Milei, Noruega no es Mar-a-Lago
El Presidente acompañará a María Corina Machado, símbolo de la resistencia al chavismo en Venezuela, distinguida por el Comité Nobel noruego. Será recibido por el primer ministro noruego y el rey Harald V, dos personalidades ajenas a su universo cultural. Una oportunidad para que vea y escuche.
Ahora que Milei moderó su discurso, se le presenta una buena ocasión para ampliar su horizonte conceptual. El Presidente llegará este martes a Oslo, Noruega, donde participará de la entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, símbolo de la resistencia al chavismo, galardonada el mes pasado por el comité noruego por su “defensa de la democracia en Venezuela”.
De larga trayectoria en la oposición, Machado fue inhabilitada por el régimen para participar de las elecciones presidenciales de 2024, pero tuvo un papel crucial en la campaña de Edmundo González, reconocido como ganador por una veintena de países y por el Centro Carter, el único observador internacional autorizado por el chavismo.
La entrega del premio será mañana miércoles, Día Internacional de los Derechos Humanos, en el Ayuntamiento de Oslo, como es tradición desde 1990. Además de Milei, estarán los presidentes de Paraguay, Santiago Peña; de Ecuador, Daniel Noboa, y de Panamá, José Raúl Mulino, según informó la Agence France Presse.
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Después de la ceremonia, Milei extenderá su actividad oficial y será recibido por el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, y por el rey Harald V, de acuerdo a la información que distribuyó el Gobierno. Dos personalidades lejanas al universo cultural ultraconservador que el Presidente frecuenta y donde es una figura globalmente reconocida.
Jonas Gahr Støre, de 65 años, es titular del Partido Laborista que volvió al poder en Noruega en 2021 tras el gobierno de ocho años de la primera ministra conservadora Erna Solberg. Støre es referente del “ala pragmática” o de derecha del laborismo fundada por Jens Stoltenberg, una versión nórdica del Nuevo Laborismo británico.
Ministro de Asuntos Exteriores durante el Gobierno del primer ministro Stoltenberg (2005-2013), las prioridades de la gestión de Støre en materia de política exterior pueden leerse en el sitio de la Embajada de Noruega en la Argentina. Apuntan, entre otros objetivos, a promover el multilateralismo; el fortalecimiento de los derechos humanos; la promoción de la cooperación internacional en materia de refugiados y migrantes y a promover la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible, “con especial énfasis —afirma el sitio— en la seguridad alimentaria, las cuestiones climáticas y ambientales, la energía, la igualdad de género y la reducción de las desigualdades”.
Sobre la cuestión ambiental, es oportuno recordar que Noruega es una referencia mundial en descarbonización y que financia la transición con el fondo global de Pensiones de Noruega, uno de los más grandes del mundo, creado tras el descubrimiento de petróleo en el Mar del Norte.
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La posición de Støre sobre la reducción de emisiones y del peso de los hidrocarburos en la economía noruega no es utópica ni ingenua, por si hiciera falta aclarar: frente al reclamo del Partido de la Izquierda Socialista de poner fin a las operaciones comerciales para la prospección de nuevos yacimientos en el mar de Barents y en aguas inexploradas del Ártico (para no hablar de exigencia del partido Ambientalista-Los Verdes de un desmantelamiento de toda la industria petrolera en 2035), Støre prefirió no repetir la coalición exitosa de su antecesor Stoltenberg y limitar su integración al Partido del Centro, moderados. El primer ministro fue revalidado en las urnas en septiembre pasado y hoy gobierna en minoría.
En cuanto al monarca noruego Harald V, que hizo una visita a la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri en 2018, ascendió al trono en 1991 y fue el último jefe de la Iglesia de Noruega hasta 2012, cuando se dispuso la separación entre Iglesia y Estado.
De 88 años, en 2016 dio un discurso considerado histórico en los jardines del Palacio Real de Oslo, un espacio verde abierto al público todo el año, en ocasión de los 25 años de reinado. Frente a unas 1500 personas, representativas de la población de su país, hizo un llamado a la convivencia entre todos los que viven en Noruega, con independencia de su raza, su religión, nacionalidad u orientación sexual.
“Los noruegos son de Trøndelag, Nordland y Sørlandet, y también de otras regiones. Han emigrado noruegos de Afganistán, Pakistán, Polonia, Suecia, Somalia y Siria. Mis abuelos emigraron de Dinamarca e Inglaterra hace 110 años”, dijo entonces el rey. “Los noruegos son jóvenes comprometidos y ancianos sabios; solteros, divorciados, familias jóvenes y matrimonios de edad avanzada. Los noruegos son chicas que aman a chicas, chicos que aman a chicos, y chicas y chicos que se aman entre sí. Los noruegos creen en Dios, Alá, en todo y en nada”.
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Milei se mueve entre Mar-a-Lago, Washington y Tel Aviv; asiste a cenas de gala de CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora); se reúne con líderes de la ultraderecha mundial o académicos de la Escuela Austríaca de Economía o con un reducido grupo de magnates “tecno-utópicos” (según la definición de Ian Bremmer) que detestan las regulaciones y creen que en la tecnología estarán las soluciones a problemas como el cambio climático, la demografía y la salud, como bien resumió el especialista Andrés Actis. Milei excepcionalmente participó por invitación de una reunión del G7 en Italia y desistió de la última cumbre del G20 en Sudáfrica, imitando a Donald Trump, y de la reciente cumbre del Clima, en Belén, Brasil.
Subido a la corriente del "revisionismo" en política exterior, en su primera vez ante la Asamblea General de la ONU, Milei dijo que la agenda 2030 de desarrollo sustentable “aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas”. Es recordado su discurso ante el Foro Económico Mundial de Davos, de enero pasado, cuando aseguró: “En sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos”.
El Presidente no suele intercambiar con gente como la que lo recibirá este miércoles en Oslo. Una oportunidad para que vea y escuche.
ML
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