la campaña hacia el 26 de octubre

Macri, el PRO y LLA salen a instalar el “voto útil” anti kirchnerista para pelear la Provincia

Javier Milei y su entorno trabajan sobre dos ejes: retener a los votantes propios desencantados y atraer a sectores del PRO y del radicalismo que ven en la continuidad de Fuerza Patria una amenaza directa a la estabilidad económica. Pero también genera costos políticos: puede alejar a electores moderados que rechazan la polarización.

Jugadores. El expresidente con el PRO. Milei con Santilli, el elegido como vocero. Foto: cedoc

La estrategia del “voto útil” anti-K en la Provincia de Buenos Aires reapareció como eje de la campaña tras un tuit del candidato a diputado nacional del PRO por la Ciudad, Fernando de Andreis, y la inmediata adhesión pública de Mauricio Macri. En una semana de mensajes que busca instalar la idea de una elección binaria, referentes del PRO y de La Libertad Avanza empujan a que el electorado ponga el foco en derrotar a Fuerza Patria antes que en repartir apoyos entre terceras fuerzas.

De Andreis planteó que la contienda del 26 de octubre se dirime en clave de polarización y advirtió sobre el riesgo de la fragmentación. Macri repitió la advertencia y calificó al comicio como un “virtual balotaje” frente al kirchnerismo, una lectura destinada a concentrar votos en candidaturas que compitan cabeza a cabeza con la lista rival. 

Desde el PRO sostienen que la dispersión beneficia al peronismo y que la única manera de limitar el avance de Fuerza Patria es concentrando el voto. Diego Santilli, en distintas intervenciones, pidió evitar divisiones que “por dos puntos” puedan dar la elección, marcando la sensibilidad del escenario bonaerense. 

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El objetivo táctico tiene dos efectos: potenciar las listas aliadas a La Libertad Avanza y al PRO, y busca recuperar votantes desencantados que cambiaron su voto tras 2019. Pero también genera costos políticos: puede alejar a electores moderados que rechazan la polarización. Cristian Ritondo intentó bajar las tensiones asegurando que “el PRO está donde tiene que estar”, un mensaje para dar certidumbre al votante que duda entre fidelidad partidaria y cálculo táctico. 

En las mesas de campaña se multiplican los cálculos y los contactos para compactar apoyos. La apuesta es simple: transformar un mapa plural en una disputa de dos bloques para dejar sin margen a Fuerza Patria. Si la maniobra funciona, torcerá el resultado; si fracasa, la dispersión podría reproducir sorpresas que en 2019 favorecieron al kirchnerismo, el antecedente que esgrimen los impulsores del voto útil. 

La decisión final quedará en manos de los votantes bonaerenses: votar por convicción o jugar una carta táctica para impedir un resultado que interpretan como funcional al kirchnerismo. Esa tensión —entre responsabilidad estratégica e identidad política— será la bisagra de una elección que, en la Provincia, puede definirse por márgenes mínimos.

En la práctica la maniobra exige operar en distritos del conurbano y secciones donde la diferencia se mide en puntos: allí cada voto cuenta. La campaña activa operativos territoriales, ajustes de boleta y llamados a intendentes para compactar apoyos, además de mensajes para jóvenes urbanos y votantes moderados.    Para los estrategas no es solo retórica: es un cálculo electoral que busca convertir indecisos en votos útiles.

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Analistas advierten que la credibilidad del llamado es decisiva: si el elector entiende que el voto útil frena a Fuerza Patria y al kirchnerismo se movilizará; si lo percibe como una maniobra, la adhesión será limitada. El antecedente de 2019 funciona como aviso.

La provincia más grande será la prueba: De Andreis instaló la consigna, Macri la respaldó y Santilli y Ritondo la llevaron a la agenda pública. El 26 de octubre mostrará si la jugada fue suficiente para torcer la elección o si la fragmentación fue decisiva. Mientras tanto, en la calle y en las urnas se jugará la última palabra.

Paralelamente en La Libertad Avanza se encara el tramo final de la campaña bonaerense con un objetivo doble: acortar la brecha de 14 puntos que sufrió en septiembre y sostener el relato de que aún puede dar la sorpresa. En los equipos libertarios admiten que el resultado de las primarias generó un golpe anímico, pero aseguran que el escenario cambió. 

Javier Milei y su entorno trabajan sobre dos ejes: retener a los votantes propios desencantados y atraer a sectores del PRO y del radicalismo que ven en la continuidad de Fuerza Patria una amenaza directa a la estabilidad económica.

La estrategia libertaria busca generar expectativa y evitar el desánimo que suele preceder a una derrota anunciada. Las redes sociales, donde Milei conserva un alto nivel de influencia, son el principal vehículo para reinstalar la idea de que “nada está definido” y que cada voto cuenta para “romper la hegemonía de los mismos de siempre”. Detrás de ese mensaje se despliega un operativo de fiscalización reforzado y una coordinación inédita entre armados locales y operadores nacionales que intentan asegurar presencia en todas las mesas, algo que falló en la elección anterior.