Alberto Cormillot: su incursión en el circo, tips para la longevidad y su visión de la Argentina
El médico argentino conversó con Jorge Fontevecchia sobre los límites de la ciencia para extender la vida más, la importancia del deseo y su pasión por la acrobacia. "Me levanto cada mañana porque tengo un ‘para qué’", expresó.
Alberto Cormillot dialogó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190) sobre su incursión en el circo, los factores que considera clave para alcanzar la longevidad y su mirada crítica sobre las políticas de salud en la Argentina. “La desnutrición, la obesidad, son epidemias sociales, y las epidemias sociales requieren respuestas sociales y políticas", aseguró.
Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especializado en nutrición y obesidad. Se desempeña como educador para la salud, escritor, conferencista y comunicador social.
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Hace sí más de 40 años que te conozco y me acuerdo que vos hablabas de vivir 100 años cuando parecía una utopía. Hoy los líderes mundiales, desde Xi Jinping hasta Putin, hablan de la expectativa de generar condiciones para que un porcentaje que lo pueda pagar pueda llegar a vivir hasta 150 años. ¿Qué cambió en la medicina en estos 40 años para que aquello que vos planteabas parecía utópico pareciera absolutamente real?
Acá se mezclan algunas evidencias científicas muy leves sobre animales con la gran cantidad de plata que tiene la gente que está invirtiendo en esto y su deseo de ser tan enormemente poderosos. Ellos confunden ese poder con realmente haber encontrado la fuente de la vida eterna. Hasta ahora no hay ninguna evidencia que indique que el life span, que es la cantidad de años que puede vivir una persona, pase de los 120. Hasta ahora no pasa de lo que es un wishful thinking.
¿120, sí?
120, sí. 120 para muy pocas personas, ¿no? 100. En Argentina tenemos más de 5.000 personas que tienen más de 100 años. Dentro de 20 años puede haber muchas más, pero no sé si está científicamente certificado
¿Qué cambió para que en los últimos 40 años las personas que antes tenían una longevidad promedio de 80 la tengan de 100?
Cambió la actitud de la gente con respecto a su edad, que no es un tema menor. En Australia, la expectativa de vida de los aborígenes puede ser de 40, 50 años y ellos les parece bien morirse a esa edad. Pero si vas a la costa donde vive la gente, ahí tienen una expectativa de vida de 80 años. Hay una subjetividad respecto de qué vas a hacer para vivir esos años.
Y después, además del autocuidado personal, aparecieron las nuevas vacunas, los nuevos antibióticos, los nuevos tratamientos para el cáncer, las estatinas que regulan mucho el tema de la aterosclerosis y de la enfermedad de la pared interior de la arteria, las intervenciones cardíacas y el stent. Antes la gente se moría por la cuarta parte de las cosas de las que se muere hoy en día.
Me parece interesante el cambió la subjetividad. En Australia les parece natural morirse a los 50 años.
Claro, porque es lo que han visto y es lo que ven.
Pero como planteo, es como que está bien. Lo que cambia es la expectativa, el deseo.
Hay gente que no tiene vacunas, hay gente que no tiene antibióticos...
¿Es la salud un derecho humano para todos en la Argentina?
Hay algo en el tema de la longevidad que es la subjetividad. Todo ese dinero colocado es porque la gente llega a la conclusión de que su vida no está agotada a los 65 años cuando se jubila.
Exactamente. En realidad, mucha gente hoy en día se jubila y a los 65 años cree que ya no tiene ningún proyecto más por hacer, con lo cual deja de ejercitar sus neuronas, deja de ejercitar sus músculos y se pone a mirar televisión o series, o a hacer cosas que no son muy interesantes, por lo cual no hay un para qué levantarse a la mañana.
¿Qué registrás en esas diferencias subjetivas?
Una de las características es la curiosidad. Las personas curiosas son las personas que tienen necesidad de más, que se preguntan más por qué y buscan más porqués. La otra es una cosa es la fuerza vital, que es el espíritu para vivir más años. Pueden ser cosas genéticas o vaya a saber de qué depende que algunas personas tengamos más energía que otras, y hay otras que tienen más energía que yo seguramente.
