La clave para fortalecer el legado en empresas familiares
En las empresas familiares el verdadero triunfo incluye que la familia siga unida, que el legado se sostenga y que las nuevas generaciones quieran involucrarse.
En el corazón de cada empresa familiar late una historia. No una cualquiera, sino una de esfuerzo, decisiones difíciles y valores que se transmiten —a veces con palabras, otras con silencios— de generación en generación.
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A diferencia de las grandes corporaciones, donde los balances y rankings definen el éxito, en las empresas familiares el verdadero triunfo incluye algo más: que la familia siga unida, que el legado se sostenga y que las nuevas generaciones quieran involucrarse.
Por eso, celebrar no es un lujo. Es una forma estratégica —y profundamente humana— de reafirmar la identidad, agradecer lo vivido y proyectarse hacia el futuro.
¿Qué se celebra en una empresa familiar?
No se celebran solo cifras. Se celebran trayectorias, decisiones valientes, resiliencia y pertenencia. Una buena celebración puede abrir conversaciones, cerrar ciclos o motivar a quienes vienen detrás.
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Hitos que merecen ser celebrados:
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Aniversarios de la empresa: Son pruebas de permanencia. Honran a fundadores, reconocen a quienes acompañaron el camino y renuevan el compromiso.
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Traspasos generacionales: La jubilación del fundador o el ingreso de nuevos líderes son momentos clave. Celebrarlos construye confianza y legitimidad.
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Ingreso de nuevos familiares: No debe ser solo un trámite. Una bienvenida bien pensada transmite pertenencia y responsabilidad.
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Firma del Protocolo Familiar: No es solo un documento. Es un acto de compromiso mutuo que merece ser reconocido.
Logros personales con impacto colectivo: Un título o un reconocimiento externo que fortalece el proyecto común también es motivo de celebración. -
Superación de desafíos: Las crisis ponen a prueba todo. Superarlas debe ser celebrado: hay aprendizaje y unión.
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Reconocimiento a no familiares: Quienes, sin llevar el apellido, son parte esencial del camino también merecen un lugar en la celebración.
Cómo celebrar con sentido
No se trata de gastar más, sino de darle sentido al acto de celebrar:
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Contar la historia: Las anécdotas y momentos difíciles construyen identidad.
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Involucrar a todas las generaciones: Que los mayores compartan y los jóvenes propongan. Es un acto intergeneracional.
Fomentar el reconocimiento mutuo: Que cada uno pueda destacar a otros desde su lugar. -
Combinar lo formal con lo íntimo: Una cena de gala, un brindis en la fábrica o plantar un árbol simbólico: todo puede valer.
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Crear rituales propios: Un álbum de hitos, una carta de legado o un retiro anual. Son tradiciones que fortalecen la cultura familiar.
Una invitación abierta
Celebrar no es “perder el tiempo”. Es ver lo construido, reforzar vínculos y abrir espacio a lo que vendrá. Cada familia empresaria tiene algo que celebrar. El verdadero desafío es animarse a hacerlo con autenticidad y visión.
* director de CAPS Consultores
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