Proyecciones

Sebastián Galiani: “Si no hay una sequía o crisis financiera internacional, vamos a tener un gran 2026”

El economista y exsecretario de Política Económica aseguró que el respaldo electoral al Gobierno puede marcar el inicio de un ciclo de crecimiento. “Quizás empecemos a ver la llegada de inversiones al país, que serían el primer motor del despegue económico”, anticipó.

Sebastián Galiani Foto: CEDOC

Sebastián Galiani, economista y exsecretario de Política Económica, afirmó que “si no hay una sequía o crisis financiera internacional", 2026 será un "gran" año para la economía. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), sostuvo que la victoria electoral de Javier Milei refuerza la percepción de estabilidad y proyectó un año con crecimiento del 4%, menor inflación y mayor crédito e inversión.

Sebastián Galiani es licenciado y doctor en Economía por la Universidad de Oxford. Fue secretario de Política Económica del Ministerio de Hacienda de la Nación entre 2017 y 2018. Actualmente es profesor de Economía en la Universidad de Maryland, Estados Unidos. Ha ejercido la docencia en la Universidad Torcuato Di Tella, la Universidad de San Andrés y Stanford y Columbia. Se ha desempeñado como consultor para organismos internacionales como las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, así también como para gobiernos de diversos países.  

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Distintos economistas, incluso algunos que ejercieron el cargo de ministro de Economía, señalan la dificultad que enfrenta el Gobierno para poder salir de la recesión. Son dos trimestres de caída total del Producto Bruto, y las empresas que se supone van a invertir y ser el motor en el futuro, como las de extracción de materias primas, no son grandes tomadoras de mano de obra. ¿Cómo ve usted, desde Estados Unidos, este conflicto que tiene el Gobierno?

Argentina tiene dificultades para atraer inversión porque es un país que no logra definir el rumbo. Hay como dos países distintos. Uno tiene un rumbo como el que hoy busca el presidente Javier Milei, o como en su momento buscaron Mauricio Macri o Carlos Menem, que es de mayor integración al mundo, atraer capitales extranjeros para que inviertan en el país, una estabilización macro y modernización. Y hay otro que, cuando ha gobernado, ha desequilibrado la macroeconomía, ha puesto todo el énfasis en el empleo público y en el gasto público insostenible, generado inflación, aislado a la economía del mundo, puesto el cepo, etcétera. Entonces, los inversores tienen mucho miedo de venir a Argentina porque se han quemado varias veces. Y lo vengo diciendo desde el gobierno de Macri. En 2017 la gran pregunta que me hacían los inversores cuando yo estaba en el Gobierno era si le iban a ganar o no al kirchnerismo. 

Los dos primeros años del gobierno del presidente Milei no tuvieron la posibilidad de traer grandes inversiones precisamente porque no se sabía si la población iba a apoyar este programa de estabilización o no, como pasó otras veces. Y se vio muy claro el riesgo que traía que la población no lo apoye, desde el punto de vista de los inversores, cuando se perdieron las legislaciones provinciales en la provincia de Buenos Aires. Ahora, la victoria a nivel nacional en las elecciones de medio término es muy importante para el Gobierno. Lo deja cerca de lograr reformas porque necesita negociar con cinco o seis gobernadores en ambas cámaras. Y creo que esa diferencia de 11 puntos que sacó el presidente Milei sobre el kirchnerismo es muy amplia. Si bien el presidente Milei sacó lo mismo que el presidente Macri en las elecciones de medio término, la diferencia con el kirchnerismo se amplió mucho, y eso al mercado le dice que quizás acá ahora hay seis años de esta política, y quizás empecemos le llegada de inversiones al país, que serían el primer motor para el despegue de la economía.

Segundo, se espera un buen año en términos de la cosecha récord y con mejores precios de los commodities porque la producción de energía sigue creciendo. Hay varias cosas que de a poco van creciendo, y es cierto que no son empleo intensivas, pero ahí yo creo que hay una mirada parcial. El empleo finalmente lo generan los servicios hoy en todo el mundo. Entonces, no importa si los sectores que crecen no son empleo intensivos, lo que importa es que creen riqueza, y esa riqueza después expande la cantidad de servicios que consume la sociedad. Y ahí es donde se crea el empleo. Si el producto argentino crece 5% por la cosecha y por Vaca Muerta, pero eso generó muy poco empleo, ese 5% adicional de riqueza en la sociedad finalmente va a ir a consumo y va a ir a inversión porque no tiene otro lugar donde ir. Eso va a generar empleo en otros sectores. A la economía hay que pensarla en equilibrio general.

¿Usted es optimista respecto de que pueda volver a crecer la economía a partir del triunfo electoral del Gobierno?

