Debates pendulares

"La oposición entra en el terraplanismo cuando niega el equilibrio fiscal", afirma el economista Agustín D'Atellis

El exdirector del Banco Central planteó que la Argentina debe “volver a discutir en serio” reformas como la laboral y la tributaria sin perder de vista la justicia social. “No hay que negar el equilibrio fiscal, pero tampoco negar el rol del Estado ni la redistribución del ingreso”, sostuvo.

Agustín D'Attellis Foto: CEDOC

Para el economista Agustín D’Attellis, el país necesita salir de los extremos y recuperar la racionalidad del debate económico: “Venimos de muchos errores y de una visión muy extrema, donde a veces fallaba la cuestión racional de que 2 + 2 sea 4”. Para el exdirector del Banco Central, “el equilibrio fiscal es importante”, pero tampoco puede implicar “negar la justicia social, la distribución del ingreso o la industrialización de la economía”. "Creo que van a empezar a aparecerse y a ordenarse cuestiones que empiecen a discutir los matices de las cosas", sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).  

Agustín D'Attellis es licenciado y magíster en Economía, investigador y docente de grado y posgrado en la Universidad de Buenos Aires. Trabajó como asesor en el Ministerio de Economía de la Nación, ocupó el cargo de director del Banco Central de la República Argentina y se desempeñó como consultor en el ámbito privado bajo la firma que él fundó, AD Consultores.

Varias veces a lo largo del programa, tenemos reminiscencias a los años 90: la dolarización, la convertibilidad, las relaciones carnales con Estados Unidos. Y recuerdo una frase de aquel momento que era “Estamos mal, pero vamos bien”. Es decir, hay recesión, otra vez cayó por segundo mes consecutivo la recaudación, pero los fundamentos son los correctos y la decisión, el camino, ¿es el correcto o no?

Yo creo que no, como no lo fue en aquel momento tampoco. Porque esto que justamente acabás de nombrar, la dolarización, el paralelo con aquel momento, la convertibilidad, estos esquemas de búsqueda de estabilidad cambiaria fijándose alguna regla y estas cosas generan muchos problemas a la economía y terminan con situaciones de crisis muy graves. Esto que estamos empezando a ver ahora, el ingreso a una recesión, por ejemplo, va a tender a profundizarse si vamos a avanzar en esquemas de esas características. Me parece a mí que cierto encauzamiento macroeconómico es cierto que era necesario, que a veces algunas cuestiones hay que encararlas con formato de shock.

A veces, cuando escucho al propio Milei en algunas cosas, entiendo quizá el golpe de efecto que pretende dar en algunas cosas, pero después hay que empezar a flexibilizar, empezar a pensar en la economía como un conjunto, empezar a pensar en la cuestión industrial, en la generación de empleo, en la inserción internacional de la economía, y no abrazarse a ese tipo de recetas que no funcionaron en su momento. En aquel momento, la década del 90, termina con la megacrisis del 2001.

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Entonces, si uno pretende con las mismas recetas seguir avanzando, va a llegar a lo mismo. Y ahí yo veo que, en ese sentido, se erra el camino por el cual se quiere ir. ¿Está bien el ordenamiento macroeconómico, el frente financiero, bajar el nivel de riesgo país? Sí, está bien, porque a veces veo que también desde la oposición, se cae en cierto terraplanismo. Entonces se niegan algunas cuestiones obvias. A veces empiezan debates como “el riesgo país no importa” o “que haya déficit fiscal persistente a lo largo del tiempo tampoco importa, cómo se financia es un detalle; si se financia con emisión monetaria, que así sea”. Bueno, no funciona así una economía y termina mal.

Pero después, por querer combatir esos grandes lineamientos, fijar reglas que tienen que ver con esto que acabás de nombrar, tampoco, porque terminan en situaciones de crisis. O para un lado en hiperinflaciones y para el otro lado en hiperrecesiones y profundas crisis sociales. La solución está en el medio, y la economía avanzó y estudió durante muchísimos años para encontrar las soluciones a estos problemas. Hay un montón de recetas que contemplan todo el espectro de una economía: desde lo financiero, desde lo industrial, desde la creación de empleo. Bueno, hay que sentarse y discutir las cosas de verdad.