Recuerdo la hermosa conferencia del último Premio Nobel que tuvo la Argentina, César Milstein, en el aula magna de la Facultad de Medicina. Allí dio una conferencia sobre la curiosidad de los niños. ¿Esas personas que después de los 65 años mantienen la curiosidad, mantienen un niño dentro?
De alguna manera tienen espíritu de mente principiante. El experto es una persona que ya no se pregunta más nada porque es experto. Es una foto, es de cristal y ya envejeció. En cambio, si tenés mente de principiante, sos una persona que puede equivocarse, con lo cual puede ensayar y aprender de los ensayos. Si vos sos experto, no te podés equivocar, entonces, al no poderte equivocar, no podés ensayar y no te animás nunca a cosas nuevas, con lo cual quedás cristalizado en lo que sabés hacer.
¿Casi la mitad de la población argentina sufre algún grado de problema con obesidad?
No, algún grado de problema con obesidad tienen el 73% de los argentinos y la mitad tiene un problema más severo. Pero los que tienen algún grado de sobrepeso son más de siete de cada diez.
¿Qué fue lo que hizo que vos pasaras de registrar esa problemática a la de la longevidad? ¿Se pudiera decir que una de las condiciones para poder ser longevo es no tener, controlar esos problemas con el peso, y que eso te llevó de un tema al otro?
Yo tuve la suerte de comenzar a trabajar con el comienzo de la historia del tratamiento de la obesidad de forma científica y con el comienzo de asociar las condiciones de vida con la longevidad. Coincidía el tipo de alimentación que vos tenías que hacer para adelgazar con la longevidad. Porque para estar longevo vos tenés que tener menor peso. El sedentarismo limita la longevidad y el no tratarse las enfermedades limita la longevidad. La diabetes es una de las principales causas de muerte, como la hipertensión, que van de la mano de la obesidad. Son consecuencias o son hermanas de la obesidad.
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¿Lo natural fue pasar de aquel tema a longevidad?
Sí. Si vos te metés en el tema de la obesidad, te metés en la medicina del estilo de vida. Y si te metés en la medicina del estilo de vida, te metés en la medicina de la longevidad. Es como una continuidad.
¿Cuánto hay de deseo en esa persona que se entrega? ¿Cuánto hay del deseo en esa subjetividad para tener longevidad?
El deseo es importante. Hay esa palabra japonesa que significa “para qué me levanto cada mañana”. Yo me levanto cada mañana y hago las cosas que hago porque me gusta hacer todo lo que hago. Siempre tuve un “para qué” intrínseco. Ahora tengo un “para qué” extrínseco. Tengo un nene de 4 años y lo quiero acompañar la mayor cantidad de tiempo posible. Me gustaría verlo de mínima entrar en la primaria, después entrar en la secundaria.
¿Cuánto de ese deseo es intrínseco a la persona y cuánto es cultural? Así como los indios aceptaban como naturales, ¿cuánto hay de una cultura que considera que las personas de más edad tienen más para aportar o lo contrario?
Hay un fenómeno que es el de la autoeficacia, que es un fenómeno descubierto por Bandura. La autoeficacia es la capacidad que una persona cree que tiene de poder lograr algo. Aparece en una persona de acuerdo a las experiencias que tuvo, pero también de acuerdo a experiencias de otros, a qué es lo que ven otras personas. Es una mezcla de lo que uno ha vivido. Yo lo vi a mi padre vivir hasta los 95 años activo, con novia y veraneando conmigo. Entonces, eso es un aprendizaje para mí. Lo quiera o no lo quiera, mi papá me dejó a mí una enseñanza.
¿Notás muchas veces que se te agrede por tu deseo?
Lo que pasa es que se genera una violencia porque hay una gran parte de la población que tiene buen vínculo conmigo porque me reconoce en haber recogido muchas buenas enseñanzas a partir de los medios de comunicación o por alguna de las organizaciones que yo manejo, y en general tuvo alguna buena experiencia. La mirada que yo recibo como benevolente. No es la de un amigo, pero es la de una mirada benevolente y me toleran cosas que quizás a otra persona no le tolerarían. Yo digo: “Un día voy a hacer circo”, y la gente no lo ve mal. La gente lo acepta porque sabe que hay otras cosas que yo hago seriamente.