Yo soy muy optimista. Creo que, si no hay ni una sequía ni una crisis financiera internacional, vamos a tener un gran 2026. Será un año donde la economía se expandirá 4%, con una inflación más baja, con más crédito, más construcción, más hipotecas, más consumo durable. Podría un típico año de esos que vimos en otras estabilizaciones. Con un buen año, el presidente Milei va a reforzar la idea de que va a poder ser reelecto y entonces que están esos seis años por delante, y más inversiones van a venir.

Por supuesto, Argentina es un país extremadamente sensible a shocks externos o internos. Si hay una sequía, ese crecimiento se suspende. Porque, si el producto agrícola cae cuatro, cinco o seis puntos, como pasó en 2017 o en 2009, que hubo una sequía enorme y una crisis financiera internacional, y la economía cayó 6%. Eso le pasó a Néstor Kirchner, y por eso perdió ese año. Al presidente Macri le pasó lo mismo: tuvo una sequía y una reversión de capitales de todos los emergentes porque se esperaba una suba en la tasa de interés.

En 2023 también hubo una sequía, ¿no?

Sí, en 2023 también hubo una sequía, no tan fuerte como las otras dos anteriores, pero sí. Pero ahí la economía ya estaba desquiciada. A mí me parece más interesante resaltar las otras dos porque eran economías que no estaban desquiciadas. De hecho, en el 2009 todavía el kirchnerismo no tenía grandes déficits, y aun así tuvo una caída de seis puntos del producto.

¿Usted cree que las inversiones en minería y energía, independientemente de que no sean creadoras de fuentes de trabajo pero sí de riqueza, van a generar riqueza en los próximos dos años, o por el tiempo que hay entre inversión y cosecha la minería recién va a lograr producir esos efectos dentro de dos o tres años?

No, yo creo que todos los años va a ir aumentando el efecto, que ya se lo está viendo. Y en 2026 vamos a ver mayor riqueza creada por los sectores en los que Argentina tiene ventaja comparativa. Eso, asociado de nuevo a una baja de inflación, suba del salario real y mayor crédito va a generar una expansión importante de los servicios, y vamos a ver ese boom de consumo en los servicios.

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Viví en Estados Unidos, y recuerdo el planteo, primero con Japón y después con China, de que la clave eran los servicios, que no nos teníamos que preocupar. Lo importante es si finalmente esas cosas llegan a los Estados Unidos, son de precio competitivo, benefician a los consumidores y generan riqueza. Ahora nos encontramos con el presidente Donald Trump proponiendo lo contrario. ¿Cuál es su opinión respecto del reclamo de volver a industrializar y el reshoring a los Estados Unidos. ¿Está equivocado? ¿La clave siguen siendo los servicios o es una combinación de ambas?

La clave sigue siendo la especialización, ser eficiente y maximizar la riqueza que puede producir un país. Muchas veces eso no quiere decir que el presidente Trump esté totalmente equivocado, porque hay un contexto geopolítico en el que básicamente el orden internacional que había creado Estados Unidos ya no le era tan funcional como le había sido. Entonces, esto se da en el contexto de un replanteo. No estoy diciendo que Trump lo esté replanteando de una forma correcta o de la mejor manera, pero sí que iba a haber un emergente en Estados Unidos que iba a plantear algún tipo de cambio. Estados Unidos es un país muy grande, y una industrialización no eficiente no le es tan costosa porque tiene escala, como le podría ser a un país chico. Entonces, tampoco quiero que se extrapole esa conclusión.

Todos los estudios de teoría del comercio internacional dicen que quienes mayor beneficio sacan de comerciar, de abrirse al mundo, de producir en lo que son eficientes, son los países chicos, los que no pueden producir de todo y, por lo tanto, ganan muchísimo con la posibilidad de tener de todo. Ahora, Estados Unidos puede volver a traer industrias al país porque algunas tienen costos fijos y entonces el auto se puede producir en Japón y exportárselo a Estados Unidos pagando el costo de transporte, o, si Estados Unidos pone tarifas muy altas, decir que no conviene pagar estas tarifas, y que es mejor producir este auto en Estados Unidos. Entonces, hay ciertas industrias en las que él se puede manejar sin que sea tremendamente distorsivo eso. Pero si él lo hace across the board, como fue la sustitución de importaciones en Latinoamérica, va a ser un desastre. Va a ser un desastre, incluso para un país grande como Estados Unidos.

Volviendo a la geopolítica, no creo que ni siquiera lo de traer los autos sea lo que necesita Estados Unidos. Lo que Estados Unidos necesita es ganar la carrera por la inteligencia artificial, y no me queda claro que todas estas otras cosas ayuden a focalizarse en esa carrera. Más aún en un país que realmente tiene un problema enorme, porque es la superpotencia del mundo y tiene un déficit fiscal de 7%. Y ser la superpotencia del mundo es un poco tener la billetera para ir a resolver problemas, ir a ayudar a Ucrania en la guerra o mover fuerzas a Gaza o participar de la reconstrucción de Gaza. Ser la superpotencia es costoso.

