Campo argentino

La presidenta de la Federación Agraria, al igual que la Sociedad Rural, esquiva enfrentarse al Gobierno

La productora agropecuaria Andrea Sarnari describió los desafíos y la situación actual del sector agroindustrial argentino. Además, advirtió: “El clima sigue siendo tranquilo, pero empieza a tensarse cuando la plata no alcanza”, al referirse a la falta de rentabilidad y la incertidumbre que atraviesan.

Andrea Sarnari Foto: Federación Agraria Argentina

La presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA), Andrea Sarnari, evaluó la situación del campo frente al Gobierno y las dificultades que enfrentan los productores, especialmente los de menor escala. Según explicó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190), “El clima del productor sigue siendo tranquilo, pero empieza a tensarse cuando la plata no alcanza” y advirtió que la falta de reglas claras genera incertidumbre en el sector.

La productora agropecuaria y referente del sector, Andrea Sarnari, es la primera mujer en presidir la Federación Agraria Argentina (FAA) desde su fundación en 1912 y recientemente fue reelecta en el cargo. Además, forma parte de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), donde representa y participa en la toma de decisiones.

En este mismo programa con el presidente Sociedad Rural Argentina (SRA) Nicolás Pino y yo le recordaba cómo fue, en su momento, el conflicto del gobierno anterior con el campo y la palabra “autoconvocados”, porque los representantes del sector no reflejaban el enojo de los productores. Obviamente, la Federación Agraria Argentina (FAA) actuó de manera diferente. Me gustaría entender cuál es la situación actual.

Hoy existen diversas realidades, ya que no todo el campo es igual. Siempre decimos que el sector es muy variado: por tamaño, por la región en la que se ubica y por los tipos de producción. No todos enfrentan la misma situación, pero hay un factor común que atraviesa a todas las economías productivas de la Argentina: la falta de rentabilidad.

Esa carencia de ingresos hace que los productores más pequeños, de menor escala, se encuentren en una situación crítica. Además, algunas economías locales están más complicadas que otras. El clima del productor agropecuario sigue siendo generalmente tranquilo y trabajador, pero se tensa cuando el dinero no alcanza. Uno siente que no puede mantener a la familia ni sostener la actividad en el campo, y corre riesgo de quedar excluido.

En estas circunstancias, estamos hoy muy atentos y con cierto enojo por la falta de previsibilidad y de reglas claras en el sector, una generalidad que no es fácil de hacer, porque, como dije, el campo es muy diverso.

¿Qué sectores están peor que en 2023, cuáles mejor y cuáles mantienen su situación? Si tuviera que hacer un balance de estos primeros 20 meses de gestión del presidente de Javier Milei respecto a la diversidad del campo.

Las más afectadas son algunas economías regionales, perjudicadas por el ingreso indiscriminado de importaciones: la hierba mate, el tomate e incluso la vitivinicultura se han visto impactadas. También sufren el cerdo y la carne de cerdo. Son producciones que hoy enfrentan dificultades importantes. Si hay algún sector que esté mejor, probablemente sea el avícola, que mantiene un buen comercio en el exterior y precios favorables. En cuanto al estancamiento, debemos pensar en la agricultura de granos en general, donde no hay proyección y seguimos sin estabilidad ni reglas claras para aumentar la producción, que es necesaria, y mejorar la rentabilidad en la Pampa Húmeda. Eso, en términos generales.

Nicolás Pino también mencionaba la ganadería, que se encuentra entre las actividades beneficiadas.

La ganadería efectivamente está mejor por varios motivos, principalmente por el precio. Sin embargo, hay que señalar que ha perdido mucho stock en el último año; no es un problema reciente, sino que viene desde hace 20 años, debido a la ausencia de políticas que motiven al productor a aumentar los vientres y mejorar la cantidad de cabezas de ganado. Durante los últimos 30 años, la agricultura se priorizó sobre la ganadería, que fue perdiendo terreno.

Ese cambio se empieza a notar ahora, ya que es un buen momento para la ganadería. Es necesario reinvertir, porque criar una vaca implica más que tener el animal: requiere corrales, alambrado y mangas. Reconstruir estas estructuras es fundamental, porque esta economía no solo ofrece al productor un respaldo económico más sólido, sino que también genera arraigo y desarrollo en el interior, aspectos que merecen mayor atención.

Dado que la producción de granos constituye la mayor parte de la generación de riqueza del campo, es un sector mucho más amplio. Hoy, ese sector mayoritario enfrenta una rentabilidad muy ajustada o incluso negativa.

La situación es afectada por variables externas, como los precios internacionales deprimidos, que no dependen de las decisiones del gobierno nacional. Como país, tampoco se han brindado las herramientas necesarias para que esta economía pueda alcanzar un margen de rentabilidad adecuado. Además, la presión impositiva es altísima: las retenciones son un ejemplo claro de cómo los impuestos afectan al sector agrícola y condicionan al productor; y, existen costos ocultos que hoy los productores estamos sufriendo.

¿Usted cree que el campo empezó a votar en contra de La Libertad Avanza (LLA), como ocurrió en la provincia de Buenos Aires, o que algo cambió en las últimas semanas con el apoyo del Tesoro de Estados Unidos?

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No, no creo que tenga una incidencia directa en la política. Los productores agropecuarios estamos pensando en cómo sobrevivir, cómo producir más y cómo generar riquezas. No estamos enfocados en la política partidaria. Me parece que, en términos generales, la política debería mirar más qué ocurre en la vida cotidiana y cuáles son nuestros problemas reales. Está bastante alejada de lo que nos pasa a los productores que vivimos en el interior.