A vos últimamente se te puso en comparación con Mirtha Legrand, que es más grande que vos. ¿Vos cumpliste 87?
Sí, y Mirtha 98.
Yo creo que personas como vos, a aquellos que tienen deseo les alienta el deseo, pero a aquellos que no, les puede llegar a producir rechazo...
Y algunos me han dicho: “Che, ¿no dejaste la vara muy alta?”.
¿Cómo te llevás con las personas de 60, 70, 80, o te llevás mejor con las personas más jóvenes que tienen tu mismo deseo?
En general convivo con personas de casi todas las edades, pero más que nada convivo con gente de 40 para arriba.
¿Te llevás mejor con gente más joven?
Me llevo mejor con los que todavía aún conservan algún estado de funcionalidad. Los más jóvenes lo tienen naturalmente. Hay gente más grande que también lo tiene y otros que lo han perdido. Si han perdido la funcionalidad, es más difícil mantener un diálogo sobre cosas actuales, porque hay gente que ya dejó de hacer cosas actuales y está todavía instalada en su memoria, en su pasado.
Mencionabas lo del circo. Algunas personas a lo mejor no conocen cuánto tiempo de entrenamiento lleva eso para que lo puedas hacer.
Ando metido en un circo hace años. Yo tomo clases de aéreo todas las semanas. Hago dos clases de tap por semana, una de tango, una de aéreo y dos de gimnasio.
¿Y hace cuántos años?
Aéreo hace 8 o 10 años, y tap cerca de 15 o 16. Iba a hacer ahora una muestra, pero después apareció lo del circo. Yo pegué las mismas vueltas que pego siempre, solamente que era más alto. Entonces yo creo que lo que impresiona es que uno se suba. La altura del circo es impresionante. Además, el marco de la carpa es un marco distinto.
¿Lo vas a hacer con el circo en Mar del Plata?
Era una idea, pero no está del todo establecida.
Está esa idea de “me gustaría olvidar para poder estar más joven”. Hay discusiones respecto de que hay que aprender a desaprender, y desaprender a veces es más difícil que aprender. ¿Qué papel juega la memoria en tu caso? Hay algo de tantos años de experiencia que termina uno queriendo olvidar algunas cosas.
Yo me voy desprendiendo fácilmente de los conocimientos que no me sirven. Y después, vivir en este país me ha hecho desarrollar un escepticismo bastante grande con respecto a las cosas que pueden pasar. Alguien hizo una crítica porque estábamos hablando de las personas que tenían un determinado problema y que contábamos cuántos eran. Lo que pasa es que para el problema de la alimentación la solución no es individual, no es técnica, no es médica: es una solución social. La desnutrición, la obesidad, son epidemias sociales, y las epidemias sociales requieren respuestas sociales y políticas. Al no haber sido la salud y la educación, desde que yo me recibí, una preocupación constante de los gobiernos, ni forma parte constante de los discursos ni de las acciones gubernamentales, tengo en realidad muy pocas expectativas.
Uno piensa que ese escepticismo va en contra de esa imagen de la persona curiosa que en realidad sí es curiosa.
Escepticismo con respecto a lo que el mundo externo puede producir, y gran optimismo con respecto a lo que yo puedo producir en mi micromundo. Y una gran decisión de hacer todos los cambios que pueda en el mundo que manejo, como la clínica, la universidad, la fundación Alco.
¿Uno de los problemas de la falta de deseo de longevidad puede tener que ver con las personas que quedan aprisionadas al pasado y no se pueden desprender de esas cosas?
A mí muchas veces me dicen: “Pero, cómo podés haberte olvidado que te hicieron tal cosa o que pasó tal cosa”. Pasó. Prescribió la causa esa. Hay pocas causas que mantuve sin prescribir en mi vida.
TV / EM
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