el hecho ocurrió en 2024

Crimen en un country: empieza el juicio a la empleada doméstica acusada de matar al ingeniero Roberto Wolfenson

Rosalía Paniagua está acusada de matar al hombre de 71 años mientras realizaba un reemplazo de un mes para limpiar su casa. Aunque varias pertenencias de la víctima fueron halladas en su posesión, la mujer insiste en su inocencia.

Crimen de Roberto Wolfenson Foto: Cedoc

El lunes comenzó en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro el juicio por el crimen del ingeniero Roberto Wolfenson, hallado muerto a principios de 2024 en su casa del country La Delfina, en el partido de Pilar. En el banquillo de los acusados está Rosalía Paniagua, que trabajaba como su empleada doméstica y se cree que lo habría asesinado para robarle algunos elementos de valor y dinero en efectivo.

La mujer de 36 años, madre de una bebé de dos, será juzgada por el delito de "robo calificado por el uso de arma en forma impropia en concurso real con homicidio criminis causae", ya que la hipótesis fiscal apunta a que habría cometido el crimen para consumar o esconder un botín conformado por celular, un parlante, joyas, un candelabro de bronce tipo Menorah y una suma estimada en 900.000 pesos 300 dólares.

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La mujer insiste en su inocencia y sostiene que "no existen pruebas suficientes" para encarcelarla, además de haber solicitado algún tipo de morigeración para estar con su hija. Esto contrasta con la acusación de la fiscal del caso, Laura Capra, que sostiene la gravedad del hecho en el que supuestamente Paniagua habría aprovechado para asaltar la casa del ingeniero en su último día, ya que estaba realizando una suplencia por un mes.

Los investigadores estiman que Wolfenson, gerente regional de capacitación para Enersys, habría descubierto el robo y la imputada lo habría ahoracado con una soga. Luego, se habría retirado del lugar y una cámara de seguridad registró cuando ella se llevaba los objetos de valor, incluso cuando guardó en su mochila un teléfono, un parlante bluetooth y la pieza de bronce. 

En un comienzo la investigación pasó por otro lado, ya que un médico legista y un profesional de una empresa de emergencias privada habían señalado que el hombre de 71 años supuestamente había muerto por un ataque cardíaco. Una investigación posterior, más exhaustiva, arrojó que en realidad la causa había sido por "ahorcamiento" y que su cuerpo presentaba heridas defensivas.

La acusada negó los cargos y apuntó contra un presunto amante de su jefe al que identificó con el nombre “Félix”, aunque esta teoría fue descartada porque no se encontraron elementos ni testimonios que permitieran acreditar la existencia de esta persona.

Crimen en un country de Pilar: el caso de Roberto Wolfenson 

Lo que en un primer momento pareció una muerte natural terminó revelando un homicidio. El 23 de febrero de 2024, el profesor de piano del ingeniero llegó como cada semana a la vivienda para darle clase, pero éste no respondía los llamados ni abría la puerta. Tras insistir alertó a un vecino y a la seguridad del barrio privado, luego lograron ingresar por autorización de la pareja de Wolfenson, Graciela Orlandi -que regresaba de viaje-, y encontraron su cuerpo.

El dueño de la propiedad estaba tendido en el piso de uno de los cuartos de invitados en la planta alta. Llevaba puesta la ropa con la que había salido a correr el día anterior. La Policía informó que la puerta principal estaba cerrada y ningún acceso había sido forzado. Al mismo tiempo, registraron que un acceso lateral donde se hallaba el lavadero no tenía traba.

El primer diagnóstico médico apuntó a un "ACV (accidente cerebro vascular isquémico"). Incluso el informe policial consignó esa causa, pero una oficial de la comisaría de Pilar desconfió de varios detalles en la escena e impulsó una investigación más profunda. Así, el cuerpo fue trasladado a la morgue y la autopsia determinó "un mecanismo de asfixia mecánica con estrangulamiento con lazo" como causante de la muerte y distintas lesiones en la mano izquierda y hematomas compatibles con maniobras defensivas.

A partir de ese descubrimiento, el caso tomó otro rumbo. Actualmente, los médicos que definieron la primera causa del fallecimiento serán juzgados en una causa paralela -no como cómplices- por cómo examinaron el cadáver. En ese sentido, las autoridades también indicaron que se hallaron cabellos de Paniagua que al parecer "se desprendieron por una lucha o forcejeo” en el lugar en el que yacía su empleador.

En el momento del hecho, Orlandi se había ido de vacaciones a Brasil con su hija -fruto de una relación anterior- y su nieto; y aunque al principio la investigación se posó en el círculo familiar del hombre, luego apuntó hacia la empleada doméstica. El celular de la víctima fue visto en manos de la mujer según captó una cámara de la estación del tren Presidente Derqui y el dispositivo después fue ofrecido a la venta por la pareja de ella.

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Se realizó un allanamiento en el domicilio de la sospechosa, donde se ubicó el parlante robado y otros objetos que pertenecían a Wolfenson. Asimismo, el Menorah había sido vendido a un comercio dedicado a la compra de metales y, tras un examen posterior, se encontró ADN de Paniagua bajo las uñas del ingeniero.

Durante una entrevista con El Trece, Paniagua habló del "señor Félix" y lo acusó del crimen, además de comentar que también la había golpeado hasta que ella quedó inconsciente. Luego, dijo que este hombre le puso el candelabro, el teléfono y otros objetos en su mochila para que no lo delatara. "Con esto te vas a conformar, porque vale fortuna", afirmó.

Se espera que durante el juicio la acusada plantee esta versión, que deberá ser evaluada por los jueces. Para los fiscales, la hipótesis es "incompatible con la totalidad de las pruebas reunidas", y no se ha encontrado a nadie con esas características.

FP / EM