Murió Claudia Cardinale, actriz emblemática del cine italiano y musa de grandes clásicos
La noticia fue confirmada por su agente, Laurent Savry, quien destacó: “Nos deja el legado de una persona libre y llena de inspiración tanto en su trayectoria de mujer como de artista”. Actuó en películas clásicas como "8½" y "El gatopardo", que consolidaron su talento y la convirtieron en una referencia de su época.
La actriz Claudia Cardinale, una de las figuras más emblemáticas del cine italiano del siglo XX, falleció este martes a los 87 años en Nemours, cerca de París, en la casa donde vivía tranquila y acompañada siempre de sus hijos. Así lo confirmó su representante, Laurent Savry, quien la despidió en un comunicado oficial difundido por la prensa francesa: “Nos deja el legado de una mujer libre e inspiradora, tanto en lo artístico como en lo personal”, sin precisar las causas del deceso.
A lo largo de los años, Cardinale se destacó por sus papeles en películas como El gatopardo, Érase una vez en el Oeste y La pantera rosa, consolidándose como una de las grandes figuras de la filmografía junto a Gina Lollobrigida y Sophia Loren. Su carrera la llevó a colaborar con directores que la renovaron, como Bolognini, Zurlini y Squitieri, y a brillar en Hollywood con Edwards, Brooks y Leone, en Francia con Broca y Verneuil, e incluso en Alemania con Werner Herzog en Fitzcarraldo.
De raíces sicilianas y nacida en Túnez en 1938, llegó al cine casi por casualidad por su participación en un certamen de belleza local la llevó al Festival de Venecia en 1957, y a partir de ese momento su carrera no dejó de crecer. Aunque su voz, marcada por la influencia francófona y el dialecto siciliano, tuvo que ser doblada en sus primeros trabajos, su presencia y carisma fueron suficientes para conquistar al público y consolidarla como una de las grandes figuras del séptimo arte europeo.
La legendaria intérprete brilló durante décadas en la pantalla, consolidándose como un ícono del séptimo arte gracias a su presencia magnética y su participación en clásicos como “Fitzcarraldo”, “Mi enemigo íntimo” y “Sandra”.
Claudia Cardinale, reconocida por su talento, elegancia y presencia única, se convirtió en una figura emblemática del cine europeo, dejando una huella imborrable en la historia del séptimo arte.
La figura emblemática del cine hablaba francés, italiano, inglés, español y árabe gracias a su crianza en Túnez, y aunque destacaba por su talento y presencia, nunca se mostró desnuda ni en topless. “Nunca sentí que el escándalo y la confesión de intimidades fueran necesarios para ser actriz. Nunca me he revelado, ni siquiera mi cuerpo, en las películas. El misterio es muy importante", aseguró en una ocasión; y con humor agregó: "Si sos extranjero debes ser sexy. Es un viejo cliché británico".
Ante las exigencias de la época y para preservar su figura, firmó contratos que le prohibían cortarse el pelo, casarse o subir de peso: “Luchino Visconti me quería morena, para Federico Fellini tenía que ser rubia; por aquel entonces tenía el pelo largo y me lo teñía constantemente. Los dos directores eran completamente diferentes, casi se odiaban... Fellini no podía filmar sin ruido en el set, con Visconti era lo contrario, como hacer teatro. No podíamos decir una palabra", relató.
Durante su carrera recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Pasinetti a la Mejor Actriz en 1984 por Claretta de Pasquale Squitieri en Venecia, el León de Oro en 1993 y el Oso de Oro en 2002 en Berlín. Además, fue miembro del jurado del Festival de Cine de Cannes en 1993 y se desempeñó como Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO para la Defensa de los Derechos de la Mujer desde 1999.
Quién era Claudia Cardinale, la “bomba sexy” que conquistó al cine sin mostrarse desnuda
La referente cultural nació el 15 de abril de 1938 en La Goulette, un pequeño puerto costero de Túnez bajo protectorado francés, en el seno de una familia trabajadora de origen siciliano. A partir de 1957, cuando ganó un concurso que la distinguió como “la chica italiana más bella de Túnez”, viajó al Festival de Cine de Venecia, donde le ofrecieron papeles en varias producciones cinematográficas; luego de pensarlo, decidió rechazarlos y regresó a su ciudad natal.
Aunque seis meses después, el productor Franco Cristaldi la convenció de iniciar su carrera cinematográfica y se trasladó a Roma con sus padres y tres hermanos, alquilando una casa en Castel Giubileo. Ya a comienzos de la década de 1960 se convirtió en una de las intérpretes más solicitadas por los directores italianos de cine, bajo la tutela de su descubridor y mentor, con quien se casó entre 1966 y 1975, y alcanzó su consagración con clásicos inolvidables como Otto e mezzo (1963) de Federico Fellini, Il Gattopardo (1963) de Luchino Visconti y C’era una volta il West (1968) de Sergio Leone.
También trabajó en producciones internacionales en Hollywood y Francia, como La Pantera Rosa (1963), junto a Burt Lancaster, Alain Delon, Henry Fonda y Charles Bronson, ganando reconocimiento mundial por su talento y presencia. Cardinale hablaba francés, italiano, inglés, español y árabe, y aunque fue una figura rutilante, nunca apareció desnuda en pantalla, respetando el misterio de su imagen.
Además de su carrera cinematográfica, participó como Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, recibiendo premios internacionales que reconocieron tanto su talento como su compromiso cultural y social.
Desde su descubrimiento en un concurso de belleza que la llevó al Festival de Cine de Venecia, Cardinale construyó una carrera sólida trabajando con grandes directores italianos, hollywoodenses y europeos.
La vida de Cardinale también estuvo marcada por momentos difíciles y dolorosos: a los 19 años fue víctima de una violación por parte de un productor, de la que nació su hijo Patrick, a quien presentó como su hermano durante varios años para protegerlo y protegerse a sí misma. Acto seguido a separarse de Cristaldi, enfrentó represalias dentro de la industria cinematográfica, quedando excluida de proyectos, hasta que ella finalmente le reveló la verdad al cumplir la mayoría de edad.
A lo largo de los últimos años, Cardinale continuó activa: en 2020 participó en la serie suiza Bulle y en la película de Netflix Rogue City, mientras que en 2022 intervino en la producción tunecina L’Île du pardon, presentada en el Festival de El Cairo. Durante 2023, el Museo de Arte Moderno de Nueva York organizó una retrospectiva de su obra, restauró varias películas y produjo el cortometraje Una Donna, La Cardinale, dirigido por Manuel Perrone, hasta su fallecimiento a los 87 años en Nemours, cerca de París, dejando un legado artístico y personal ampliamente reconocido.
mv
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