De hecho, Estados Unidos financió a la OTAN y ahora quiere dejar de financiarla porque básicamente dice que no pueden. Pero había una razón por la que Estados Unidos financió la OTAN: cada vez que los europeos se armaban terminaban en una guerra que finalmente le resultaba más costosa a Estados Unidos. Entonces, para mí las prioridades en Estados Unidos tendrían que ser reducir el déficit y seguir focalizándose en la tecnología de punta, y no estar atacando a las universidades, sino trabajando con el sector privado y las universidades para ganar la carrera por la inteligencia artificial.

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En esa división del trabajo que fue la clave del crecimiento del capitalismo, ¿la industria sería entonces la ventaja competitiva de los países asiáticos?

Ahora sí. Las ventajas comparativas van cambiando en el tiempo. Porque los países que se hicieron ricos con la industrialización después se educaron mucho y ahora tienen salarios muy altos comparados con los que tienen otros países, y entonces la industria se desplaza. Eso obviamente genera tensiones dentro de los países, porque siempre hay ganadores y perdedores cuando el comercio se desplaza. A pesar de que uno puede decir que la torta total crece, si después no hay alguna política de compensaciones, los perdedores se oponen, los ganadores la apoyan y se crean estas tensiones.

No es inusual lo que está pasando en Estados Unidos. Además, tiene que ver con que Estados Unidos descubrió la reserva más grande de shale gas y pasó de ser un importador de energía a ser un exportador de energía. Eso genera un tipo de cambio muy fuerte. A pesar de que Trump ha hecho, adrede, que caiga el valor del dólar y la industria sea más competitiva, el dólar está en un pico histórico y Tesla no puede competir con los autos eléctricos chinos.

Las cosas que vemos en Estados Unidos se empiezan a parecer a las cosas que vimos durante mucho tiempo en Argentina, porque Estados Unidos, por un lado, es un superpoder que tiene que estar en la tecnología de punta, pero por el otro lado ahora su riqueza está viniendo de los recursos naturales. Y en el medio hay toda una parte del país que se podría beneficiar en términos de empleo de volver a traer ciertas industrias que tienen costos fijos y que es posible traerlas. Entonces, es bien compleja la política económica en Estados Unidos. Yo creo que se la simplifica mucho. Como siempre, pensar es difícil y todo es bueno o malo. Entonces, Trump es malo o hace las cosas mal. Yo creo que hace las cosas a lo bruto, pero no que no tengan alguna lógica grande por detrás.

Para sintetizarlo a la audiencia, la industria tendría que estar en lugares con escala y salarios baratos...

Hay distintos tipos de industria. Hay una parte de la industria que está en esos países. Hay industrias con tecnología de punta que están donde está el capital humano más avanzado. Entonces, esa va a estar en Alemania, o debería estar en Alemania. Pero si Alemania decide cerrar sus plantas nucleares y perder la energía barata, se le va a ir la industria, pero no porque no podría haber estado ahí, sino por una cuestión política interna, lo que te lleva a destruir la industria.

Por último, Brasil tuvo el boom económico en los años 70 producido por invitaciones, en parte por haber sido aliado de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, en parte por lo que hicieron las propias dictaduras de Brasil proindustrialistas. ¿Brasil sí tiene que tener industria porque tiene escala?

Sí, pero Brasil puede ser que tuviese una ventaja comparativa industrial importante en los 60 y 70, cuando los países asiáticos todavía no se habían desarrollado. Hoy Brasil se ha primarizado, en parte porque perdió mucha competitividad vis-à-vis otros países. Y el punto es que hay un error en pensar que hay un modelo de desarrollo que es de empezar desde muy abajo, con nada, y llegar a la industria de punta. Es la idea de que todos los países pueden ir por ese camino, y la verdad que no es así.

Si tenés muchísimo petróleo, como tienen los Emiratos Árabes, nunca vas a ir por ese camino. Para Argentina es imposible ir por ese camino. Brasil puede tener cierta industria, pero no va a ser de punta. ¿Por qué? Porque cuando vos tenés recursos naturales, el salario es mucho más alto que un país que no tiene recursos naturales. Entonces, podrías pensar en quemar todos los recursos naturales. Pero ahí vas a un salario bajísimo y después ves si se logra ir por la industrialización. Esa cuenta nunca va a dar para que un país lo encuentre racional. Los países tienen las ventajas comparativas que tienen, y lo que tienen que hacer es las mejores políticas para maximizar su riqueza, dadas esas ventajas comparativas y su lugar en el mundo.

TV/ff