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El universo privado de Jessica Kessel

Cumple 10 años con su marca de zapatos. Entramos en su mundo pop para llenarnos de diseño y alegría.

El universo privado de Jessica Kessel Foto: SERGIO BIANCHI

Salió de una sesión de terapia con la idea de que podía crear sus propios zapatos y hoy entra a su local de San Telmo (tiene otro en Recoleta) acarreando una valija y varias bolsas. Jessica Kessel acaba de volver de un viaje aterrizando directo para la entrevista, lo primero que hace es mostrarme las fotos. En una imagen dos viejitos caminan por la vereda y parecen pintados con la paleta de JK, en otra un edificio se parece sospechosamente a las zapatillas que vi en su vidriera. La magia está en el ojo del que mira. Y la visión de Jessica no se parece a ninguna.

-Me intriga saber, ¿qué relación encontrás entre la arquitectura y tus zapatos? 

-La relación es toda, la arquitectura siempre me llamó la atención desde chica, pero lo dejaba pasar. En algún momento durante los viajes empecé a darle más bola, fotografiaba cosas, me detenía en ciertos detalles. Y también comencé a pensar, esto que me gusta tanto puedo convertirlo en un zapato. Me pasaba naturalmente eso de traducirlo en calzado, compartía elementos, color, forma, geometría. Y yo encuentro mucha riqueza en la calle, en lo que veo.

-¿Los zapatos son como tu casa?

-Re. Y sin pensarlo, no fue a propósito, es algo que un día dije ´Pará, los mismos colores, las formas …¡insoportable!´ (risas). También me curé de espanto de eso, en algún momento entendí, si empecé a hacer zapatos fue porque no podía encontrar los que me gustaban y cuando se trata de decorar, de crear, de construir algo me ocurre lo mismo en todos los ámbitos. 

-A los diseñadores suele costarles comunicar y desde siempre creo ese fue uno de tus diferenciales. Saber manejar las redes para expresar el concepto de tu marca y crear lazos con el público. ¿Como hacés para que realmente funcionen?

-En este momento las manejo yo y tiene que ver con algunas características. Más allá de las diferencias entre Jessica Kessel marca y yo como persona, creo que siempre fui así. Cuando hay algo que me gusta quiero que todos lo conozcan. Le pongo mucho énfasis a contar y siento que eso es también lo que hago con mi marca, lo hago con la fotografía también.

“Si miro todos los zapatos que tengo, a mí me tira más lo teatral, casi el disfraz, algo performático. Que un día puedas vestirte como Vivienne Westwood y otro como en los 90”

-Entonces necesito que me cuentes tu visión de esto: en un país donde es muy difícil planificar, ¿como hacés para llevar adelante una marca?

-Me parece que es fundamental la comunicación, la manera de hacerlo es central para poder sostenerse. También trabajar mucho y legar lo más a tiempo posible para que el producto esté disponible para vender, muchas veces me angustié y creí que iba a tener que cerrar o que no llegaba al año siguiente. Pero me arremangué y nunca me permití pensar cómo sería no tener más la marca, no me dejé consumir por esa idea. El deseo fue siempre mi motor, las ganas de seguir adelante, de que JK fuese una marca conocida, de llegarle a más personas con mi producto que es bastante particular. 

-Recién nombraste el deseo y desde Almodóvar para acá sabemos que el deseo tiene su propia ley. ¿Alguna vez deseaste locamente que alguien tuviera tus zapatos?

-Me pone muy contenta cuando veo a cualquier mujer que se emociona con un par de zapatos, me escriben diciéndome que estan ahorrando para comprarse sus primeros JK y yo con diez años de marca encima, les contesto como loca, ´¡pero que hermosa que sos!´. Quien perciba esa emoción me contagia. Me acuerdo que durante años mi cantante preferida fue la Mala Rodríguez y cuando vino a Buenos Aires le llevé un bolso con pares de zapatos para que se eligiera. Antes del show me dijeron que deje el bolso y al otro día me lo devolvían. Era mi artista preferida y se los dejé pero me agarró un miedo terrible, eran todos los zapatos que tenía. Empecé a mandar mensajes desesperados; al final pasé por el hotel y los recuperé. Se quedó con un par, pero nunca los posteó ni se los vi puestos. 

-Contame alguna de esas, reconozcamos a las clientas que lo dan todo…

-Me pasó con Mísia, la cantante portuguesa de fado que vino con una amiga actriz y se llevó unas botas que siempre me piden llamadas Me Quiero Ir A Tokio (reproducen la bandera japonesa), las usó un montón y las posteó mil veces siempre mencionando a JK, se las puso para un disco, para un video y me incluyó en los créditos. Su amiga me invitó a su casa cuando viajé a Portugal y terminé alojándome con su familia durante una semana, no puedo creer el amor. 

-Pregunta fetichista. ¿Cuándo ves una película o una serie mirás los pies?

-Todo el tiempo miro los pies, en la pantalla, en el subte, en un restaurante, no puedo dejar de mirarlos y de fijarme qué tipo de zapatos usa la gente. Ha ido variando porque hay más oferta, ahora existen muchas marcas que ofrecen el clásico taco de 4 y medio típico de JK, colores pasteles. Si miro todos los zapatos que tengo, a mí me tira más lo teatral, casi el disfraz, algo performático donde un día podés vestirte a los Vivienne Westwood, otro ser más punk, convertirme en una cowgirl o acordarme como se vestía mi mamá en los 90, me gusta jugar. 

-Entonces invitanos a jugar a tu casa ahora que se cumplen los diez años de JK. ¿De qué nos vamos a disfrazar?

-En agosto cumpliremos una década e hicimos una selección de los diez modelos más icónicos que serán relanzados en versión muy reloaded. Hay mejoras en los fondos, diferencias en las formas, puntas cuadradas, tacos pintados. Muchas cosas que encarecen el producto, llevan meses de producción y de espera. Es un esfuerzo pero para concretar la idea de que esos diez modelos estén muy arriba  en cuanto a vuelo, terminación y calidad. También tendremos la propuesta urbana en la que venimos trabajando con bases especiales, muy poco tradicionales y ocurrencias mías.

Jessica se agacha y saca una base de zapatilla que está escondida debajo de la mesa, es mitad rosa chicle, mitad transparente con puntitos como si fuera un caramelo. Dulce tentación.