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¿Cuántas alertas más necesita Europa para asegurar su soberanía digital?

Las recientes caídas de Amazon Web Services y Microsoft Azure volvieron a exponer la vulnerabilidad del continente ante la hegemonía tecnológica estadounidense. Para Robin Berjon, Europa debe romper los monopolios digitales y construir una infraestructura propia si quiere alcanzar una verdadera soberanía tecnológica.

. Foto: CEDOC PERFIL

BRUSELAS –Tendemos a dar por sentada la infraestructura sobre la que funcionan nuestras economías y sociedades… hasta que algo sale mal. Que lo digan los habitantes de España y Portugal, que en abril sufrieron un apagón total cuando una serie de picos de voltaje colapsó sus redes eléctricas. Ambos países ahora invierten masivamente en reforzar su resiliencia, pero —advierte Robin Berjon— los ciudadanos no deberían tener que esperar a una crisis para que sus líderes apuesten por proteger las infraestructuras críticas, entre ellas los servicios en la nube.

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Desde el almacenamiento de datos hasta el despliegue de sistemas de inteligencia artificial, la nube sostiene la economía digital. Pero el control de esa infraestructura está concentrado en apenas tres compañías estadounidenses: Amazon, Google y Microsoft, que dominan más del 60 % del mercado mundial. La caída de una sola de ellas puede costarle miles de millones a la economía global. Y no es una hipótesis: el mes pasado, una interrupción de Amazon Web Services (AWS) afectó a miles de servicios en todo el mundo, desde aplicaciones bancarias hasta cámaras de seguridad. Días después, Microsoft Azure sufrió un colapso similar.

Hasta ahora, estos episodios fueron accidentales. Pero nada impide que la infraestructura en la nube se use como arma geopolítica. Como las tres grandes operan bajo jurisdicción estadounidense, están sujetas a las decisiones de Washington, que podría ordenarles suspender servicios como forma de coerción o castigo político.

Ya ocurrió algo comparable: cuando la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y su exministro de Defensa Yoav Gallant, el entonces presidente Donald Trump sancionó al fiscal jefe Karim Khan, y Microsoft canceló su cuenta de correo. “Existe un interruptor maestro sobre gran parte de la economía digital mundial, y Trump puede accionarlo cuando quiera”, resume Berjon.

El riesgo no se justifica por una superioridad técnica insuperable: las empresas europeas ya cuentan con capacidad para ofrecer servicios de nube de alta calidad. Las estadounidenses dominaron el mercado porque pudieron subvencionar su expansión con ingresos de otros segmentos digitales.

Ante la evidencia de este cuasimonopolio, un número creciente de empresas y organismos públicos europeos busca alternativas, en línea con el objetivo de Ursula von der Leyen de alcanzar una auténtica “soberanía tecnológica europea”. Sin embargo, los gigantes norteamericanos intentan neutralizar la amenaza ofreciendo supuestas versiones de “nubes soberanas” adaptadas a las necesidades de Europa, una afirmación que Berjon califica de “risible”: la soberanía implica poder establecer las propias reglas, algo que ninguna empresa estadounidense puede garantizar.

Para avanzar de verdad, Europa debe adoptar una estrategia de “romper y construir”. Romper significa desmantelar monopolios arraigados, aplicando y reforzando herramientas como la Ley de Mercados Digitales (DMA), aún poco utilizada, y abriendo los procesos de regulación a una participación más amplia. Construir implica desarrollar capacidades tecnológicas esenciales y orientar las compras públicas hacia proveedores europeos, apoyando proyectos como Eurostack, el Consorcio Europeo de Infraestructura Digital o la iniciativa Airbus para la IA, que busca crear una empresa pública de inteligencia artificial a imagen del histórico consorcio aeronáutico.

Las recientes interrupciones de AWS y Azure son otra señal de alarma. Los líderes de la Unión Europea deben actuar ahora para reducir la dependencia tecnológica del continente antes de que sea demasiado tarde.

 

*Por Robin Berjon, ex vicepresidente de gobernanza de datos en The New York Times y ex vicepresidente del consejo directivo del W3C, actualmente tecnólogo y experto en gobernanza en Supramundane Agency.
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