Emmanuel Dannan: "Hay que dejar de decirle extrema derecha a querer trabajar, bañarse y tener pareja"
El activista político vinculado al pensamiento libertario advierte sobre la falta de convicciones y preparación en quienes rodean al presidente Javier Milei. Señala que el movimiento corre riesgos al incluir personas sin compromiso con las ideas, mientras la esperanza sigue puesta en que retome su liderazgo original.
El influencer y activista político del pensamiento libertario, Emmanuel Danann, cuestionó en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) el uso de la etiqueta “extrema derecha” para describir a quienes solo buscan trabajar, vivir tranquilos y formar una familia. Según explicó, “hay que dejar de llamar así a querer trabajar, bañarse y tener pareja”, y advirtió que muchas críticas se basan en prejuicios mediáticos, malinterpretaciones frecuentes y opiniones sesgadas, ignorando la verdadera filosofía y los principios que impulsa La Libertad Avanza (LLA).
El influencer Manuel Jorge Gorostiaga, conocido en redes sociales como Emmanuel Danann, es youtuber y activista político vinculado al pensamiento libertario y conservador. Se hizo popular por sus videos de opinión política, debates y comentarios sociales. Apunta sus críticas al feminismo, las políticas de género, el progresismo y la diversidad sexual.
Me parece que vos tenés credenciales que pocos poseen para contar esta historia del diputado nacional José Luis Espert, porque si no entiendo mal, ¿él te había propuesto en 2019 ser candidato?
No, a mí puntualmente no me ofrecieron ser candidato, pero sí me habían sondeado. Recuerdo cuando Espert se postulaba para la presidencia con la coalición Avanza Libertad. Conocía gente que trabajaba en esa campaña y me comentaron que estaban considerando mi nombre, aunque no me interesaba. Les respondí: “Muchachos, va a ser la elección más polarizada de los últimos 30 años: Mauricio Macri contra Alberto Fernández”. Y tuve razón.
Eso fue antes de que se conocieran los resultados: obtuvo poco más de un punto y hasta perdió frente al voto en blanco. Gómez Centurión, con mucha menos exposición mediática y campaña, logró superarlo. Todo eso ocurrió antes de los rumores sobre Fer Machado (acusado de tráfico de drogas en Estados Unidos).
El diputado José Luis Espert fue tan mal candidato que terminó debajo del voto en blanco. Años después, cuando se postuló como diputado por la provincia de Buenos Aires, Milei —que en 2021 era casi un desconocido— consiguió 15 puntos, mientras que Espert apenas alcanzó un tercio de esa cifra. ¿Por qué, si fue tan mal candidato, creés que Milei insistía en que encabezara la lista hasta ayer?
La verdad, no sé qué pensar. A veces parece que Javier se autosabotea. No solo con Espert, sino con la cantidad de candidatos impresentables que lo rodean. Te diría que, dentro de todo, es de lo más presentable: al menos habla de liberalismo desde siempre. Pero vi la lista de hoy, con Diego Santilli a la cabeza. Más allá de si me gusta o no, hasta hace poco, dentro del mileísmo, era una mala palabra: el vicejefe de Larreta, su mano derecha, al que criticaban.
Y después aparece Sebastián Pareja en el tercer lugar o a la hija de Ramón "Nene" Vera en el puesto 16, o una mujer en el segundo lugar cuyo único mérito parece ser haber sido tapa de Playboy. A veces da la sensación de que el presidente Javier Milei está construyendo su propia trampa. Podría ser un gran líder si se rodeara de personas con verdaderas convicciones. Hoy está lleno de figuras que un día dicen que Santilli es invotable y al otro lo militan.
Lo mismo pasó con Patricia Bullrich: la llamaban “montonera asesina de niños”, y ahora le entregan uno de los ministerios más delicados, y hasta la impulsan como candidata. Falta coherencia, faltan convicciones. Ni siquiera hablo de cuadros políticos, hablo de gente que realmente crea en las ideas que el movimiento dice defender.
Ayer Milei dijo que era el mejor candidato, y en 2021 había tuiteado: “Nadie duda de que es corrupto, pésimo candidato”. ¿No hay, de algún modo, un tema con la relación que tiene con la palabra? Da la impresión de que puede decir algo y, al poco tiempo, sostener lo contrario sin mayores problemas.
Él sabe perfectamente que un día dice una cosa y al siguiente otra. El movimiento se desvirtuó mucho. Se devaluó en varios sentidos. Entiendo la idea del “borrón y cuenta nueva”, entiendo que prefiera construir con figuras del PRO o con Santilli —si el espacio busca ubicarse en la centroderecha— antes que con otros personajes. Pero también hay un nivel de panquequismo enorme. Lo más curioso es que desde el mileísmo intentan instalar —cada vez con menos éxito— que los que nos “damos vuelta” somos los que seguimos diciendo lo mismo de siempre, los que seguimos criticando.
Dijiste que venías a pelear contra la casta y tenés a Daniel Scioli. Dijiste que ibas a enterrar al kirchnerismo y el armado en la provincia de Buenos Aires te lo hace Nene Vera. Nosotros, que mantenemos las mismas convicciones, seguimos siendo coherentes, seguimos defendiendo la libertad y el pensamiento propio. No somos nosotros los que cambiamos. Lo que cambió fue el movimiento, que ahora pretende imponer un verticalismo en el que no se puede cuestionar al presidente ni pensar diferente dentro de un espacio que se llama La Libertad Avanza (LLA).
A ver, poniéndose por un momento en su lugar: ¿no podría pensarse que Milei moderó su discurso al llegar al poder, buscando una base más amplia que le permitiera gobernar?
