De cara a 2027

Lucas Ghi: "Quisiera que haya un debate con Provincias Unidas y que haya un candidato a presidente unificado"

El intendente de Morón destacó la necesidad de que el peronismo abra un debate con el frente confirmado por gobernadores y sostuvo que en un escenario tan polarizado "no hay diferencias irreconciliables".

Lucas Ghi Foto: Agencia NA

Lucas Ghi, intendente del partido bonaerense de Morón, afirmó que el peronismo y Provincias Unidas deberían dar una discusión de la cual "surja un candidato a presidente". Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), el dirigente señaló con ese espacio “no existen diferencias irreconciliables” y remarcó que, frente al "escenario dicotómico" que plantea el presidente Javier Milei, es necesario construir un proyecto común dentro del campo nacional y popular.

Lucas Ghi es intendente de Morón de Unión por la Patria, reelecto en 2023, ocupa el cargo desde 2019 tras haberlo hecho también entre 2009 y 2015. Es referente del espacio Nuevo Encuentro.

A menos de un mes de las elecciones, los gobernadores de Provincias Unidas inician la campaña en Chubut 

Estamos muy interesados en tratar de entender el termómetro en la provincia de Buenos Aires. Dado que el peronismo no se presenta con el mismo sello de Fuerza Patria en todo el país y hay distintos peronismos. Pero hay un test en la provincia de Buenos Aires. ¿Reduce la diferencia el gobierno nacional respecto de las elecciones del 7 de septiembre, las mantiene o las diferencias se agrandan? ¿Cuál es tu propio termómetro de lo que está pasando en el sector fundamental que define las elecciones de la provincia, que es el conurbano?

Creo que no hay grandes motivos para que existan diferencias significativas. No encuentro algún incentivo que lo haga cambiar de posición al que no acompañó al Gobierno nacional. Y el que nos acompañó, el que acompañó al liderazgo de Axel Kicillof, tiene las mismas razones que hace unas semanas para ratificar su voto. Estamos frente a un hito importante en la vida política nacional y ojalá el Gobierno tome debida nota del descontento que se canaliza a través de un proceso electoral y esté en condiciones de, escuchando atentamente el resultado de las urnas, corregir aquellas cosas que parecieran ser las más sensibles a la luz de la valoración de los vecinos de la provincia de Buenos Aires y de buena parte del país. Esto tiene que ver fundamentalmente con el rumbo económico, aunque no excluyentemente con el rumbo económico. La actividad está resentida, empieza a golpear en materia de fuentes de trabajo con empresas que se caen todos los días y que aquello que era expectativa se va desintegrando y se va convirtiendo en desilusión.

La cantidad de gente que votó en septiembre es menos de la que se supone va a votar en octubre. Sería lógico imaginar que va a votar un poco más de gente en octubre, por todo el contorno nacional: se va a vivir un clima de campaña nacional. ¿Qué van a hacer los que no votaron en septiembre y van a ir a votar en octubre?

La ausencia refleja más apatía, desinterés, resignación que alguna otra emoción. Con lo cual, si uno tendría que pensar cómo se traduce esto frente a un escenario donde habría elementos para pensar que existiría un volumen mayor de participación, no creo que todo eso vaya en dirección al Gobierno nacional. Me cuesta pensar, más a la luz de los últimos acontecimientos que vienen golpeando al Gobierno, que no tiene una reacción madura frente a un escenario tan conflictivo. Una reacción templada, madura, que se asuma atravesando una crisis y que dé cuenta de tal cosa y empiece a generar las condiciones para superarla, inclusive más allá del 26 de octubre, y ofrecerle al país un camino a partir del 27 de octubre. Le quedan dos años, mucho tiempo. Lo que necesitamos en general todos los argentinos, más allá de los que estamos involucrados en política, es certidumbre.

Nosotros en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, no tenemos un proyecto productivo y eso se nota en el conurbano. Yo tengo algunos elementos que son bien sintomáticos. Durante muchos años, todas las semanas tenía más empresas que nacían que las que se morían, o comercios que venían a pedir habilitación que los que se caían. Desde hace tres meses eso se invirtió. Todas las semanas son más las empresas que se caen o los comercios que vienen a dar de baja que los que nacen, y atrás hay hombres y mujeres que pierden trabajo o que tienen que salir a buscar algún otro empleo para complementar sus ingresos. La situación es crítica. Ojalá el Gobierno dé cuenta de que la situación es bien delicada y cambie el rumbo.