Recién hablaba con el presidente de Nación PyMES. Creo que lo que vos planteás de “la solución está en el medio” más o menos coincidiría toda la Argentina. El problema es que una parte importante de la Argentina no cree que con el peronismo haya forma de ir al medio. Entonces, como el peronismo lleva el péndulo hacia un costado, la única forma de ir al medio es primero pasar por alguien que lleve el péndulo para el otro. Finalmente, Milei es una especie de herramienta de la sociedad para buscar el centro, llevándolo al otro extremo.

Claro, es que Milei yo creo que interpretó muy bien el descontento con una situación que había, que era válido, porque realmente la situación era muy mala hacia el final del último gobierno. Yo hasta el último día del gobierno anterior fui director del Banco Central. Y estaba en el epicentro de la tormenta. Y entiendo las cuestiones que impactaban sobre la sociedad: la inflación, cómo se venía descontrolando, los problemas que teníamos, la escasez de dólares, el freno a las importaciones, las complicaciones que eso generaba a la producción, un montón de cosas. Y entiendo que la sociedad, frente a esos problemas, buscó una reacción en algo que representaba ese descontento, que logró captarlo muy bien Milei, muy bien. Ahora, no por eso uno puede terminar en recetas como estas que estamos viendo en el otro extremo, porque, de nuevo, va a terminar mal la cosa. Yo creo que ahora empieza a abrirse el espectro para dar estas discusiones en el medio.

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Me parece a mí, por ejemplo, que lo que ocurrió en el último acto electoral tuvo que ver también con parte de la sociedad que no está contenta con esto, que no está de acuerdo con muchas de las cosas que están pasando, pero que mira para el otro lado y no encuentra nada, o ve con mucho miedo una vuelta al pasado. Por eso digo, en ese amplio espectro, vos decías del peronismo, qué es el peronismo, que es un espectro muy amplio, donde incluye muchos pensamientos, sectores y diferentes vertientes, hay que quitarse de encima esa cuestión de esto que acabo de llamar “terraplanismo”. Cuando se empieza a hablar y 2 + 2 no es 4, bueno, tenés un problema. Entonces, esos lineamientos principales, esos acuerdos con algunos otros sectores, hay que tenerlos. De hecho, yo lo conozco a Javier Milei hace muchísimos años, desde antes de que incursionara, mucho antes de incursionar en la política, y siempre debatimos y nos respetamos mucho. Siempre tuvimos puntos de vista muy diferentes, pero en algunos aspectos básicos acordamos.

¿Y para Kicillof 2 + 2 no es 4?

Bueno, no quiero dar nombres propios, pero a veces se terminan abrazando a ciertas cuestiones que parecieran reñirse con la realidad.

¿Y para Cristina Kirchner 2 + 2 tampoco da 4?

Cristina Kirchner no es una especialista en economía. A lo largo de su historia política tuvo diferentes apoyos en lo que tiene que ver con la cuestión económica. En algunos casos terminó escuchando algunas voces o tomando algunas decisiones que no eran convenientes con lo que la economía estaba atravesando.

Vos lo que podrías decir es que la sociedad asocia al peronismo con que 2 + 2 no es 4. Y que haría falta un representante del peronismo que la sociedad crea que para ellos 2 + 2 es 4. Es grave eso. Muy difícil si la sociedad llegó a la conclusión de que el peronismo es irracional, es ahí un punto a partir del cual es “terraplanismo”… Bueno, ¿cómo salir de esa catequización?