No lo veo como una jugada estratégica. No hubo un llamado real al consenso ni un intento de formar un gobierno de unidad. Lo que hizo fue expulsar a todos los que representaban las ideas liberales o libertarias que lo llevaron hasta ahí. Están los ejemplos más claros: Ramiro Marra, Diana Mondino, Emilio Ocampo, Carlos Rodríguez, Posse… todos fueron desplazados. Se apartó a quienes tenían convicción de impulsar un cambio profundo, y en su lugar incorporó a Nene Vera, Sebastián Pareja, y hasta larretistas, los mismos a los que criticaba. Es insólito.
Déjame jugar un poco al abogado del diablo. En psicología se dice que cuando alguien cambia su vida —por ejemplo, gana la lotería— siente la necesidad de borrar su pasado y alejar a quienes lo conocieron antes. ¿No podría ser eso lo que le pasa a Milei? ¿Una necesidad de hacer “tabula rasa” y reinventarse por completo?
El verdadero Milei era mucho mejor. El Javier de 2021 era infinitamente superior al de ahora. Hace poco dije en una entrevista o en un editorial, no recuerdo bien: ojalá vuelva a las bases, ojalá reaccione a tiempo. Pero no sé si ya es posible, porque llenó su espacio de gente que tarde o temprano lo va a traicionar. Metió okupas en su propia casa. Lo estamos viendo en el Congreso: casi una decena de diputados se le dio vuelta. Eso pasa cuando, en lugar de rodearse de liberales y libertarios con convicciones, arma las listas con cualquiera. O con gente que se infiltra.
Lo dijimos muchas veces: el movimiento era muy permeable. Y finalmente pasó.
¿Qué pensás de la alianza con el expresidente Mauricio Macri?
Me parece que, en términos estratégicos, es lo más acertado que puede hacer. De hecho, tendría que haberlo hecho desde el principio. Algunos —me incluyo— ya antes de 2023 pedíamos que Milei se aliara con los “halcones” del PRO. Pero desde su espacio, con las convicciones blandas que los caracterizan, nos acusaban de ser operadores del macrismo. Y mirá cómo terminó todo: ahora buscan el respaldo de Mauricio Macri y arman acuerdos con Patricia Bullrich y Luis Petri para consolidar poder después de haberle ganado a Sergio Massa.
¿Y Karina Milei? ¿Qué papel creés que tiene en todo esto?
No lo sé con certeza. Solo circulan rumores. No tengo pruebas de cuánta injerencia tiene sobre el presidente, y quiero creer que no es tan grande como se dice. Porque los argentinos votamos una fórmula Milei–Villarruel, no Milei–Karina. No me gusta que le digan “la jefa”. El jefe es el pueblo. Y, si hablamos de jerarquías, el jefe de Estado es Javier Milei.
Otra cosa que llama la atención son las idas y vueltas con Espert. Incluso Lilia Lemoine lo había acusado hace más de dos años de tener vínculos con el narcotráfico. ¿A qué atribuís esa falta de coherencia en su relación?
Hay una falta de convicción y de preparación en mucha de la gente que hoy rodea al presidente Javier Milei. Esa carencia de preparación, de ciertos personajes que cambian de opinión como de ropa interior, tiene que ver con lo mismo: con la falta de formación. ¿Cuántos parásitos están ahí hoy, metiendo la mano en la lata del Estado, en el bolsillo del contribuyente, diciendo lo que sea para asegurarse un contratito, un cargo público o una banca? Todo eso tiene que ver con lo mismo. No hay nadie —o al menos de estos personajes que vemos en las listas, saltando de bloque en la Cámara de Diputados o incluso dentro del equipo comunicacional, que hoy da lástima— que pueda prosperar en un espacio político planteado con las convicciones que el movimiento vino a representar. Son personas muy marginales.
Emmanuel, vos sos un referente de una corriente política que en Argentina no existía hace 15 años. ¿Cuánto de Milei es consecuencia y cuánto es causa del crecimiento de estas ideas?
Creo que Javier representó dos factores fundamentales. Primero, las ideas que vino a reivindicar —y ojalá que las retome, porque no me gusta ver a sus propios funcionarios diciendo que no hay lugar para librepensadores dentro de un espacio libertario, y que al presidente no se lo puede cuestionar, algo básico en cualquier democracia liberal—. Ojalá que lo haga.
Creo que él representa ideas que han dado prosperidad a todos los países donde se aplicaron. Esto, después de que el Estado grande y presente fracasara una y otra vez, llamó la atención del pueblo argentino. Y, por supuesto, también está la consecuencia del liberticidio durante el gobierno de Alberto Fernández: la cuarentena, las restricciones, el desastre económico, que hicieron que Javier Milei fuera considerado un líder representativo.
Ayer el politólogo estadounidense, Francis Fukuyama, publicó un artículo diciendo que el crecimiento de las ideas de derecha y extrema derecha se debe a internet, que permitió eliminar la mediación de los medios tradicionales y se convirtió en un foro para extremar las ideas en un sentido u otro. ¿Creés que la aparición de lo digital como medio de comunicación sin intermediación de los medios también contribuye a eso?
No. Hay un desconocimiento total sobre cómo funcionan las plataformas digitales y los medios. Hay que dejar de etiquetar como “extrema derecha” a gente que solo quiere trabajar, bañarse y tener pareja. De hecho, muchos medios tradicionales han sido, en varios casos, referentes y propagandistas de la extrema izquierda, recibiendo pauta de organismos supranacionales o de filántropos para diseminar ideas que son ridículas y absurdas.
Javier Milei dijo que no echó a Espert y acusó al kirchnerismo de venganza
¿Qué queda, entonces, de esas ideas en Milei?
La esperanza de que, en algún momento, vuelva a ser el Javier de 2021, en quien confiamos y en quien creímos.
MV
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