Análisis

Milei, frente a un nuevo desafío a su experimento

El Presidente puede advertir cómo variables de la economía escapan de su control, enfrenta tensiones con los gobernadores y muestra nuevos signos de desconexión con un sector importante de la sociedad. Y, además, ya no tiene vicepresidenta.

El presidente Javier Milei Foto: AFP

Transcurrido un año y medio de gestión, y cuando faltan algo más de tres meses para la elección de medio término, Javier Milei transita un territorio hasta ahora desconocido, cuyas claves no acierta en descifrar. Algunas variables de la economía han empezado a responder a una dinámica propia, independiente de los objetivos que se impuso el Gobierno. Algunos ejemplos: la iniciativa para que los argentinos vuelquen a la economía los dólares del colchón “sin dar explicaciones” encalló en el Congreso. El dólar se acerca al techo de la banda, en el momento de mayor oferta por exportaciones del agro. El FMI demora más de la cuenta la revisión de las metas del préstamo de Facilidades Extendidas y, con eso, el nuevo desembolso para fortalecer las reservas. Un fenómeno parecido está ocurriendo con la política. La reciente rebelión fiscal de los gobernadores representa una muestra contundente de búsqueda de autonomía del poder central y pone en crisis el sistema de alianzas del Gobierno. Algo sigue latiendo al mismo tiempo en la sociedad que el Presidente tampoco alcanza a comprender. Los trabajadores del hospital Garrahan llamaron a un paro para este jueves y a marchar desde el Congreso a la Casa Rosada en defensa de la salud pública, un escenario que remite a la masiva movilización del año pasado en defensa de la educación.

El oficialismo se muestra confiado y Milei vaticina: “En octubre las urnas hablarán”

Conviene mirar un año atrás para entender este nuevo desafío que se plantea al experimento de Milei.

El Gobierno atravesó el primer trimestre del año en un contexto de expectativas crecientes sobre el rumbo de la economía tras el profundo ajuste que aplicó en 2024, de cerca de un 30% en el gasto público. Ante el desconcierto de la política tradicional, y con el concurso de buena parte de ella, Milei logró facultades delegadas y el primer paquete de leyes reformistas en el Congreso. Motosierra y licuadora llevaron al equilibrio de las cuentas públicas en los primeros meses de gestión, algo hasta entonces impensable. Se tradujo en un apretón de casi 5 puntos anuales del PBI, el más profundo en décadas.

El ajuste se iba a reflejar también pronto en una significativa reducción de la inflación, con índices de un dígito en abril de ese mismo año, y una fuerte caída en la actividad económica, con impacto sobre todo en la industria manufacturera, la construcción y el comercio. Como consecuencia, el consumo masivo se derrumbó más de un 17%, el mayor retroceso en años, y la pobreza superó el 52% en el primer semestre de gestión.

Relato libertario

A comienzos de año, Milei buscó desplazar a la economía de la agenda pública y ensayó la instalación de su narrativa conservadora. En su exposición en el foro económico de Davos, un ámbito inesperado, el presidente avanzó contra lo que llama cultura woke, cuestionó la despenalización del aborto y asoció la homesexualidad con la pedofilia. El ensayo resultó fallido. Decenas de miles de personas marcharon por las calles de Buenos Aires en repudio a sus dichos. Semanas después la atención se concentró en la difícil situación que atraviesan los jubilados: el Gobierno respondió con represión indiscriminada una masiva movilización a la que se sumaron hinchas de fútbol, muchos de ellos barras, en apoyo al habitual reclamo de los miércoles frente al Congreso.   

Cuando Milei empezaba a mostrar dificultades para monopolizar la agenda pública, el Indec anunció en marzo una caída de casi 15 puntos en el índice de pobreza del último semestre de 2024, y, algunas semanas después, Economía logró cerrar un acuerdo con el FMI por un préstamo de 20 mil millones de dólares. El desembolso inmediato del 60% de los fondos redujo las tensiones acumuladas sobre un tipo de cambio atrasado y permitió al Gobierno levantar parcialmente el cepo al dólar e instalar una flotación entre bandas. La cotización se estacionó más cerca de la banda inferior y el traslado a precios de una devaluación que podría haber llegado al 30 por ciento con un dólar a $1.400 fue inusualmente suave y la inflación perforó el piso del 2% en mayo. El Presidente arriesgó que con el préstamo del Fondo las reservas escalarían hasta los US$ 50 mil millones.

"Lule" Menem y Karina Milei privilegian la instalación de listas propias con candidatos puros en todo el país

El acuerdo con el FMI y un sostenido acompañamiento en las encuestas de opinión llevaron a Milei a hablar de una eventual reelección en 2027 poco antes de que La Libertad Avanza diera un golpe en la Ciudad: su candidato, Manuel Adorni, ganó la elección local anticipada el 18 de mayo y empujó al macrismo a un triste tercer lugar en su distrito. La victoria en Buenos Aires otorgó finalmente a Milei la supremacía del espacio de derecha y pareció dar vuelo a su sueño de encarnar una nueva hegemonía política en la Argentina. 

