Un desplome bursátil anunciado

Los riesgos económicos internos están aumentando en EE.UU., en gran parte como resultado de las políticas de Donald Trump

Trump Foto: AFP

Washington DC

Los operadores de Wall Street suelen bromear diciendo que el río más largo de las economías emergentes es el “de-nial” (negación). Pero, dado el entusiasmo irracional que se apodera del mercado bursátil estadounidense -que cotiza a valoraciones históricamente altas, a pesar del aumento de los riesgos geopolíticos y de las políticas económicas imprudentes de la administración del presidente Donald Trump-, uno podría pensar que están organizando cruceros por ese río.

Hoy en día, la estabilidad geopolítica parece escasa. Europa enfrenta su guerra terrestre más grande desde la Segunda Guerra Mundial; la violencia y la agitación han vuelto a apoderarse de Medio Oriente; y las relaciones de Estados Unidos con China atraviesan nuevos mínimos, con posibles consecuencias para el suministro fluido de semiconductores taiwaneses a EE.UU.

Mientras tanto, los riesgos económicos internos están aumentando en EE.UU., en gran parte como resultado de las políticas de Trump. Los aranceles de importación más altos en un siglo reducirán la competitividad a largo plazo de la economía, impidiéndole aprovechar plenamente los beneficios del comercio internacional. Y los esfuerzos de deportación masiva de Trump dificultarán la producción interna y aumentarán los costos, especialmente en los sectores agrícola y de la construcción.

Los inmigrantes que buscan trabajo y ciudadanía en Norteamérica deben pasar un nuevo filtro: no ser "antiestadounidenses"

Trump también está poniendo en riesgo la salud fiscal de Estados Unidos. Ciertamente, las finanzas públicas del país ya seguían una trayectoria insostenible antes del regreso de Trump a la Casa Blanca en enero. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), el déficit presupuestario de EE. UU. fue del 6,4 % del PIB el año pasado, a pesar de estar cerca del pleno empleo. Si se hubiera mantenido esa trayectoria, la proporción deuda pública/PIB habría alcanzado el 118 % en 2035.

Ahora, se espera que ese nivel se alcance aún antes, y una de las principales razones es la ley “Una Gran y Hermosa Ley”, aprobada el mes pasado. La CBO estima que esta legislación masiva en materia tributaria y de salud añadirá 3,4 billones de dólares al déficit presupuestario en la próxima década. El Comité por un Presupuesto Federal Responsable eleva esa cifra a más de 4 billones. Esto aumentaría la deuda pública al menos al 125 % del PIB para 2034.

La economía estadounidense tiene una vulnerabilidad fundamental: depende en gran medida de la disposición de extranjeros a financiar su doble déficit presupuestario y comercial. Los inversionistas extranjeros poseen actualmente alrededor de 8,5 billones de dólares -casi un tercio- del total de 28 billones en bonos del Tesoro en circulación. (Esto no ocurre en otros países, como Japón, donde los inversores nacionales poseen aproximadamente el 87 % de los bonos gubernamentales). Para que los inversores extranjeros sigan financiando el endeudamiento estadounidense, deben tener confianza en que el país cumplirá plenamente sus compromisos de deuda, y no intentará depreciarlos mediante inflación o incumplir sus obligaciones.

Sin embargo, Trump parece estar haciendo todo lo posible para convencer a los inversores extranjeros de que EE. UU. no es un país confiable. Para empezar, está ejerciendo una enorme presión sobre la Reserva Federal para que reduzca agresivamente las tasas de interés, a pesar de que la inflación -que ya supera ampliamente el objetivo del 2 %- probablemente aumentará debido a los aranceles impuestos por Trump.

Además, Stephen Miran —presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump y ahora nominado para servir temporalmente en la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal— ha propuesto obligar a los inversores extranjeros a convertir sus bonos del Tesoro actuales en bonos a 100 años sin pagos de cupón. La administración Trump también ha considerado imponer un impuesto de hasta el 20 % sobre los intereses que algunos tenedores extranjeros obtienen de sus bonos del Tesoro. El reciente despido del director de la Oficina de Estadísticas Laborales, tras la publicación de datos de empleo decepcionantes, solo ha aumentado la inquietud de los inversores.

El objetivo oculto de los aranceles de Trump a Brasil

Si la confianza de los inversores extranjeros en EE. UU. se derrumba, le seguirán crisis del dólar y del mercado de bonos. De hecho, estos mercados ya están reaccionando al aumento de los riesgos. Desde comienzos de este año, el valor del dólar ha caído alrededor de un 10 %, a pesar de los mayores aranceles de importación y del aumento de la diferencia en las tasas de interés a corto plazo respecto a otras economías importantes. Y los rendimientos de los bonos del Tesoro se han mantenido elevados, lo que sugiere que el mercado de bonos del Tesoro ya no se percibe como el refugio seguro de antes. Mientras tanto, el precio del oro ha aumentado en torno al 25 %.

Y, sin embargo, las valoraciones del mercado bursátil siguen por las nubes, como ocurrió antes del colapso de la burbuja puntocom en 2001. Hay precedentes de esto. Como ha señalado el historiador económico Niall Ferguson, el mercado bursátil se mantuvo en alza en vísperas de la Primera Guerra Mundial, a pesar de señales claras del colapso del orden geopolítico.

Encontrar una explicación es más difícil. Como supuestamente dijo Isaac Newton tras el colapso de la burbuja del Mar del Sur en 1720: “Puedo calcular el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente.”

 

Desmond Lachman es investigador senior en el American Enterprise Institute, exsubdirector del Departamento de Desarrollo y Revisión de Políticas del Fondo Monetario Internacional y exestratega jefe de mercados emergentes en Salomon Smith Barney.

Copyright: Project Syndicate, 2025
www.project-syndicate.org