre.
Educado en escuelas francesas, Luis de Borbón, quien también posee la ciudadanía francesa a través de su abuela, desarrolló una carrera profesional en finanzas. Actualmente reside en España con su esposa e hijos, pero mantiene fuertes lazos con Francia, donde asiste a eventos conmemorativos como la misa anual por Luis XVI, guillotinado por los revolucionarios en 1792, en la Chapelle Expiatoire de París.
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Desde las muertes de su padre y su tío, Luis de Borbón se presenta como el legítimo heredero de una corona milenaria y se describe a sí mismo como un ferviente monárquico "pero no antirrepublicano", defendiendo que un rey moderno debe actuar como una autoridad moral y figura unificadora de la sociedad. Al igual que otros "reyes sin corona" en Europa, como los de Portugal, Rumania o Serbia, suele poner como ejemplo la estabilidad democrática que llegó en 1975 a España cuando se restauró la monarquía.
En una entrevista en Le Figaro, Luis afirmó: "El estado político, institucional y social de nuestro país no deja de empeorar", y se posiciona "en [su] papel de heredero de la dinastía que forjó Francia". En otra entrevista con el Journal du Dimanche, declaró: "Es con dolor que veo a mi país hundirse en una crisis política cada día más insoluble donde, una vez más, los partidos y los políticos, lejos de actuar por el mejor interés de Francia y, por ende, de los franceses, prefieren jugar su propio juego".
La monarquía absoluta de Francia, encarnada por Luis XVI, fue abolida en 1792. La revolución condujo a la ejecución del rey y de su esposa, María Antonieta de Austria, en 1793 por alta traición.
Mientras el gobierno de Macron sorteaba su enésima crisis esta semana, Luis de Borbón también hizo un llamado a la nación a reflexionar sobre sus raíces y predijo que "la Quinta República, como sus predecesoras, parece estar al borde del colapso". Frente a este panorama, instó a los ciudadanos franceses a considerar su "patrimonio monárquico" como una fuente de renovación y esperanza.
Borbón propone la monarquía como fuente de "estabilidad, tiempo largo, visión a varias generaciones", enfatizando que los jefes de Estado deben evitar transmitir el caos a sus sucesores. Pero no está solo en sus pretensiones a la corona, ya que enfrenta "competidores" como el conde de París, de la Casa de Orleans, históricamente rival de los legitimistas borbónicos, y Jean-Christophe Napoleón, evoca el legado imperial como descendiente de los Bonaparte.
Como destaca Keiger, estas divisiones, como las de 1877 entre "legitimistas" y "orleanistas", podrían complicar cualquier restauración monárquica, preguntándose si "cambiar interminables discusiones sobre nuevos primeros ministros por disputas históricamente divisivas entre legitimistas y orleanistas puede no seducir incluso a los disputadores franceses".
En otra entrevista en Le Figaro, publicada el 16 de octubre con motivo del aniversario de la ejecución de María Antonieta, Luis de Borbón criticó la glorificación de la Revolución que llevó a la guillotina a los últimos reyes absolutistas: "La Revolución no ha terminado. No se detendrán mientras queden rastros de lo que unió a los pueblos de Francia". Propone "romper este ciclo" y recuperar "el camino de la unidad, la cultura de lo que une por lo bello y lo bueno".
Luis de Borbón se presenta como el legítimo heredero de la corona de Francia. Se describe a sí mismo como un ferviente monárquico "pero no antirrepublicano".
Estas declaraciones revivieron debates mediáticos en Francia sobre si la monarquía podría ofrecer estabilidad en una era de polarización. Como analiza el periodista John Toher en Newsweek, la crisis de Macron podría extenderse hasta las elecciones de 2027, cuestionando si el acuerdo institucional republicano perdurará. Sin embargo, expertos como Keiger advierten que, pese a la nostalgia por los mil años de historia monárquica, el republicanismo sigue siendo visto como "la forma de gobierno que menos divide a Francia".
La Quinta República, diseñada por Charles de Gaulle en 1958 para garantizar estabilidad, funcionó hasta ahora. Un sondeo de Ipsos, publicado esta semana por la revista estadounidense Newsweek, indica que la mayoría de los franceses considera que el sistema democrático actual no funciona, pero solo el 17% apoyaría una monarquía. Aunque otras encuestas como la de Le Figaro muestran que la monarquía es popular entre los jóvenes franceses (52% entre menores de 35 años), el apoyo general es limitado.
Mientras tanto, Luis de Borbón espera con paciencia su momento estelar, sabiendo que este podría nunca llegar. Sostiene que Francia necesita un rey que encarne la "autoridad moral, embajador extranjero, figura unificadora y recordatorio de la historia de una nación" y reiteró su disposición a asumir ese rol si el país lo requiriera. "Cuando llegue el momento de las elecciones -dice-, espero que la herencia monárquica de la que soy custodio permanezca lo suficientemente viva en los corazones de mis compatriotas para ser una fuente de inspiración".
Francia: tres príncipes compiten por un trono que no existe
El camino al hipotético trono de Francia no es solo transitado por Luis de Borbón ya que, el fin de la monarquía francesa en 1870 no significó el fin de las pretensiones dinásticas. Actualmente, el duque de Anjou tiene dos contendientes principales que se disputan el liderazgo de la tradición monárquica francesa:
La Casa de Orleans: Encabezada por Juan IV de Orleans, conde de París, esta rama es la favorita de los orleanistas, quienes descienden del rey Luis Felipe I, el último Rey de los Franceses (1830-1848). Los orleanistas no reconocen la reclamación de Luis de Borbón debido a las renuncias al trono francés de sus ancestros al ascender al trono de España, una estipulación de los Tratados de Utrecht (1713).
La Casa de Bonaparte: Los bonapartistas sostienen la pretensión de Jean-Christophe, Príncipe Napoleón, descendiente del emperador Napoleón I. Esta línea representa la nostalgia del imperio francés, una alternativa que resurgió en dos ocasiones después de la Revolución y que, aunque efímera, forma parte de la compleja historia monárquica francesa.
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