El frente Provincias Unidas es liderado por los gobernadores Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro, Ignacio Torres, Carlos Sadir, Claudio Vidal y Gustavo Valdés.

¿Lo notás especialmente hace tres meses?

Sí. En mayo o junio la situación había adquirido cierta estabilidad y en los últimos 90 días, el proceso viene como descomponiéndose.

Vamos a hacer una hipótesis. Lo que sucedió el último trimestre del año anterior y el primer trimestre de este año fue que hubo una especie de plan platita por el blanqueo. Eso se agotó: era un stock, se consume, no era un flujo. Duró hasta el primer trimestre del año y en el segundo trimestre apareció ese vacío. En ese sentido, ¿cómo creés que afecta el clima económico el apoyo de Estados Unidos con el Tesoro, la baja del dólar, la descompresión respecto de que la inflación pueda ser creciente? ¿Creés que puede generar algún alivio económico o no?

No, me parece que no. Lo que ha hecho el Gobierno es ganar tiempo para atravesar esta coyuntura electoral de cara al 26 de octubre, porque vivimos momentos de zozobra cuando el Banco Central había vendido más de 700 millones de dólares y se avisoraba un lunes complicado. Con lo cual, la gestualidad fuerte de Estados Unidos le da al gobierno la posibilidad de transitar esas cuatro semanas de cara al 26, y después, ¿cómo sigue? Por eso me parece que el gobierno necesita una reacción que, inclusive más allá del resultado del 26 de octubre, le hable a los argentinos de cómo va a ser el día después.

¿Cómo sigue el peronismo después del 26?

Estamos en una transición. Después de la derrota del 23, es lógico que nos demos un proceso de reconfiguración, de debate, en donde seguramente emergerán liderazgos. Yo creo que el de Axel es insoslayable, con la validación electoral de una estrategia y la legitimación de su propia figura a partir del caudal de votos obtenido. Imagino también otros liderazgos de otras provincias, como Provincias Unidas. Y yo creo, y quiero, que nos podamos dar una discusión al interior del peronismo y del campo nacional popular, en donde a partir de ese debate surja un candidato a presidente. Quisiera que haya un debate con Provincias Unidas y que haya un candidato a presidente unificado. 

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¿Ves a Provincias Unidas también dentro del campo nacional y popular?

Me gustaría pensar que podemos discutir con ellos un modelo de país. No creo que existan diferencias irreconciliables, mucho más en un escenario tan dicotómico como el que nos plantea hoy Milei, donde todo es tan exageradamente distinto. Y si yo hago multiple choice con diez temas y nos sentamos con los principales gobernadores de Provincias Unidas, yo creo que en siete u ocho de esos temas estamos más cerca nosotros que ellos de Milei. No tengo dudas.

Ahora, hay un factor allí que ya se ha convertido casi en cultural y que va más allá de la lógica, que tiene que ver con el antikirchnerismo. La palabra kirchnerismo, más allá de que pueda tener justificación o sea injusto, es una especie de catexis que se coloca como un veneno que genera una reacción de rechazo inmediato en un sector de la sociedad y, en otro, admiración, adoración. Estoy reflejando que la palabra kirchnerismo es un divisor de aguas. Axel puede, ¿pero el resto que integra el armado en la provincia de Buenos Aires con La Cámpora podría aceptar Provincias Unidas con Schiaretti que critica al kirchnerismo de la misma manera que lo podría hacer cualquier opositor al kirchnerismo en las tres presidencias que tuvieron?

Yo creo que es lo que debemos hacer. Hay que templar las pasiones, desenojarnos y tratar de generar el mayor volumen político en cuanto a representación, no solo política, de dirigencia sindical, empresaria, y pensar, soñar con una agenda, una hoja de ruta para los próximos diez años con cuatro o cinco temas estratégicos a los que le demos legitimidad. Porque si no, vamos a estar todo el tiempo en la dinámica pendular y no salimos más. Hace unos años Idea había consignado en su título: “Ceder para crecer”. A mí me parece que es interesante eso, ceder no como un acto de resignación, concesiones recíprocas, absolutamente en función de un interés virtuoso.

 

TV/ff