León XIV planea convertir su residencia oficial en un hogar compartido con frailes agustinos

Tres meses después de su elección, el Papa estadounidense planea mudarse al Palacio Apostólico, para compartir los aposentos papales con un pequeño grupo de frailes agustinos, reflejando el énfasis de su orden en la fraternidad y rompiendo con las tradiciones papales solitarias.

Papa León XIV Vaticano Foto: AFP

En un gesto que resalta sus raíces en la vida religiosa comunitaria, el Papa León XIV, el primer pontífice estadounidense, se prepara para ocupar los históricos aposentos papales en el Palacio Apostólico, con la posibilidad de transformarlos en una residencia compartida con un selecto grupo de frailes de a la Orden de San Agustín, donde la comunidad y la hermandad son principios fundamentales.

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Elegido en mayo de 2025, el papa nacido en Chicago permaneció hasta ahora en el modesto apartamento vaticano que ocupaba como cardenal. El retraso en la mudanza al Palacio Apostólico se atribuye, en parte, a problemas de mantenimiento, incluida la humedad acumulada durante el período en que estuvo desocupado bajo el pontificado de su predecesor, el Papa Francisco. El Vaticano aún no confirmó los planes, informados por el diario británico The Times, lo que sugiere que podrían estar en proceso de desarrollo.

Los aposentos papales, ubicados en el último piso del Palacio Apostólico con vistas a la Plaza de San Pedro, constan de una suite de aproximadamente una docena de habitaciones diseñadas para uso privado y oficial. Estas incluyen un vestíbulo, una biblioteca, una sala de estar, un estudio privado, un dormitorio, una enfermería y una capilla personal, además de oficinas para funciones administrativas. 

El diseño también cuenta con un pequeño estudio para el secretario papal, desde donde el papa suele impartir bendiciones a las multitudes en la plaza. 

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Históricamente, estos aposentos han servido como residencia oficial desde el siglo XVII, incorporando espacios célebres como el Apartamento Borgia en la primera planta y las Estancias de Rafael en la segunda, que formaban parte de las antiguas residencias papales. Los aposentos fueron recientemente desprecintados y reabiertos en mayo de 2025, tras los protocolos posteriores al fallecimiento del Papa Francisco, marcando su disponibilidad para ser ocupados.

Este posible arreglo de convivencia contrasta notablemente con las preferencias del Papa Francisco, quien optó por no residir en el Palacio Apostólico durante sus 12 años de pontificado. 

En cambio, Francisco eligió una sencilla habitación en la Casa Santa Marta, una residencia vaticana destinada a visitantes de corto plazo, que amplió para incluir una cocina y una capilla privada. Su decisión implicó ciertos costos logísticos, pero simbolizó un compromiso con la humildad y la accesibilidad, alejándose del aislamiento y la grandeza arquitectónica del palacio.

La inclinación de León XIV por la vida comunitaria proviene de su larga afiliación a la Orden de San Agustín, fundada en 1244 cuando el Papa Inocencio IV unificó varias comunidades de ermitaños en Toscana bajo una sola regla. La orden, inspirada en las enseñanzas del siglo IV de San Agustín, enfatiza la vida en comunidad, donde los frailes conviven en armonía, unidos por la oración compartida, el estudio y la fraternidad. 

Como obispo de Hipona, San Agustín mismo vivía en comunidad con su clero, un modelo que persiste en los valores de caridad, amistad y apoyo mutuo de la orden. León, quien fue prior general de los agustinos entre 2001 y 2013, ha valorado consistentemente este espíritu, regresando a menudo a la sede de la orden en Roma para oraciones y comidas, incluso después de ser nombrado cardenal.

Los posibles compañeros de residencia —potencialmente un fraile italiano, uno filipino y otro nigeriano que actualmente gestionan el vestuario papal— recrearían este sentido de familia dentro del palacio. El padre Ian Wilson, un agustino escocés que conoce a León XIV desde sus días de estudiantes en Roma, señaló que este arreglo permitiría al papa mantener los lazos comunitarios que tanto valora. De manera similar, el padre Alejandro Moral Antón, actual líder de la orden, destacó la importancia de las comunidades de frailes como espacios para el diálogo abierto y la confianza.

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A diferencia de Francisco, León XIV también optó por pasar algunos días en el palacio de Castel Gandolfo, la villa pontifical de verano situada a 25 km al sureste de Roma para disfrutar de un "tiempo de descanso".

La imponente propiedad, con una hermosa vista sobre el lago de Albano, incluye los jardines Barberini y una granja modelo de unas 30 hectáreas creada bajo el pontificado de Pío XII (1939-1958). 

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En sus 12 años de papado Francisco acudió varias veces a Castel Gandolfo, pero sin efectuar estadías, ya que prefirió permanecer en el Vaticano. Por pedido suyo, los apartamentos privados del papa fueron transformados en museo en 2016.

El alemán Benedicto XVI (2005-2013) era aficionado a descansar en la villa y tocar el piano, y permaneció allí además un tiempo tras renunciar al cargo. Allí también ofreció su último saludo como jefe de la Iglesia católica desde el balcón que da a la plaza del pueblo. Antes de él, el papa polaco Juan Pablo II (1978-2005) veraneó en Castel Gandolfo e hizo construir incluso una pequeña piscina en los jardines.

Aunque León se reconcilió con algunas prácticas papales tradicionales, como usar vestimentas formales y disfrutar de la residencia de verano en Castel Gandolfo —ambas evitadas por Francisco—, la innovación en los arreglos de su vivienda oficial demuestra una disposición a combinar la herencia con sus convicciones personales.

LT