Estos dos hechos no podían sino volcar el escenario político en favor del Gobierno en pleno desarrollo del calendario electoral. Sin embargo, por una ambición desmesurada o simple amateurismo, el Gobierno no ha sabido capitalizarlos. La derrota en CABA obligó al PRO a aceptar condiciones objetivamente desventajosas para el cierre de una alianza en la Provincia de Buenos Aires, donde resignó nada menos que su identidad. Los negociadores libertarios aún buscan imponer los primeros nombres en las listas en municipios bonaerenses administrados por el PRO. La misma iniciativa fue llevada a otra escala en las provincias: inaceptable para los gobernadores, hizo naufragar las negociaciones con el radical Gustavo Valdés para sellar una alianza en Corrientes, que elige este año gobierno. Un triunfo de los duros de LLA: Karina Milei y sus operadores Eduardo “Lule” Menem y Martín Menem privilegian la instalación de listas propias con candidatos puros en todo el país, un desafío abierto al poder territorial de gobernadores aliados, con muchos de los cuales comparten electorado.

Pulseada y derrota

Economía llevó el mismo tipo de intransigencia a la mesa de negociación con los ministros de Hacienda de las provincias por los recursos coparticipables. Nación rechazó una iniciativa de los gobernadores para que los Aportes del Tesoro se coparticipen con las provincias de manera automática, no discrecional como hasta ahora, y se desactiven una serie de fideicomisos y fondos nacionales para que sean repartidos con igual criterio. 

Como respuesta, los gobernadores vaciaron la ceremonia que iba a encabezar el Presidente en Tucumán por el Día de la Independencia, lo obligaron a recurrir a la excusa de la niebla para bajarse del acto y, en un hecho sin precedentes, todos ellos, sin excepción, desde el cordobés Llaryora hasta el tucumano Jaldo, pasando por el mendocino Cornejo, el bonaerense Axel Kicillof y el jefe porteño Jorge Macri, impusieron el jueves en el Senado la media sanción de dos proyectos que recogen sus demandas y, con mayor o menor compromiso, contribuyeron a la sanción de una ley para mejorar el ingreso de los jubilados (fue vetada una igual el año pasado), restablecer la moratoria previsional y declarar la emergencia en discapacidad. Fue una derrota catastrófica para el Gobierno.

Milei replica con cesarismo, o de mínima, buscará presentar la elección como plebiscito sobre su gestión. Tan lejos, tan cerca, lo será de cualquier manera. El Presidente escaló el viernes el conflicto con su mensaje en la Bolsa de Comercio: prometió veto, y sino, dijo a los gobernadores, “los espero el 11 de diciembre”. 

Negociación o héroes

Es igual de cierto que el Presidente elevó a Guillermo Francos, allí presente, como “el mejor jefe de Gabinete de la historia”. A Francos le alcanza con ser una persona amable y de trato cordial, un comportamiento civilizado del que, como es conocido, Milei carece. “El diálogo no se abandona”, asegura Francos a PERFIL. Del otro lado, un grupo de gobernadores dice no haber recibido ningún contacto durante el fin de semana.

Victoria Villarruel acaba de mostrar que no solo se defiende. Ahora también ataca.

Este domingo se supo que el ministro coordinador tendrá un espacio de encuentro con mandatarios provinciales el jueves en La Rural, durante un almuerzo organizado por Nicolás Pino, su titular. Pino anticipó ademas que mañana Milei recibirá a la Mesa de Enlace en la Casa de Gobierno, en lo que sería su primera reunión con los dirigentes del campo desde que llegó a la presidencia. Desde el 30 de junio, las retenciones a la soja volvieron al 33% (del 26%) y las del maíz, a 12% (de 9,5%): esta es la preocupación absorbente en el sector, que espera a Milei para la tradicional inauguración de la muestra ganadera, el sábado 26.

Bastante antes el Gobierno deberá intentar una vía de negociación con las provincias o bien buscar nuevos “héroes” en la Cámara de Diputados que les permitan blindar el prometido veto a las leyes de mejoras previsionales. “En el bloque del PRO la mayoría no estamos esta vez para apoyar el veto. Algunos no solo se abstendrían, sino que votarían en contra”, anticipa un legislador que se ausentó durante la media sanción en la Cámara baja.

Paradoja: el ambicioso objetivo de alcanzar un superávit fiscal de 1,6 puntos del PBI prometido al Fondo Monetario es la principal garantía para el éxito del programa económico de Milei y, a la vez, representa su principal acechanza. 

Un último elemento se agrega al cuadro: la vicepresidenta Victoria Villarruel acaba de mostrar que no solo se defiende. Ahora también ataca.

 

ML