Por eso digo, es un espectro muy amplio, donde me parece a mí que hay líneas que son muy importantes. Cuando veo que Milei, en este ejercicio de intentar empatizar con ciertos sectores de la sociedad que tienen un descontento con lo anterior, habla deliberadamente en contra de la justicia social, bueno, ahí tenés un problema. Entonces, me parece a mí que los grandes pilares, como la justicia social, la necesidad de redistribuir el ingreso, cómo una mejor redistribución del ingreso juega a favor del crecimiento económico, la necesidad de industrializar, de generar empleo, de insertarte en el mundo de manera eficiente, no solo mirando los recursos naturales, de mirar al mundo, yo entiendo el vínculo con Estados Unidos, y no soy del todo crítico del vínculo con Estados Unidos, hay que ver la forma.

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Por eso digo: no ir a los extremos, no decir “Estados Unidos es el gran mal de todo” o “el mercado financiero es un cuco”. No. El mercado financiero está ahí, todos los países se financian, hay que hacer las cosas bien. Tener un nivel bajo de riesgo país es importante para poder refinanciar tu deuda y poder seguir sosteniendo un proceso de crecimiento. Ahora, ¿eso implica negar la justicia social, negar la distribución del ingreso, negar el rol del Estado, negar la industrialización de la economía? No, porque si no, termina mal.

Volvamos a la reforma laboral, de la que hablabas recién. La reforma laboral en sí misma no te va a generar empleo. Entonces, el debate acerca de qué hay que hacer para generar empleo, qué políticas activas desde lo económico se pueden llevar adelante para generar empleo, para que la Argentina tenga mejor empleo, de más calidad y en más cantidad. Ese debate no se está dando. Entonces, desde el Gobierno te dicen: “Si vamos con esta reforma y le quitamos poder a los sindicatos, eso solo va a generar empleo porque va a dar mejores condiciones para los empresarios”. Y eso no es cierto, no va a pasar. En la década del 90 hubo algo parecido y no ocurrió así. ¿Por qué? Porque el resto de las políticas económicas te fueron empujando a una recesión. Entonces, ahora digo: ese debate, no ir al otro extremo, decir “no, la reforma laboral no, porque si la propone Milei está mal”, y ya, sin leer el texto, me opongo porque me opongo. Tampoco.

Entonces, yo creo que este ejercicio pendular, donde venimos de muchos errores y de una visión muy extrema, donde a veces fallaba esta cuestión racional de que 2 + 2 sea 4, y esta cuestión tan extrema hacia el otro lado que nos conduce a mal puerto, creo que empieza a permitir la cuestión de debatir las cosas en serio. Dentro de ese amplio espectro del peronismo, creo que van a empezar a aparecerse y a ordenarse cuestiones que empiecen a discutir los matices de las cosas, como estas reformas que Argentina se debe. Porque la reforma laboral Argentina se la debe, la tributaria Argentina se la debe. Este año 2026, el que viene, hay que tener un presupuesto que se va a tratar en el Congreso. Claro que hay que tenerlo. ¿Es importante el equilibrio fiscal? Claro que lo es, no hay que negarlo. Por eso digo lo del terraplanismo: no hay que negar el equilibrio fiscal.

Ahora, ¿el equilibrio fiscal tiene que ser una regla inamovible? Por ejemplo, en una circunstancia donde el país sufra un choque externo, ¿abrazarse igual a la regla fiscal y ajustar por cantidad, sufriendo, perdiendo empleo y entrando en una recesión económica? No. Hay que tener discrecionalidad para hacer política contracíclica. Y ahí es donde aparece el keynesianismo, que para Milei es una gran mala palabra. Ahora, abrazarte a eso como política de Estado y pretender vivir con déficit persistente a lo largo del tiempo, financiando con emisión monetaria, también es un error, porque termina en hiperinflación. Entonces, estas cuestiones ya se zanjaron en el debate económico en el mundo. Acá hay que sentarse y discutir los matices. Dejarse de jugar al péndulo y a los extremos.

¿Para Keynes 2 + 2 es 4?

Sí, claro que sí. Revolucionó la teoría económica en un momento, con ideas muy interesantes. Por eso, cuando escucho a Milei hablar como si fuera el gran cuco, no. Hay cuestiones interesantes, como también hay cosas interesantes en algunos de los autores que Milei cita todo el tiempo, que tienen que ver con ese extremo tan de la economía clásica, neoclásica o de lo que se llama la escuela austríaca. Esa visión tan extrema. Algunos pilares rescatables de ahí hay, no hay ni que abrazarse a un extremo ni al otro. Y, aparte, depende mucho de las circunstancias. Hacer política keynesiana contracíclica, usar el gasto público como herramienta para estimular la economía o la emisión monetaria en algún momento, si vos tenés un shock externo, una pandemia como ocurrió acá en el año 2020, es válido.

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A mí siempre me llama la atención que a Milei lo votan los hombres más jóvenes. Y pienso que hay algo de que probablemente las personas de más edad estén más preocupadas por el presente que por el futuro, y las personas más jóvenes estén más preocupadas por el futuro que por el presente. En cuyo caso, estén más dispuestas a soportar en el presente un ajuste para tener un futuro mejor. Mientras que las personas de más edad digan: “Yo, ¿otro ajuste, un futuro mejor? Yo no lo voy a tener”. Entonces, ahí hay una discusión respecto de si vos estás haciendo justicia social solo del presente. En realidad, es justicia social o injusticia social. Porque no estás haciendo justicia social intergeneracional. Si beneficiás a unos, pero perjudicás a otros.  Entonces, por primera vez el voto en la Argentina ya no es por pertenencia socioeconómica, es etaria.

Existe ese sesgo, acá hay una cuestión donde estamos en un mundo muy cambiante, además, los sistemas previsionales están en crisis, no solo en Argentina, por el vínculo que hay entre el empleo formal, etcétera. También la incursión de la inteligencia artificial y el impacto que eso va a tener en el mercado de trabajo, ya es fuerte y va a ser muchísimo más fuerte, pero creo que llevando al caso específico de la Argentina, ahí también hay un error en esa visión de que ese ajuste hoy te permite una cuestión de beneficio futuro, porque eso no es necesariamente así, de nuevo, que hay que ordenar la macroeconomía, que había que alcanzar un punto de equilibrio en el frente fiscal, es completamente cierto y es válido.

Ahora, no quiere decir que el ajuste permanente, porque hoy el gobierno está planteando muchas cosas en términos de ajuste permanente, te vayan a generar una mejora en esa cuestión intertemporal que vos marcas. Entonces, ahí me parece que hay un montón de temas que se desprenden y yo te acabo puedo nombrar, por ejemplo, la inteligencia artificial y el impacto del mercado de trabajo. ¿Alguien de la clase política de cualquiera de los espectros de los que estamos hablando está abordando seriamente ese tema? ¿Lo está hablando de cara a la sociedad? La verdad que no, yo no lo veo que eso sea así. Me parece que se van discutiendo estas cuestiones extremas desde agenda permanente en Argentina, el Estado sí, el Estado no. Y ahí es donde hay que meterse.

Aparte en ese discurso que yo digo que la sociedad cuando vio las alternativas que hay, por más que no le guste lo que está pasando en el gobierno actual, no encontraba alternativas. Muchas veces se le habla también con recetas muy en el pasado. Entonces, hay sectores en este amplio espectro que te digo, el peronismo donde siguen hablando con recetas que llevan al primer peronismo de su momento y a la idea de los trabajadores, de la industria y hoy no es así. Hoy la realidad es otra y la flexibilización laboral que se está discutiendo hoy en la ley de acá en adelante, ya se dio de hecho. La flexibilización laboral ya está entre nosotros. Entonces, muchos pibes cuando le hablan de, "No, vos vas a perder los derechos que tenés." Como te dice, "¿De qué derechos? Si eso ya está, si eso ya ocurrió", entonces, hablemos de la realidad.